Un pasito pa’lante, por Teodoro Petkoff

El Comunicado emitido por el Grupo de Trabajo Tripartito (GTT), como se denomina la misión integrada por OEA, PNUD y Centro Carter, marca un discreto paso de avance en el difícil camino de procurar salidas a la crisis política que tiene agarrotado al país. Decimos «discreto» porque en verdad no registró la misión sino declaraciones de intención de parte de «los actores nacionales» y ella misma apenas si recogió «coincidencias» entre gobierno y oposición respecto de ciertos temas relevantes -sobre los cuales, lógicamente, tocaría a «los actores nacionales», en el desarrollo de un diálogo todavía inexistente, alcanzar los acuerdos pertinentes.
Pero, lo cierto del caso es que, contrariamente a lo dicho por algunos, muy pocos, pájaros de mal agüero, ha comenzado una dinámica con presencia internacional que podría terminar sentando alrededor de una mesa de discusión a los actores de la crisis. Desde luego que ninguna presencia internacional va a llevar las cosas más allá de donde la voluntad de los actores nacionales quiera hacerlo, pero si el empeño de los «facilitadores» culmina con éxito -en el sentido de hacer posible el diálogo-, dependerá ya de nosotros los venezolanos, de la opinión pública, el que «los actores nacionales» no hagan naufragar en la intransigencia y el desencuentro la posibilidad de una salida democrática y pacífica a la crisis.
En este sentido, el próximo paso será el de suscribir, gobierno y oposición, al retorno del GTT, una «Declaración de Principios por la Paz y la Democracia en Venezuela», que debe materializar en primera instancia esa «clara disposición al diálogo» que dice haber registrado el GTT en «todos los sectores». Las aves agoreras dirán que esto es retórica, que sería «una carta al Niño Jesús», como señalara alguna lumbrera por allí, pero no por casualidad la Biblia dice que en el principio fue el Verbo. En política las palabras son hechos. Todos los que se la pasan proyectando sus propias reticencias, atribuyendo al «otro» la incapacidad para dialogar, deberán demostrar, ante ese documento, si van o no para el baile.
Hay dos puntos en los cuales el GTT avanzó criterios -a partir, sin duda, del feeling que obtuvo-, sobre temas de fondo, que eventualmente deberán formar parte de la agenda del debate entre «los actores nacionales». Uno de ellos es el que atañe a la relegitimación de «algunos poderes del Estado, como el Moral, el Judicial y el Electoral». Esto recoge, sin duda, la evidencia de que esos poderes, en su actual conformación, están lejos de contribuir a la solución porque son parte inextricable del problema. Este nudo hay que desatarlo.
Igualmente, el GTT encontró, como necesidades altamente sensibles, respecto de las cuales ambas partes habrían expresado coincidencias, «la determinación de los hechos de abril último y el respectivo deslinde de responsabilidades, con la posible participación internacional», así como «el desarme de la población civil, tanto de organizaciones como de individuos».
Bueno, un largo camino comienza con el primer paso.