Una Constituyente en medio de contradicciones juramenta a Maduro hasta 2025
«Venezuela necesita un nuevo comienzo en revolución y para hacer revolución», aseveró Maduro ante la ANC, al tiempo que dijo que la dirigencia oficialista debería aprender «a escuchar los clamores y silencios del pueblo»
La reelección de Nicolás Maduro para un nuevo periodo comenzó con las contradicciones del «poder plenipotenciario» como denomina el oficialismo a la Asamblea Constituyente.
Durante la entrega de credenciales que le adjudicó un segundo mandato, según los resultados del Consejo Nacional Electoral, la ANC aprobó una normativa de ese organismo donde reconocen la reelección de Maduro y ratifica que deberá prestar juramento el 10 de enero de 2019 como establece la Constitución.
A pesar de ello, Delcy Rodríguez le tomó juramento para que asuma el nuevo periodo como Presidente. «Jura usted proteger el carácter anti-imperialista y anti-oligárquico de la revolución bolivariana y hacer cumplir el legado de Bolívar y Chávez», fueron parte de los deberes que le adjudicó la presidenta de la ANC.
Maduro prometió «llevar adelante todos los cambios revolucionarios que nos permitan llegar a la nueva Venezuela potencia», tras jurar ante los constituyentes, el alto mando militar, gobernadores, ministros, diplomáticos y representantes de los poderes públicos del país.
La decisión del gobernante y la Constituyente se salta todo lo establecido por la Constitución vigente, que establece en su artículo 231 que:
El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia».
Durante su discurso, Maduro recordó que fue la ANC la que convocó a cambiar el ciclo constitucional «de manera impecable (…) Fue la Constituyente la que entendió la necesidad de renovar electoralmente las autoridades».
Dijo que su mandato será bajo una revolución constituyente ante una dirigencia de la oposición que calificó de «extinta», mientras reiteraba que durante el proceso de negociación se establecieron «bases consensuadas para realizar las elecciones el 22 de abril de este año».
Según Maduro, una llamada de Rex Tillerson (antiguo secretario de Estado de Estados Unidos) a Julio Borges frustró el acuerdo que se firmaría en República Dominicana por condiciones electorales. «Yo de todas maneras agarré el acuerdo y lo firme. Se reabrieron conversaciones con distintos sectores políticos y cuando e anunció el 20 de mayo, los sectores recibieron presiones brutales e indebidas de Todd Robinson, quién ya está tomando su avión para irse del país».
El nuevo comienzo
«Venezuela necesita un nuevo comienzo en revolución y para hacer revolución», aseveró Maduro ante la ANC, al tiempo que dijo que la dirigencia oficialista debería aprender «a escuchar los clamores y silencios del pueblo».
Dijo que durante la campaña se convenció de hacer una nueva revolución, como solo lo haría el fallecido Hugo Chávez, «porque en Venezuela el pueblo es la vanguardia, en eso soy dogmático, y no lo estoy glorificando sino que esta es una verdad venezolana».
Además, el mandatario llamó a transformar los liderazgos y la jefatura de «la revolución porque no estamos haciendo lo suficiente ni lo estamos haciendo bien (…) No estamos haciendo las cosas bien, no nos caigamos a coba nosotros mismos ni al pueblo».
Según Maduro, le tocó vivir un periodo de «ataque imperialista» mucho peor que Chávez, pero reiteró que deben «mejorar la calidad de nuestro trabajo».
También dijo que tienen todos los poderes, y por tanto, no pueden tener excusas para mejorar las condiciones actuales, por lo que promoverá seis líneas de acción que deberán ser cumplidas por gobernadores, alcaldes y diputados de consejos legislativos.
Entre las acusaciones de Maduro, inculpó a los diputados de la Asamblea Nacional, Julio Borges y Omar Barboza, de «destruir» el Palacio Federal Legislativo, debido a la falta de aire acondicionado y el estado de los baños. «Aquí estamos sudando como si estuviéramos en un gimnasio», por lo que pidió a la presidenta de la ANC un punto de cuenta para recuperar esos espacios.