Unidad contra el paquete, por Teodoro Petkoff
La violación de la República que está intentando Chacumbele con sus leyes, y la respuesta que el país debe darle, desde ahora mismo, a esa tentativa de estupro, tanto ante las instancias legales correspondientes como en la calle, no puede perder de vista, sin embargo, que el principal escenario para que se evidencie el rechazo nacional es precisamente el de las elecciones de noviembre. Nunca como ahora se ve tan claramente la importancia capital que este encuentro electoral posee para el país. Aunque su finalidad es la de elegir funcionarios de la administración estadal y municipal, en las cuales el peso de lo local es determinante, derrotar a los candidatos del oficialismo en estados y alcaldías importantes posee un alcance que va mucho más allá de ese ámbito. Sería la demostración de que el gobierno de Chacumbele se está separando cada vez más de su base social y que ésta, como lo mostró el 2D, lo ve cada vez con mayor incredulidad y con mayor sentido crítico.
Chacumbele está acostumbrado a transformar cualquier elección en un plebiscito sobre él. Sostiene siempre que dejar de votar por sus candidatos equivaldría a dejar de votar por él. Es un truco que intenta medrar de la polarización. Le ha funcionado hasta ahora porque es evidente que la mayoría de sus candidatos, sin la muleta del Presidente, no habrían sido elegidos ni siquiera vocales de sus condominios.
Intentó la misma trampa para el referendo del 2D, pero casi la mitad de sus votantes no cayó en ella y gracias a eso pudo ser derrotado. La gente votó contra la reforma, pero rechazando ésta derrotó, en la práctica, a quien se quiso hacer pasar por encarnación de ella. Lo mismo va a ocurrir el 23N.
Aunque el telón de fondo del 23N es la situación política y económica nacional y más ahora, con ese machetazo a la Constitución que es el paquete de leyes, el foco de la campaña y de las elecciones está en gobernaciones y alcaldías.
Pero para obtener esa victoria hay una condición sine qua non: la unidad opositora. Se ha avanzado bastante, pero faltan algunos estados y alcaldías donde el proceso de selección de candidatos unitarios se ha tornado bastante engorroso.
Si esto no se resuelve satisfactoriamente en el curso de esta misma semana, lapso para las inscripciones, eso significará que intereses subalternos, aspiraciones personales injustificadas, egoísmos y mezquindades, habrán sido colocados por encima de los intereses generales y tanto los partidos políticos como los precandidatos habrán fracasado en transitar el camino de una victoria posible. Pero las consecuencias podrían ir más allá de los estados en cuestión y alcanzar a todo el país, generando un estado de frustración y desánimo muy peligroso, con poderosos efectos abstencionistas.
Merecerán la derrota y los acompañará, muy merecidamente también, el desprecio eterno de sus compatriotas. En este momento es bueno traer a la mente el pasaje bíblico sobre las madres que se disputaban un niño ante el rey Salomón.