Unidad, por Teodoro Petkoff
Como ya comentamos en un editorial anterior, la encuesta de agosto del IVAD (Seijas) viene registrando a lo largo de este año un cambio en la opinión pública que, en teoría, coloca al gobierno y a su caudillo en minoría respecto de sus adversarios. Como en todas las encuestas, lo que importa es la tendencia y esta, en principio, apunta hacia una ampliación ulterior del rechazo electoral al gobierno y una disminución del respaldo. Pero, la tendencia puede ser detenida e incluso revertida mediante el uso ventajista e inescrupuloso del poder, de modo que la más elemental prudencia aconseja no contar los pollos antes de que nazcan. El sentido común aconseja, también, materializar, en candidaturas, la unidad de los adversarios del gobierno. Sin esto no hay vida.
Conviene, pues, tirar un cable a tierra y darse cuenta, con realismo, que el mandado no está hecho y que no es cierto que se pueda, desde ya, predecir el inexorable triunfo de la oposición en las elecciones municipales y parlamentarias del próximo año.
El triunfalismo, pues, es un enemigo a vencer y la mejor manera de hacerlo es mostrando inequívocamente que los partidos de oposición tienen cómo garantizar candidaturas únicas y planchas únicas para lo que viene. Es decir, que tienen claro el tamaño del compromiso.
Aunque la encuesta del IVAD incluye el 96% de la población, vale la pena explorar el universo electoral con una lupa.
Agrupados por su importancia electoral, los 18 principales municipios del país (Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Petare, Puerto Ordaz, Maracay, Maturín, Libertador de Caracas, San Francisco (Zulia), Barcelona, Baruta, Cumaná, Ciudad Bolívar, Barinas, San Cristóbal, Los Teques, Cabimas y Mérida) representan el 34% del REP.
En ellos, el 15F (referéndum enmienda), el NO ganó con una ventaja de 156.676 (3,9%) sobre el SÍ.
Pero, en los 15 estados de menor desarrollo relativo, que suman el 33% del REP, el chavismo, el 15F, ganó en 13 y en 7 de ellos obtuvo una ventaja superior a los 30 puntos porcentuales.
La suma de sus votos en esos estados fue de 895.955, que representan alrededor del 90% del 1.116.643 votos que sacó por encima de la oposición a escala nacional.
De esto se sigue que en estos estados, donde la oposición es también mucho más débil que en las grandes áreas urbanas, hay que hacer un esfuerzo suplementario, comenzando por asegurar la alianza perfecta, es decir, listas únicas, respaldadas por todos, y candidaturas nominales únicas, respaldadas por todos. Si a los electores, no sólo de estos estados sino de todos, se les muestra una sólida unidad, sin fisuras, es obvio que se potencia el esfuerzo electoral y el resultado puede reflejar lo que ya hoy tiene todos los visos de ser realidad: la condición minoritaria del PSUV y su caudillo frente al conjunto de la población electoral.
Pero esa minoría, frente a una mayoría desunida y dispersa, arrasa con el 80% de los cargos.
Para buenos entendedores no hacen falta más palabras.