Una necesaria transformación social, por Omar Ávila
X e Instagram: @OmarAvilaVzla
En medio de la vorágine de información que circula en redes sociales, me encontré con una frase de Renny Ottolina: «No se puede hacer país, ni a realazo, ni con decretos, una nación se construye buscando cambios de actitud y en los esquemas mentales». Esta frase, pronunciada hace décadas, resuena hoy con una vigencia extraordinaria en el contexto venezolano actual.
La construcción de una nación próspera trasciende las medidas económicas y los decretos gubernamentales. Si bien estos elementos son necesarios, la verdadera transformación requiere un cambio profundo en el tejido social, en la mentalidad colectiva y en los valores que rigen nuestra sociedad.
La pregunta crucial que emerge es: ¿cómo catalizar esta transformación social en Venezuela? La respuesta, obviamente involucra múltiples dimensiones que deben abordarse de manera simultánea y sostenida; sin embargo, la educación es el pilar fundamental, no solo en su aspecto formal, sino como herramienta de formación ciudadana que promueva el pensamiento crítico y la responsabilidad social. Este proceso debe acompañarse de una gestión pública transparente, donde la rendición de cuentas sea la norma y no la excepción.
La participación ciudadana activa, a través de mecanismos como consultas públicas y presupuestos participativos, resulta esencial para romper con la apatía y el desencanto. Paralelamente, el fortalecimiento del sistema judicial debe garantizar que la justicia no sea un privilegio sino un derecho accesible para todos.
En una sociedad marcada por la polarización, es imperativo crear espacios de diálogo genuino entre diferentes sectores e ideologías. La mediación y la conciliación deben convertirse en herramientas cotidianas para la resolución de conflictos, mientras que el reconocimiento del dolor de las víctimas de la violencia, debe abrir paso a procesos de reconciliación nacional.
El fomento de valores democráticos como la libertad, la igualdad y el respeto por los derechos humanos debe ir de la mano con el estímulo al espíritu emprendedor y la creatividad, ya que la solidaridad y la cooperación entre ciudadanos no son meras aspiraciones, sino mecanismos concretos para enfrentar los desafíos comunes.
Este proceso de transformación social requiere un liderazgo ético y transparente en todos los niveles, desde las comunidades hasta las más altas esferas del poder; en tal sentido, es fundamental visibilizar y multiplicar los ejemplos positivos de individuos y organizaciones que trabajan por el bien común.
La construcción de una nueva Venezuela es una tarea que demanda la participación activa de todos los sectores: gobierno, sociedad civil, sector privado y ciudadanía en general. El apoyo de la Comunidad Internacional, si bien es importante, debe ser un complemento y no el motor principal de este cambio.
*Lea también: El 2025 y Venezuela, por Gonzalo González
No hay atajos ni soluciones mágicas. La transformación social es un proceso gradual que requiere paciencia, persistencia y sobre todo, el compromiso sostenido de todos los venezolanos. Como sugería Ottolina, el verdadero cambio comienza en la mente y se materializa en las acciones cotidianas de cada ciudadano.
Omar Ávila es secretario general nacional de Unidad Visión Venezuela.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo.