Un gesto audaz, por Bernardino Herrera León
Los venezolanos necesitamos, qué duda cabe, un liderazgo político audaz. Tan audaz como la Política misma. Es verdad que muchos, o mejor, la gran mayoría piensa que la política es poco menos que basura. Pero, realmente no es así. A la política le debemos la civilización, que ahora disfrutan algo menos de la mitad de la población mundial. Mientras, el resto que sufre el totalitarismo, la ansía y la sueña.
Los que se otorgan el título de políticos y que se dedican a medrar de los bienes públicos, no son, realmente, políticos. Porque si eso fuera la Política, entonces jamás tendríamos civilización. Viviríamos en la barbarie y en la extrema pobreza, como ahora vivimos los venezolanos, sin Política. Delinquir, corromperse no es audacia, es pura y simple transgresión. Animal Planet.
Un gesto audaz en política es innovar y lograr con ello un avance en medio del estancamiento. Un gran gesto audaz conocido lo fue el de Costa Rica, en 1948. Cuando su clase política decidió eliminar la Fuerza Armada, para destinar esos recursos a la inversión productiva, a la salud y a la educación.
El país ya estaba harto de guerras civiles entre caudillos, que sumergían a toda la nación en pobreza y anarquía crónicas.
Los venezolanos tenemos una orgullosa lista de gestos audaces. A falta de espacio podemos mencionar sólo uno, que fue crucial: el Pacto de Punto Fijo. Por eso fue tan desprestigiado por la estupidez barbárica de la izquierda venezolana. Me refiero al chavismo. Disculpen la redundancia. Ese acuerdo civilizado y civilizador estableció la posibilidad del cambio del poder político de manera pacífica.
Luego del derrocamiento de la penúltima dictadura, la de Marcos Pérez Jiménez, el traspaso de la banda presidencial de Raúl Leoni a Rafael Caldera representó la primera vez en la historia de Venezuela republicana en que el poder político pasó de un grupo a otro sin que mediara una guerra civil ni un golpe de estado alguno.
Algunos caudillos militares intentaron acabar con el pacto. El Porteñazo, el Carupanazo, febrero y noviembre de 1992, causalmente, todos inspirados en ideología socialista.
El regreso del caudillismo autoritario con milico chavismo y ropaje izquierdista, por la vía electoral y con el alto precio del colapso social y vidas humanas, nos alecciona en el sentido de comprobar que a aquel pacto le hacía falta el “se reserva el derecho de admisión”. De tenerlo, se habría impedido que militares felones, golpistas, corruptos y delincuentes en general accedieran al poder por la vía electoral. Una asignatura pendiente, cuando logremos superar esta pesadilla.
Un gesto audaz es el que propone mi admirado colega ucevista el profesor Absalón Méndez. En Carta Abierta, pide a la comunidad universitaria organizar y participar urgentemente unas elecciones en formato telemático. Algo que bastante posible de llevar a cabo, sin mucho esfuerzo e inversión. Tan fácil como hacer una transferencia bancaria. Unas elecciones simbólicas o “combólicas”, según se mire, de autoridades rectorales, decanales y de cogobiernos, apegados a la Ley de Universidades vigente, en coherencia con el artículo 109 de la Constitución.
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La audacia del gesto consiste en oponernos al insensato mandato del TSJ-chavista, que ordena elecciones en formato de humillación y destrucción de la institución universitaria. Aceptar esas “elecciones tesejotas” con argumentos como “son de obligatorio cumplimiento” o “puede ganarlas la oposición”, es parte de ese fraude.
¿Qué igual no lograremos nada? Dicen ¿Qué igual nos van a intervenir? Insisten. Pues, sépase: ¡ya estamos intervenidos! Y con la intervención perfecta: la señora García, sin democracia ni elecciones, los sueldos extremo miserables, presupuestos absurdos, primas para los sumisos obedientes, hambruna para la resistencia, cajas negras, y largo etcétera.
Si participamos en las ilegales elecciones tesejotas lo perderemos todo. Primero, perderemos la dignidad, sin la cual, no vale la pena la condición de universitarios. Segundo, perderemos de todas formas, porque es imposible superar el pervertido modelo de cinco cuadernos electorales, ni matemática ni milagrosamente. Y tercero, porque gane quien gane, estaremos sumergidos en la brutal opresión del régimen chavista, que podrá intervenir las universidades cuando le venga en gana, con cualquier otro de sus disparates ideológicos.
La propuesta de Absalón Méndez es audaz, porque es la más digna. La más política. Nos rencontraría con la dignidad, la majestad y la esperanza. Justo lo que jamás podrán quitarnos las mil un sentencias de falsos tribunales chavistas.
Ruego por una audacia. Por un poco de institucionalidad universitaria. Un último acto de resistencia digna, antes que nos sepulten del todo. Que no tengamos que esperar la caída de la dictadura para recoger los pedazos. Que intentemos reconstruir las universidades en paralelo, mientras los venezolanos, en otro gesto audaz, nos fajemos en derrocarla.
Hablo de la poca institucionalidad que aún reside en la Apucv y en el Cpjucv. Pedir a sus dirigentes que en vez de atrincherarse en la inútil defensa de las críticas. En vez de llamar mentiroso a quien esto escribe. En vez de insistir en el no dije lo que dijimos. En vez de incurrir en el error de decir en privado lo que negarán después en público. En vez de refugiarse en el lamento, en la nostalgia, en rogar dádivas a la señora García, en las excusas, en la retórica, en la opacidad. En vez de todo eso, deberían de escuchar las voces diversas de sus representados, incluyendo la de los que ya no están.
La propuesta de Absalón Méndez puede ser un gran gesto audaz. Necesita, qué le vamos a hacer, una clase política, una dirigencia audaz, regocijada en el exquisito placer de los principios y de los valores, de los logros, de la autonomía, de la ciencia y las humanidades que nos dan razón de ser, sentido y valía como universidad.
Puede que ese un gesto audaz se extienda a todas las universidades. Quien quita que hasta por todo el país. Y los venezolanos decidamos convocarnos y participarnos en unas elecciones libres.
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