Una propuesta necesaria, por Luis Manuel Esculpi
Ya existía una crisis humanitaria compleja. La emergencia no es nueva. La presencia del coronavirus en nuestro país tenderá a hacerla más aguda aún. No pretendemos profetizar desastres. Lejos de nuestra intención, tampoco pretendemos evadir la dura realidad que confrontamos los venezolanos.
La pandemia llega en uno de nuestros peores momentos. A la crisis económica y social, al estado desastroso de los servicios públicos, la escasez de gasolina, a la situación de los hospitales, servicios de salud, se le añade el covid-19.
La mayoría no puede guardar estrictamente la cuarentena, tiene que salir a rebuscar el sustento diario. Los próximos días serán cruciales para saber con exactitud la dimensión de la extensión del virus, sostienen los especialistas.
No han podido explicar cómo si ellos anunciaron por primera vez la existencia de contagiados el trece de este mes, anuncian posteriormente el fallecimiento de una persona que tenía el virus desde el 29 del mes pasado. Al superar el aislamiento social, el país atravesará por nuevas y mayores dificultades. Tenemos que prepararnos para abordar los tiempos por venir.
Si el régimen fuera consecuente con sus palabras daría un paso a un lado para facilitar la transición. El discurso dialogante no pasa de ser un recurso retórico para simular una amplitud inexistente en su práctica política. Simultáneamente, se anuncia una especie de operación «Furia Bolivariana», la inician pintando con amenazas las fachadas de la residencias de varios diputados y deteniendo a dos integrantes del equipo del Presidente de la Asamblea Nacional.
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La propuesta de Juan Guaidó, actualizando la formulada anteriormente en las conversaciones de Barbados, tiene pleno sentido y pertinencia. No es una ocurrencia fruto de la improvisación, es el resultado de una reflexión y del análisis objetivo. Es una propuesta necesaria.
Se requiere el concurso de amplios sectores para poder atender la grave problemática existente. Requiere de financiamiento y apoyo de la comunidad internacional. Abrir un canal humanitario para recibir la ayuda en materia de alimentos y medicinas.
El régimen no está en capacidad de acceder a los organismos que pueden responder a las solicitudes de financiamiento y a la vez se niega a abrir las vías para recibir la ayuda requerida.
Un Gobierno de Emergencia Nacional es una exigencia para poder atender la gravedad de la situación planteada y prever su posible desarrollo. Requiere sentido de grandeza y desprendimiento, hasta ahora los principales representantes del régimen no parecen dispuestos a ceder en su pretensión de mantenerse en el poder a cualquier costo.
La presión democrática, no sólo de las organizaciones políticas, sino de las diferentes instancias de la sociedad: sindicatos, ONG, academias, empresarios, Universidades, organizaciones populares etc.; serán decisivas junto a sectores del campo oficialista que compartan la proposición de conformar un Gobierno de Emergencia, para la atención urgente a la crisis que confrontamos.
Un aspecto sumamente importante de la propuesta es que no sólo se enuncia en sus líneas generales, viene acompañada del plan José María Vargas que contiene lineamientos y acciones para enfrentar la situación sanitarias del país, sino también atender necesidades directamente relacionadas con la emergencia tales como el abastecimiento y la distribución de combustibles, la transferencia directa de recursos para el 60% de la población desempleada o de la economía informal y el trámite de préstamos con los organismos multilaterales.
El balón se encuentra en su campo, los sectores democráticos allí presentes, no sólo interesados en mantener el poder, tienen la posibilidad de tomar la palabra e incidir en la conformación del Gobierno de Unidad y Emergencia Nacional. De dar un paso decisivo para contribuir a atender la urgencia con sentido verdaderamente patriótico y democrático y posibilitar el tránsito sin mayores traumas. Eso esperamos.