Un gringo en Pdvsa, por Beltrán Vallejo
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Se están viendo unas cosas en Venezuela que apuntan a la premisa de que los escenarios que se configuran no son buenos para dogmáticos, ni para fanáticos ni para miopes políticamente.
Se dirá que el tema de actualidad es la reactivación masiva de la protesta popular; ¡gracias a Dios o a la miserableza de Maduro! También dirán que el mundo político está revuelto con el fin del gobierno interino y el disparo cruzado de descalificaciones entre dirigentes opositores, y por lo tanto por ahí hay que meterse.
Pues me perdonan, pero creo que hay una instancia más medular, más radical que merece la más completa consideración de analistas de cualquier pelaje: se trata de que hay un gringo bien imperial en la alta gerencia de Pdvsa.
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Ver para creer. Un gringo en Pdvsa, y por cierto bien imperialista el señor. Resulta que Petropiar SA designó el pasado diciembre al estadounidense Martin Philipsen en el rol de gerente general de dicha organización. Y resulta que este señor es a su vez el gerente general de la trasnacional petrolera Chevron con asiento en Venezuela.
Por supuesto que la figura de empresa mixta tiene base constitucional en los procesos de articulación empresarial de Pdvsa, pero aquí se traspasó una línea con esta designación, porque simplemente siempre fueron venezolanos los encargados de la petrolera nacional.
¿Qué dice la dirigencia política opositora sobre eso? Esto no es una pendejada o un minúsculo nombre más en el organigrama de Pdvsa. ¿Qué dice el madurismo sobre eso? ¿Qué dicen los chavistas nostálgicos del legado del “comandante”?
Pero no solamente eso ha pasado recientemente: también la misma Chevron reactivará el mejorador de petróleo extrapesado perteneciente a Petropiar en la faja Petrolífera del Orinoco. Y como contexto o antecedente, la firma de contratos entre Pdvsa y Chevron para empresas mixtas en Petroboscán y en Petroindependiente y en la misma Petropiar. De manera que desde el año 2007, cuando el «comandante supremo» renacionalizó Pdvsa, no se veía una participación extranjera tan audaz y tan directa.
Esto es geopolítica pura y simple, algo que para la mayoría de los mortales no es entendible. Dentro del contexto de la nueva Guerra Fría, dentro del contexto de la guerra en Ucrania con el imperio ruso estancado en su iniciativa belicosamente expansionista en ese país, EEUU extendió licencia para que la trasnacional petrolera operara en Venezuela. En ese ámbito, gravita un escenario vinculante y complejo: las conversaciones de negociación entre dictadura madurista y oposición en México, cuyos avances todavía se pintan relativos y tímidos, mientras los gringos negocian por su lado.
En la lucha política contra el régimen de Maduro se deben considerar estos movimientos de ajedrez donde occidente mueve sus piezas para recuperar a Venezuela. Y allí vemos a un Maduro con la crueldad de siempre, pero ahora con un pragmatismo inusitado y oportuno.
Por cierto, que un sector del chavismo nostálgico y disidente de Maduro considera esto como un entreguismo de la soberanía por parte del dictador. Consideran que Maduro está traicionando el legado de Chávez y que abrió de facto un proceso de privatización y transnacionalización de la industria petrolera venezolana, y que todo eso se está haciendo para aferrarse al poder y por más enriquecimiento, y por supuesto necesitando dólares e inversión de alto capital que lo ayude a reactivar los pozos petroleros y a dinamizar la producción, algo que la dictadura venezolana y por lo que se ve sus socios no pueden hacer por sí mismo, pues ameritan el capital fuerte de los gringos y de occidente.
“Cosas veredes Sancho”.
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