Un tren para Sur América, por Jorge A. Rodríguez M.
Cuando Hugo Chávez frías llega al poder ofrece una infinidad de acuerdos y planes para llevar adelante la integración latinoamericana, el sueño de Bolívar, decía quien se sentía heredero de El Libertador, hubo dos planes que me llamaron particularmente la atención, el de la pretendida unión energética de Suramérica a través de un gasoducto que llevaría gas venezolano hasta la Patagonia con estaciones en Bolivia ramales a Chile, etc. Todo un enorme desafuero económico.
Pero había otro proyecto, quizá menos insensato, unir nuestras naciones mediante el ferrocarril, una línea acerada que de Sur a Norte cruzando estepas y cordilleras uniría las principales poblaciones del subcontinente. Esto quizá con mayor sentido económico, tampoco pudo ser llevado a cabo por el comandante.
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Llega así el tiempo de su sucesor, el tiempo de Nicolás Maduro y con este el éxodo masivo de venezolanos. Es con esta diáspora que hace posible que un tren llegué desde Venezuela hasta el Perú, más precisamente desde Maracay hasta Lima, el tren de Aragua, una pavorosa banda criminal es el único tren que el único tren que la revolución ha llevado al extranjero.
Varios vagones de este fatídico tren ya llegan hoy impulsados por la locomotora de la revolución a toda América. Un tren para Suramérica