Una chapita, por Luis Manuel Esculpi
El diccionario de la Real Academia entre sus venezolanismos coloquiales define la palabra chapa como: broma festiva, insistente y a veces molesta. Así que su diminutivo «chapita», tendría el mismo significado en tono menor.
El sangriento dictador de República Dominicana Rafael Leonidas Trujillo, responsable intelectual del atentado contra Rómulo Betancourt, era apodado «chapita», se dice que su origen surgió por la presunta afición desde su infancia a las medallas, en todo caso tal mote se afianzó en la adultez por las condecoraciones que ostentaba.
Recientemente la palabra en su diminutivo se ha puesto de moda, aludiendo al juego que se practica con tapas de refrescos, que hacen el papel de pelotas y un palo de escoba como bate. A raíz de la información que Alejandro Andrade se había declarado culpable de lavar dinero ante un tribunal de Estados Unidos, a quien se le habría incautado numerosos bienes inmuebles, 17 caballos, 15 vehículos de lujo, 35 relojes sumamente costosos y 9 cuentas bancarias en el país del norte y Suiza.
El apodo de «el tuerto» tiene su origen en que Alejandro José Andrade Cedeño, perdió un ojo jugando «chapita» con él Expresidente Chávez, fue su principal guardaespaldas durante la primera campaña presidencial, luego se desempeñó como presidente del Fondo Único Social (FUS) del Banco Nacional de Desarrollo Económico (BANDES), hasta llegar a ser Tesorero y Viceministro de Gestión Financiera, ocupando en una oportunidad estos últimos simultáneamente
El teniente Andrade es el número 140 de la promoción Tomas Montilla que es una de las más grande del ejército, pues tiene más de 200 oficiales, de origen humilde en la parroquia Coche, acumuló esa fabulosa fortuna en su paso por los distintos cargos que implicaba el manejo de fondos públicos, durante buena parte del período del mal llamado «socialismo del siglo XXI»; desde hace un tiempo estaba residenciado en USA bajo la condición de testigo protegido, fue apresado por violar contenidos de ese acuerdo.
*Lea también: Mal de siglo, por Fernando Mires
El chavismo llega al poder levantando como bandera fundamental la de la lucha contra la corrupción y señalando que esa era la causa principal de las dificultades económicas que confrontábamos, afirmación que no era en esa época del todo verdadera, había que tomar varios parámetros, como la imprevisión ante el vaivén de los precios del petróleo, la ejecución de políticas erróneas y algunas otras variables. Si bien es cierto que había hechos graves de corrupción que fueron denunciados e investigados en algunos casos, no tenían ni de lejos las gigantescas dimensiones de la actual.
Si en el caso que nos ocupa él y sus socios han manejado fortunas de miles de millones de dólares y agregamos las fabulosas cifras de las riquezas de boliburgueses y bolichicos, del escandaloso atraco a Pdvsa, los de la industria eléctrica y de alimentos, solo para mencionar algunos, podemos concluir que la espantosa crisis actual, no sólo se debe al conocido fracaso de un modelo económico, sino también al mayor desfalco de los recursos del estado conocido a lo largo de toda la historia del país y seguramente uno de los mayores que ha existido en el planeta.
Como ya se ha comentado popularmente «una chapita que nos ha costado literalmente un ojo de la cara”. En Venezuela la Fiscalía ha solicitado la extradición de Andrade, aun conociendo la dificultad de ejecutarla por su condición de testigo protegido, extrañamente no ha mencionado a ningún otro de los presuntos socios implicados en el caso
También fue tesorera, una enfermera del expresidente casada con otro de sus escoltas, resulta incalculable la magnitud del robo a los recursos de la nación, superar la desastrosa crisis actual, lograr un manejo lo más pulcro y transparente posible y el combate con la corrupción, necesariamente pasa por alcanzar el cambio político. El régimen actual está inhabilitado para hacerlo, por ser responsable de todas las atrocidades cometidas, aun así pretende continuar y reivindicar ese legado.