Un lobby político-religioso de penetración y conquista, por Dardo Justino Rodríguez
Twitter: @Latinoamerica21
Desde hace varias décadas, la penetración de los cultos evangélicos en América Latina ha ido creciendo. Lentamente, en sus inicios, pero tomando velocidad con los años. Los motivos son varios, entre ellos el descrédito de la Iglesia católica, culto históricamente predominante en la región. Otro es la intencionalidad del establishment político-religioso estadounidense, que ha visualizado en su particular forma de “evangelización”, una forma más de dominación.
Las políticas “evangelizadoras” desde el entorno de Trump
Por mucho tiempo, estas avanzadas tuvieron un éxito limitado, aunque creciente, aprovechando los huecos que dejaba la actitud retrógrada e intransigente de buena parte de la jerarquía católica. Sin embargo, desde hace unos pocos años una alianza impensada entre sectores del sionismo israelí con líderes evangélicos ha dado a luz una iniciativa que, al asumir Trump la presidencia de EEUU en 2016, tuvo un decidido y explícito, aunque discreto, apoyo desde la Casa Blanca.
Según el proyecto periodístico Transnacionales de la fe —liderado por Columbia Journalism Investigations (CJI) en conjunto con una red de 16 reconocidos medios latinoamericanos—, desde los inicios de la administración de Donald Trump, su vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado Mike Pompeo —ambos cristianos evangélicos— fueron los promotores, ideólogos y desarrolladores principales de un plan hacia América Latina.
Este proyecto fue diseñando desde la novel Oficina de la Fe y la Oportunidad de la Casa Blanca, creada por Trump en los primeros días de su mandato.
Su principal aliado, también ideólogo y ejecutor de la estrategia, es el pastor evangélico Ralph Drollinger, director de Capitol Ministries, una organización religiosa de estudios bíblicos, patrocinada desde la Casa Blanca trumpista.
De acuerdo con la citada investigación, su labor es la de “evangelizar” a líderes políticos de relevancia, especialmente en los países del llamado tercer mundo —centrando su eje en América Latina— con el objetivo de que legislen según sus principios bíblicos. Esta estrategia coincide con la geopolítica respecto a América Latina de los sectores más radicalizados del sionismo israelí.
*Lea también: Trump en las redes, por Fernando Mires
Efectuando un rastreo de información pública vemos que, hacia 2009, Drollinger era un paria dentro de la comunidad evangélica, expulsado de su congregación por graves irregularidades. Pero, como mentor espiritual de Pence y Pompeo, con quienes trabó relación hace unos diez años, lidera esos supuestos estudios bíblicos desde la Casa Blanca a partir del momento en que el vicepresidente lo invitó a instalarse allí, en 2016, de acuerdo a la información publicada por Transnacionales de la Fe.
La ofensiva al sur del río Grande
Siguiendo el hilo de la investigación citada, vemos que desde esos días la ofensiva de Capitol Ministries fue incrementándose con muy buenos resultados en Nicaragua, donde la pareja presidencial invitó a Drollinger a instalar su centro de estudios. Mientras que en Honduras lograron convencer al presidente Juan Orlando Hernández a cambiar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén.
En Brasil, a través de iglesias evangélicas locales, Capitol Ministries ha logrado una importante inserción en los sectores afines al presidente Bolsonaro, cuya candidatura y su administración han sido apoyadas sin fisuras hasta la fecha.
En Guatemala, una delegación de la Oficina de la fe, integrada por nada menos que 23 pastores expertos en operar políticamente, logró cambiar la posición del ahora expresidente Jimmy Morales —que era contraria al traslado de la embajada chapina a Jerusalén— a cambio de permitirle desarticular la ya incómoda Comisión contra la impunidad y la corrupción de Guatemala (CICIG), auspiciada por la ONU.
La defenestración de esa comisión contó con el silencio aprobatorio y cómplice de la Casa Blanca que, hasta entonces, había promovido, apoyado y financiado parcialmente a la misma. Ese desmantelamiento dejó a Morales con tranquilidad de espíritu, pues estaba siendo investigado y a punto de ser imputado por actos de corruptelas varias y abusos por doquier.
Quiénes son, qué pretenden
De acuerdo con dicha investigación, en la estrategia evangélico-israelí, diseñada desde la Oficina de la fe —además de Drollinger— tiene un rol destacado el pastor cubano-estadounidense Mario Bramnick, fundador de la organización de filiación cristiano-sionista Latino Coalition for Israel (LCI), con sede en Miami. Esta ONG tiene como objetivo central la captación de líderes políticos y religiosos latinoamericanos en apoyo al reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado de Israel.
Capitol Ministries y la Oficina de la fe mantienen discretamente en reserva las identidades de sus principales directivos.
Solo se conocen los nombres de unos pocos, entre ellos Ralph Drollinger, Mario Bramnick y Michele Bachmann, ex congresista estadounidense y fundadora del grupo del Tea Party en la Cámara de Representantes. Bachmann es miembro de la junta directiva de Capitol Ministries y dirige personalmente un ministerio en la sede de la ONU en Nueva York, desde donde promueve una visión de Israel según el Antiguo Testamento.
A ellos se suma el peruano Oscar Zamora, quien oficia desde 2017 como director para América Latina de Capitol Ministries. Desde entonces, esta organización ha abierto ministerios en varios países de la región: México, Honduras, Ecuador, Brasil, Perú, Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Nicaragua y Panamá.
Fundamentalistas bíblicos
De acuerdo con el antropólogo James Bielo, profesor en la Universidad de Miami, los textos de Capitol Ministries responden a los postulados del protestantismo fundamentalista que arguye que la Biblia debe interpretarse literalmente y que desde allí se deben derivar los principios para gobernar, respetando esa lectura literal.
Mientras Capitol Ministries expandía en estos cuatro años sus ministerios al sur del río Grande, los operadores de la Oficina de la fe de la Casa Blanca trabajaron activamente para alinear a referentes políticos de la región con las agendas de Trump y del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para el Medio Oriente.
Según información revelada por Transnacionales de la fe, “el primer ministro Netanyahu, también investigado por corrupción, es sin duda el más agradecido con el trabajo de los evangélicos, con quienes se reúne frecuentemente para coordinar a cuáles ‘países evangélicos’ influenciar para que apoyen la expansión del Estado de Israel en Jerusalén, según cuentan los mismos asesores de la Oficina de la fe de la Casa Blanca”.
Dardo Justino Rodríguez es analista, comunicador, asesor y consultor independiente de organismos y organizaciones internacionales.
www.latinoamerica21.com, un medio plural comprometido con la divulgación de información crítica y veraz sobre América Latina.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo