Un presidente de todos, por Simón García
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En 47 días vamos a escoger al Presidente de la República. Una votación que tiene, entre varias peculiaridades, las siguientes:
1) Vamos a votar y a elegir entre el mantenimiento del actual modelo rentista autoritario, de economía estatista e instituciones centralistas o el modelo productivo democrático, con economía de mercado e instituciones generadoras de oportunidades de prosperidad, solidaridad social y desarrollo humano.
2) Los venezolanos aspiran a vivir mejor. El deseo de combinar libertad y justicia social es el fundamento de una mayoría plural compuesta por ciudadanos que provienen de los dos proyectos nacionales enfrentados durante décadas de retrocesos y destrucción. Es hora de trabajar juntos para sacar al país del hoyo.
3) La transición de la pobreza a la prosperidad sólo puede iniciarse con un presidente que fundamente su legitimidad en la aplicación de la Constitución Nacional y que sustituya el ejercicio autoritario del poder por relaciones democráticas en el Estado y con la sociedad.
4) Es muy poco probable, no imposible, que esta transición pueda acometerla el responsable de 12 años de fracasos. La promesa del Presidente es profundizar el modelo estatista, hoy burocratizado y éticamente descompuesto.
5) El estallido del rechazo del país al gobierno pasó a ser la principal contradicción política. Su solución exige colocarse responsablemente del lado del país.
El nuevo norte estratégico no lo dicta el pasado sino el potencial para actuar como actores de la transición hacia la democracia y la reconstrucción económica-institucional de Venezuela sobre nuevas bases, nuevos fines y nuevos acuerdos de amplio espectro.
6) Las consideraciones anteriores no son una lista de buenos deseos. Las encuestas indican una mayoría, que puede crecer en las próximas semanas, para lograr un cambio de presidente y a partir de allí, realizar progresivamente un proceso pacífico y concertado entre fuerzas de cambio y fuerzas actualmente situadas en el campo dominante.
Un pacto nacional que vaya más allá de un convenio ritual de respeto a los resultados.
7) La fórmula expresada en la acción del candidato presidencial, la dirigente principal de la oposición y los partidos que desde dentro y fuera de la Plataforma Unitaria apoyan irrevocablemente la estrategia electoral aparece con una ventaja suficiente para obtener el triunfo.
Pero el candidato debe acentuar sus soluciones a problemas concretos, su propuesta de transición y sus mensajes hacia las audiencias que están más allá de la oposición e incluso tender su mano a quienes han sido excluidos por adoptar una decisión no compartida por la mayoría de la oposición. Respetar las diferencias es reconocer que todos pueden dar un aporte para vivir mejor.
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8) Los partidos son un eje indispensable de la democracia, pero no abarcan la multiplicidad de intereses del país, Hay que dialogar con los actores sociales involucrados en los programas para salir de las crisis.
Todos tenemos derecho a formar parte de una nueva época, de la reconfiguración de la cartografía política y del renacimiento de la nación.
9) El cambio nace de la acumulación cuantitativa de fuerzas, de la calidad de los enfoques, la diversidad de visiones y la eficacia para conquistar una victoria que pueda ser celebrada por muchos.
10) El candidato que ocupa el primer lugar en las encuestas no es un líder carismático. No cuenta con trayectoria como dirigente de un partido, pero es el que puede ganarle a Maduro.
Es también el que puede dar confianza y credibilidad al acuerdo de transición que le ofrezca al bloque gubernamental. El que tiene la prudencia, el ánimo pluralista y la fortaleza integradora para ser el presidente de todos.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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