Un siglo de Aquiles Pueblo, por Rafael A. Sanabria M.
El 17 de mayo de 2020 se cumplió el centenario del nacimiento del gran humorista venezolano Aquiles Nazoa González, expresión máxima del militante del buen humor en nuestro país.
De origen humilde, nació en El Guarataro, hijo de Rafael Nazoa y Micaela González. El mismo dijo “mi infancia fue pobre pero nunca triste”. Tuvo padres sin dinero pero con nobles valores y virtudes que fueron su norte.
Creció en la parroquia San Juan, en una Caracas romántica y de techos rojos, de tono de vida familiar, donde todos se conocían, donde sus casas y su gente, su cordialidad y gracejo, sus mañanas de cristal, sus inmensos silencios nocturnos, su verde valle y su Ávila selvático fueron el panorama de su feliz infancia.
Sobrevivió a dictadores y a demócratas y nunca cambió su personalidad ni sus ideales. Siempre de pie frente al concreto sin vacilar frente a la injusticia de los poderosos. Porque él no olvidó al pueblo, siempre fue pueblo, sin doblegarse por intereses.
Tras la muerte de su padre, a los 16 años de edad asumió la responsabilidad familiar. Valiéndose de hablar inglés aprendido con una dulcera trinitaria, consiguió empleo en el Ministerio de Fomento como el primer guía turístico. En esos años fue aprendiz de carpintería, telefonista, botones, mandadero y empleado de El Universal, para posteriormente ocupar la corresponsalía en Puerto Cabello, entonces se mudó allá con la madre y hermanos.
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Vivieron en la famosa calle Lanceros y adopta el seudónimo Lancero. Denunció a un concejal y lo traen preso a Caracas a la Cárcel Modelo de Catia donde pasó unos meses. Posteriormente integraría las redacciones de Últimas Noticias, El Morrocoy Azul, El Nacional, Élite y Fantoches del cual fue su director.
Le otorgan el Premio Nacional de Periodismo 1948 en la especialidad humorismo. Recibió el premio Municipal de Literatura del Distrito Federal en 1967.
Aquiles Nazoa fue un autodidacta que estudió más que un didáctico normal. Era hombre de avasallante conocimiento. Curioso de la ciencia, escribió Los Cien Usos de la Electricidad, donde narra la historia de los artefactos eléctricos comunes. Apasionado por la historia universal y por su Caracas. Escribió poesía lírica siendo la más sobresaliente La Balada de Hans y Jenny.
No permitía que le dictaran líneas políticas ni artísticas. En 1956 Pérez Jiménez lo saca del país esposado como un delincuente. Se fue a Bolivia donde fundó una editorial y publicó varios libros.
Hizo del conocimiento un asunto divertido, al alcance de todos. En los años 70 conducía el programa Las Cosas Más Sencillas que se transmitía por la Televisora Nacional canal 5.
Sus obras más destacadas: Aniversario de Colón (1943), El Burro Flautista (1958), Caballo de Manteca (1960), Caperucita Roja(1955), Caracas Física y Espiritual (1967), Las Cosas Más Sencillas(1972), Los Humoristas de Caracas, Antología(1972), Poemas (1961), El Ruiseñor de Catuche (1950), El Transeúnte Sonreído (1945), Venezuela Suya (1971) y Vida Privada de las Muñecas (1975) con el cual obtuvo el premio Libro del Año concedido por la Universidad Central de Venezuela.
El pequeño pueblo de El Consejo, Aragua, recibió a Aquiles Nazoa, quien llegó una tarde de lluvia de 1972 al Club Yaragüí con su esposa María. Y acudió dos horas adelantado. El público empezaba a llenar los espacios, mientras uno de los más grandes poetas venezolanos, haragán en mano, ayudaba a secar los pisos del escenario. Dejó un recuerdo amable con su sencillez entre la gente del pueblo, como pueblo que él era. Habló Nazoa en aquella abarrotada conferencia sobre la fachada del recinto social, fresca y provinciana, agradable por ello. Pregonaba la necesidad de promoción cultural en la provincia y la difusión de sus propios valores y artistas, insistiendo en la memoria artística, histórica y cultural de los pueblos. “Creo en los poderes creadores del pueblo”, repetía.
El conferencista de la noche siguiente, Pedro León Zapata, en el mismo lugar bromeaba sobre las críticas de Nazoa a esta sociedad centrada en los automóviles, pero que al final solicitaba quien le daba la cola en carro. Irónicamente, unos años después, el 25 de abril de 1976, en la autopista regional del centro, justo a la altura de El Consejo murió a los 55 años de edad en un absurdo accidente de tránsito.
Espero que en cualquier parte de Venezuela esté andando el Aquiles Nazoa de este siglo, sencillo, humilde, irreverente y defensor ante las injusticias.
Aquiles Nazoa el hombre sencillo, el revolucionario que luchó contra el autoritarismo, la injusticia y la vulgaridad, es un mensaje que alecciona y estimula.