Un querido turco en Caracas, por Marta de la Vega V.
En el diccionario de americanismos del español hay varias acepciones de la palabra «turco» . En su significado coloquial cariñoso es un apelativo para nombrar a las personas de origen árabe, que se utiliza en varios países de Hispanoamérica, como Colombia, Venezuela o Uruguay. Su origen histórico fue la denominación para los emigrantes de origen sirio, libanés, palestino o egipcio que llegaban a los países de América del Sur con pasaporte turco del Imperio Otomano. En esta oportunidad nos referimos al turco Abdala.
Se trata del embajador de la República de Uruguay en la O.E.A., Washington Abdala, que ha tomado como suya, cual caraqueño de adopción, para honra nuestra, lo que él llama «la revolución que Ustedes están ejerciendo», la causa de la verdad que nos va a llevar a recuperar la democracia venezolana. Leonardo Padrón nos invita a atender su voz: «Escuchen cada frase, cada argumento, cada énfasis. Una verdad del tamaño de un país entero”. ¿Qué dice nuestro turco Abdala?
En una grabación audiovisual en la red de X, del 15 de octubre de 2024, el embajador uruguayo hablaba de una «revolución», con profunda convicción y sentido ético. Pero esta difiere sin duda de las revoluciones trágicas del pasado, históricamente todas fracasadas, que vieron convertida la utopía en pesadilla cotidiana. Tampoco el embajador se refiere a las pretendidas revoluciones del presente que, todas sin excepción, han terminado en los países de nuestro continente americano triturando a las personas, arruinando la economía, destruyendo las instituciones, vaciando de sentido los principios y valores que pudieron haber inspirado sus ideales de redención y justicia social.
En lugar de construir, o de refundar y regenerar la sociedad a la que supuestamente servían, han desembocado en un nihilismo radical. Han convertido en farsa la educación, en fraude los servicios públicos, en mentira el bienestar social, devorándose los recursos del país, alimentándose con el hambre de los niños y de los más vulnerables, pisoteando la voluntad de las personas y su dignidad.
Han convertido el saqueo del patrimonio público y del tesoro nacional en su exclusivo objetivo, dominados por la avaricia y una voluntad de dominación por el poder mismo, que todo lo destruye y aniquila a su paso, salvo si les sirve para aferrarse a las estructuras usurpadas del poder que detentan, sin legitimidad ni apoyo.
El embajador uruguayo sostenía: «Es que cuando un pueblo se expresa en materia de soberanía, y se expide, a contrapelo del régimen autoritario de facto que tiene por delante y gana la partida, vale doble. Cuando Usted gana una elección normal, vale per se. Pero cuando usted la gana con todo en contra, con proscripciones, con autoritarismo, con todo lo que tenemos que ver, vale doble, o vale triple, pero vale. El dato objetivo es que esta revolución que Ustedes están ejerciendo la tenemos que seguir masificando. Porque todavía hay gente, lugares y países en el mundo que no lo entienden. No entiendo cómo es que no lo entienden…El embajador alude al sistema electoral automatizado, que está blindado contra hackers y contra falsificaciones. Por eso enfatiza en que es necesario seguir demostrando la autenticidad de esa verdad que revelaron los resultados de las actas …
Y continúa: La verdad es que lo que hay que hacer es seguir militando esta causa, no aflojarla, porque el tema de ser insistente en esto es crucial… Le va la vida a Venezuela, pero le va la vida al continente. Porque si alguien abandona Venezuela en una situación de este tipo, cuidado, porque luego la consecuencia ya la sabemos. Por eso es absolutamente central sostener esa verdad. Sostenerla firmemente esa verdad. Esto no es filosofía. No hay dos verdades, hay una única verdad, que fue esa que se expidió allí… (en las actas de los resultados). Y agrega: Hay que seguírselas mostrando al mundo entero…»
Porque, como afirmaba en la clausura de la primera sesión de «World in Progress» en Barcelona el 14 de octubre pasado Javier Cercas, «Tal vez contar la verdad sea hoy más difícil que nunca, pero es tan necesario como siempre». Y nos pone en alerta frente a las desinformaciones, las mentiras y bulos a los que se ve expuesto hoy el periodismo, en especial en España, donde el gobierno ha lanzado un «Plan de acción para la democracia».
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Cercas advierte que cuando el poder se lanza a legislar sobre la verdad y la mentira, conviene ponerse en guardia. «La verdad os hará libres», dice el Evangelio; lo cual significa que las mentiras nos hacen esclavos. Y el poder, cualquier poder —incluido el poder democrático—, no es que quiera necesariamente esclavos, pero sí quiere gente obediente, gente que dice Sí y no gente que dice No, gente crítica.» Estas palabras valientes debemos también tomarlas para nosotros, en estos tiempos difíciles, de irrespeto al otro, de maldad, de ignominia.
Marta de la Vega es investigadora en las áreas de filosofía política, estética, historia. Profesora Titular en la USB y en la UCAB
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