Un país de incertidumbre, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Hace un mes, el país conoció una de las más grandes tramas de corrupción de nuestra historia como república. Se hizo público un enorme desfalco a la ya bastante arruinada industria petrolera nacional. Descubrimos que quienes ejercían funciones de gobierno estaban haciéndose ricos producto de los atajos para sortear las sanciones de las que hoy es víctima la estatal petrolera y otras empresas nacionales.
Desde entonces hemos visto una novela de capítulos de alto suspenso, que incluyen, además del desfalco a la nación, vínculos con grandes construcciones, corrupción de funcionarios del Poder Judicial y hasta nexos con prostitución.
Se trata de ministros, diputados, exgobernadores, jueces; metidos hasta el cuello en estas andanzas amasando enormes fortunas. Todo esto, mientras los hijos de Venezuela siguen comiendo de la basura, producto de la atroz crisis económica que nos agobia.
Nos hemos enteramos a cuentagotas de lo que era un secreto a voces en la casta gubernamental: funcionarios haciendo uso abusivo del poder para llenar sus cuentas en el extranjero.
Sobre ello, impera la incertidumbre y la opacidad. Hasta ahora no ha habido funcionario que nos diga a los venezolanos cuáles son las magnitudes reales del desangre a la república. Hemos visto puestas en escena de salas de tribunales improvisadas donde desfilan los señalados, con bragas naranjas al mejor estilo de las películas americanas, pero no hay información pública ni de lo que se robaron, y resalta que el destino que tendrán estos fondos sea para la policía nacional.
El eterno juego del lobo
Los pesos pesados del chavismo han aparecido con mensajes a García que descifran un poco el panorama, y da pie a más especulaciones (el hobbie de quienes hacen vida en las redes sociales). Hemos leído y escuchado cada barbaridad: desde que El Aissami está negociando con grupos terroristas, hasta que todo es una purga del chavismo al mejor estilo de la Unión Soviética.
La respuesta de Nicolás Maduro ha sido hablar, en su recién estrenado cuarto programa de televisión, de frenar una estrategia de un grupo rojo por hacerse del poder político.
Nada dijo del destino de la cabeza o las cabezas que conspiran en su contra.
No es noticia que nos digan que a los edificios de Las Mercedes les dieran vitamina para que se estiraran. Queremos saber quiénes aprobaron las variables urbanas y cuál es el protocolo para repatriar los dineros de quienes hicieron negocios con esto.
Estamos asqueados, el país ya no puede con más corruptelas. Queremos justicia, pero justicia de verdad. Que el «caiga quien caiga» no exonere a los amigos y castigue a inocentes. La corrupción no puede ser un simple show televisado que entretenga a tuiteros radicales.
Una de las formas de crear confianza sobre la actuación gubernamental es incorporar al ciudadano a los avances sobre el tratamiento de las denuncias y oportuna información sobre la corrupción, poniendo en marcha los procesos y mecanismos legales y garantistas de los derechos humanos, que permitan hacer la constitucional contraloría ciudadana sobre la gestión gubernamental
La justicia debe llegar a todos los responsables. Y, más importante aún, con el dinero robado indemnizar a los millones de venezolanos hoy condenados al hambre y a la miseria.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo