Un compromiso necesario, por Luis Manuel Esculpi
El argumento principal que han venido empleando permanentemente para justificar el desastre en materia económica pareciera ahora ocupar un lugar secundario, aunque por supuesto no lo abandonan, siempre emplean un elemento externo para evadir su propia responsabilidad.
Anunciaron » precios acordados» en veinticinco productos de la cesta básica, luego anunciaron «precios justos” de dos de ellos y después ajustaron nuevamente ocho de esos productos. Igualmente regularon ocho de higiene y limpieza. Lo cierto es que esos ajustes se ubicaron a tono con la bárbara hiperinflación que estamos sufriendo como consecuencia de la desastrosa política económica y la imposición de un modelo que ha demostrado su fracaso hasta la saciedad.
Al establecer esos precios reconocieron tácitamente que el manido argumento de la «guerra económica», no era otra cosa que un invento para justificar su incompetencia e ineptitud, los anuncios parciales, sus constantes contradicciones e incoherencias no pronostican resultados distintos a los ya conocidos.
Según el economista Asdrúbal Oliveros una semana después del discurso de Maduro, se alcanzó una cifra inédita de inflación del 50%. El principal problema que confrontamos no lo atacan las medidas recientes, entre tanto se mantiene la constante devaluación de la moneda y la escasez reaparece, los huevos y la carne no se consiguen, el pollo solo en algunas cavas que lo venden en la calle, para mencionar algunos productos de la cesta básica. No podríamos esperar otros resultados, de ser cierta la afirmación de Maduro, de que el mismo elaboró el plan.
En materia salarial aún estamos a la espera de la edición de la Gaceta oficial donde supuestamente se publicarán los detalles sobre este tema, manteniéndose en tensa expectativa tanto a trabajadores como a empresarios.
La falta de mantenimiento e inversión, colapsan los servicios públicos, lo que constituye una rutina para el interior de la República -en especial en el estado Zulia- ya se ha comenzado a manifestar en la capital, la pasada semana hubo apagones dos días consecutivos en Caracas ocasionando un caos en la ciudad, con la paralización del metro y la escasez de unidades de transporte público. Como para todo tienen un pretexto ya el ministro no le atribuye los apagones a las iguanas, al supuesto sabotaje le ha inventado otra denominación, dado la incredulidad de sus explicaciones; ahora las llama «fallas inducidas», como si el cambio de denominación le diera credibilidad a sus versiones.
El éxodo masivo de venezolanos de los sectores populares hacia los países del sur, constituyen una evidencia palpable del fracaso de uno de los propósitos más proclamados del denominado «socialismo del siglo XXI», como lo fue el de la lucha contra la pobreza
El desaliento, la incertidumbre y el desasosiego caracteriza la actual situación, no tan solo por la convicción existente en la mayoría, de la incapacidad del gobierno para hacerle frente a la gravedad de la crisis; a ello hay que añadirle el lamentable estado de la fuerza opositora; para hacer aún más crítico el panorama.
Trabajar en la constitución de una alternativa unitaria de lucha para alcanzar el cambio político, es hoy por hoy una tarea inaplazable, superando los obstáculos y escollos que ahora no la han hecho posible, ante el estruendoso fracaso gubernamental y los espantosos padecimientos que sufre la mayoría constituye compromiso necesario con la historia, el de conformar una plataforma que pueda asumir la conducción del proceso, no existe justificación alguna para no acometer decididamente esa transcendente labor.
En esa dirección no hay esfuerzo perdido, a pesar de las dificultades hay que insistir. La perseverancia es una de las claves para poder alcanzar la victoria que nos permita salir del atolladero y abrir nuevos cauces a un nuevo proyecto de país, que rescate la confianza y permita despejar el futuro.