Un retrato Kellogg´s, por Xabier Coscojuela
Hubo una publicidad que tenía como eslogan «hazte un retrato Kodak», empresa dedicada al revelado de fotografías y que la tecnología volvió obsoleta. Venezuela vivió ayer un retrato Kellogg’s donde, una vez más, quedó demostrado que una ideología obsoleta desaparece empresas y hace inviable e invivible un país.
No es la primera empresa que cierra en Venezuela. Desde la llegada al poder del difunto Hugo Chávez se ha venido haciendo recurrente la desaparición de empresas, la caída de la producción y la pérdida de empleos formales. La razón fundamental ha sido el hostigamiento, por decirlo elegantemente, que se ha practicado desde el Gobierno.
Entre las más recientes que cerraron sus puertas están General Motors, Clorox y Kimberly Clark. Las dos últimas fueron tomadas por el Gobierno y su producción desapareció, algo que también ocurre con muchas de las empresas que ya eran del Estado, mal que la “revolución” extendió hasta Petróleos de Pdvsa, cuya producción de crudo viene cayendo a paso de vencedores desde hace varios meses.
En el caso de Kellogg’s se pierden algo más de 550 empleos directos y afectará también a los productores de maíz nacional, según algunas fuentes.
Los directivos de la empresa demostraron que no le tienen ninguna confianza al sistema judicial venezolano, el cual está integrado, en muchas de sus instancias, por jueces dispuestos a tomar cualquier medida para acatar las órdenes que salgan de Miraflores. Lo ocurrido a los directivos de Banesco es una muestra de lo que afirmamos.
País sin empresas productivas, sin Estado de derecho, sin empleos decentes, es un país condenado a lo que vive hoy Venezuela: hambre, atraso, miseria. Es un país sin futuro.
Venezuela sigue cuesta abajo en su rodada y sin frenos y Maduro lleva el volante. Definitivamente hay que cambiar de piloto.