Un Nobel para la Paz que se celebra en silencio

La líder de la oposición venezolana María Corina Machado fue honrada con el premio Nobel de la Paz 2025 por su compromiso con la democracia venezolana. En Caracas los venezolanos buscaban darle un sentido más pragmático al galardón. La celebración fue silenciosa, porque el miedo a los cuerpos de represión de la administración de Nicolás Maduro, pesa
La Hora de Venezuela
Venezuela ha celebrado en muchas ocasiones el epíteto de ser el país de las mujeres más bellas. Ha perdido la cuenta de las coronas y triunfos en certámenes de belleza mundiales. También ha celebrado el ingreso de jugadores locales en espacios como el Hall de la Fama de la Major League Baseball (MLB), la imposición de nuevos récords deportivos y medallas olímpicas que han paralizado la calle.
Pero este viernes, un premio sorprendió a los venezolanos de golpe. Un galardón que lucía lejano: un Premio Nobel de la Paz para la líder política María Corina Machado.
El Comité Noruego justificó su decisión en tres principios: la capacidad de Machado para liderar a la oposición venezolana en el campo electoral, su rechazo a la militarización y su firme compromiso con una salida justa y pacífica que restablezca la democracia en Venezuela.
«Ojalá este premio nos de libertad», dijo desde el centro de Caracas un adulto mayor consultado por La Hora de Venezuela sobre el galardón otorgado a Machado.
De hecho, es la ausencia de libertad y el miedo permanente lo que hizo que muchos consultados reconocieran, que celebraban el Nobel de la Paz, en silencio.
«Desde que vi lo del premio Nobel a María Corina, lo primero que pasa por mi mente es la necesidad de gritarlo por la ventana, pero pienso en las señoras del CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción adscritos al Partido Socialista Unido de Venezuela), que me pueden acusar y me genera un miedo inmenso, que chimbo (malo) que este premio lo tengamos que celebrar calladitos», explicó otra entrevistada, cuya identidad se mantiene protegida a su solicitud.
«Es venezolana, es mujer, es profesional y con liderazgo. María Corina nos da una alegría inmensa hoy con ese premio. Lo único malo es no poder celebrarlo como se debe, con cohetes, con fanfarrias, con una caravana como esas que se hacían en la campaña presidencial. Hoy no lo podemos poner en el estado de WhatsApp sin pensar que pueden venir por ti», comentó un joven desde una zona del centro de Caracas.
Mientras la calma y la cotidianidad colmaban el centro caraqueño, en una calle de La Castellana, al este de la ciudad, se asoma sonriente el llamado “señor del papagayo», un opositor que expresa sus ideas en una estructura de cometa a gran escala, con su cartel que anuncia el Premio Nobel de la Paz para María Corina Machado. Los conductores se detienen unos segundos y le toman fotos. Él posa orgulloso.
“Ay sí, supe que ella ganó ese premio. Me enteré por la radio y bueno, hay quienes están de acuerdo y otros no. A mí me parece bien porque ella sí ha trabajado, ha hecho cosas por el país, y se lo merece”, dice una señora luego de bajarse de una buseta en la avenida Francisco de Miranda.
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Entre la tímida esperanza y el desconocimiento
Mientras la noticia del Premio Nobel a Machado circulaba con fuerza en el ámbito digital, muchos ciudadanos ajenos al acontecer diario expresaron su desconocimiento; un reflejo del control y la censura en los medios de comunicación tradicionales de Venezuela.
Otros, aunque enterados, se mostraron cautelosos sobre el impacto real que el galardón pueda tener en la compleja realidad nacional.
“El kilo de carne ya está en 14 dólares, hace dos semanas costaba la mitad. El kilo de leche en polvo que ni siquiera es un kilo porque lo que trae son 900 gramos cuesta 13 dólares. El dólar sube todos los días y los precios de la comida también. Así no se puede. Por supuesto que me alegro por María Corina, no te lo puedo decir muy duro porque tú sabes cómo es, a uno se lo pueden llevar preso por decir eso, esa caraja está en el corazón de la gente. La felicito por el premio, pero cómo se come eso”, dice una comerciante informal del bulevar de Sabana Grande, a quien le preocupa que las autoridades solo le otorgaron un permiso temporal para vender en la calle hasta el 31 de diciembre de este año. Después de esa fecha no sabe de qué trabajará.

Mientras en Caracas los ciudadanos recibían la noticia del premio a María Corina Machado con timidez, en la sede del Premio Nobel se desplegaron afiches con su imagen (Foto Cortesía Venezolanos en Oslo)
Cuando se consulta en la calle sobre si María Corina Machado merece o no un premio Nobel de la Paz, la estatura del galardón es disminuido por la filiación política de los consultados: para los opositores y simpatizantes de Machado es algo “que reconoce su valía como dirigente en riesgo”, mientras que para los simpatizantes del oficialismo, el premio es “una aberración”, pues califican a Machado de “terrorista y golpista”.
Pero, algunos venezolanos no quieren dejarse robar la alegría. “Claro que lo supe, fue tendencia en las redes sociales. Es un orgullo y pone la mirada del mundo otra vez sobre Venezuela. Creo que es una herramienta para la presión internacional. El gobierno no lo puede tapar. Lo que pasa es que mucha gente sigue sin creer en la política, están agotados. Para ellos, es una noticia que no les va a llenar la nevera. Tenemos que usar este premio para reorganizarse y seguir en la calle de forma pacífica”, reflexiona una joven madre de 25 años, que no pierde la esperanza de un cambio político en Venezuela.
Otras voces, son más contundentes. “No importa lo que diga Maduro o Diosdado. Ese premio para los opositores es un fresquito y para ellos una bofetada. Ese Premio Nobel de la Paz honra a los presos políticos de 2024, honra a los familiares que seguimos dando la cara. Honra a Machado y a los venezolanos que no nos acostumbramos a vivir en dictadura. Tenemos un premio Nobel por la terquedad del pueblo venezolano de querer recobrar nuestra democracia”, refirió la hermana de un detenido desde julio de 2024, en el marco de las protestas post electorales, que admite que hoy sonríe por dentro y celebra en silencio el reconocimiento internacional.
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.