Un piadoso labriego salva la imagen de San Juan Evangelista, por Rafael Sanabria M.

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A la memoria de Luis Rivas
Esta histórica imagen para la solemnidad de la semana santa era propiedad, a principios del siglo XX, de la familia Rengifo Mier y Terán, un hogar católico de rígidos principios y fuertes valores que residía cercano al templo, en la avenida Bolívar Nro. 23.
El fundador de este connotado hogar fue Narciso Ladislao Rengifo García, quien nació en El Consejo el 29 de octubre de 1890, hijo de Ladislao Rengifo Masabé (jefe civil de El Consejo 1890-1891) y Asunción García. Fue bautizado en la S. I. P Nuestra Señora del Buen Consejo por el presbítero Castor María Castillo, el 15 de agosto de 1891, siendo sus padrinos Eduardo Masabé y Julia García.
Se une en matrimonio con Cecilia Mier y Terán Ramírez el 17 de diciembre de 1913, según libro de matrimonios Nro. 6, folio 45 de la parroquia eclesiástica Nuestra Señora del Buen Consejo. Este connubio trae la imagen de San Juan Evangelista en el año 1914, como se mencionó al inicio, este hogar forjado bajo los valores del catolicismo, cumplía con los preceptos cristianos y dentro del hogar se veneraba la sagrada imagen.
Según informa el autor Marcos Eduardo Negruz, los evangélicos norteamericanos llegaron a Venezuela en 1896 y a La Victoria en 1901, entre ellos los señores David Eduardo Finstron y su señora esposa Carolina Falk, quienes se establecen en la calle El Arenal Nro. 13 (hoy calle Libertador), casa que servía para realizar el servicio de culto y habitación. Esta casa también sirvió en 1918 de abrigo y provisión para las víctimas de la epidemia de la gripe española. A mediados de 1920 comienzan su misión de evangelizar por los pueblos vecinos, llegan a El Consejo y levantan la primera iglesia evangélica donde consiguen adeptos, uno de ellos Narciso Ladislao Rengifo García y familia, por lo que un hogar católico se convierte en un hogar de la religión protestante (esta familia posteriormente se muda al litoral, vivieron por años en Macuto y, con el transcurrir de los años, se revertiría su afiliación religiosa).
En ese hogar se veneraba la imagen de San Juan Evangelista, pero al cambiar la familia de religión, ya no podían hacer veneración a una imagen religiosa dentro del seno familiar porque la doctrina de su creencia es tajante al respecto. Por eso fue que Ladislao Rengifo García saca la imagen al solar y la baña de gasolina para incendiarla. Un labriego humilde llamado Luis Rivas, que vivía en un caserío llamado Santa Rosa, pasaba por allí y cuando observó el hecho, de inmediato se lo quitó y cargó con la imagen hasta el mencionado caserío, donde vivía con su madre y hermanos.
Desde entonces San Juan Evangelista estaría bajo la responsabilidad de Luis Rivas, un labrador que trabajaba en los campos de la hacienda Santa Teresa, que era residente del espacio geográfico denominado Santa Rosa. Este personaje al que se hace referencia es natural de El Consejo (*1903), hijo de Catalina Rivas, casó el 28 de marzo de 1927 con Carmen Casaña (hija ilegitima de don Roberto Torres), fruto de su unión nacen: Dilia Adelaida, Dora y Vidal Rivas Casaña.
Esta imagen ocupa una escena de la semana mayor, sale a hacer su recorrido el viernes santo, en lo que tradicionalmente el pueblo ha llamado al encuentro con Jesús en el sepulcro, junto a María su madre y la Verónica.
Cuenta la tradición oral que Luis Rivas, muchas veces en semana santa tuvo que quedarse durmiendo en El Consejo porque se le hacía muy tarde para volver a Santa Rosa y él iba y venía caminando con su imagen, pero no dejó que decayera la tradición.
Cada semana santa el señor Luis Rivas se trasladaba de Santa Rosa hasta el pueblo con su San Juan. Cuando se comenzó a construir la autopista regional del centro, desaparece el caserío y se trasladan a El Vigía (hoy barrio Juan Moreno I). En la década del 50 fallece Luis Rivas. La imagen es resguardada en la casa de su hermana Isabel Rivas y su sobrina Rosa Mireya Rivas de López, quienes velaron por su cuidado durante muchos años, hasta que pasa a su hija Dora Rivas, quien la cuida hasta el momento de su muerte.
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Actualmente es resguardada por Gladys Palma Rivas descendiente de la familia Rivas.
San Juan lleva más de un siglo recorriendo las calles de El Consejo cada viernes santo, como recordando que aquel jornalero le salvo del fuego inclemente y que hoy bendice las calles para que duerman purificadas.
La imagen de San Juan Evangelista representa para la historicidad de El Consejo la devoción de un humilde hombre que en su pecho llevó la fe sembrada por sus mayores y al proteger la imagen de ser destruida, confiesa francamente, sin pagar tributo a la moda de incredulidad que muchos siguen contra los propios e íntimos dictados de su corazón. Sin duda alguna Luis Rivas es una lección de fe que nos enseñó a creer y a edificarnos con su ejemplo.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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