Unidad y liderazgo, por Gregorio Salazar
Twitter: @goyosalazar
Son numerosos los gobernadores y alcaldes oficialistas que ya no pueden con la carga del rechazo popular por sus gestiones plagadas de corruptelas e incapacidad gubernamental. Sin embargo, los propios chavistas ven difícil sacudirse semejantes crápulas mientras sectores de la alta cúpula, tan corruptos como ellos, los atornillen.
Si tienen el apoyo de la cabeza del poder y su poderoso aparato propagandístico y operacional, financiado con dinero de todos los venezolanos, pueden hacer lo que quieran: negociados con el dinero del asistencialismo y otros recursos, acaparar gasolina, diésel y gas, darse ostentosa vida de jeques árabes, retratarse con narcos, una flota de lujosos vehículos e incluso hay algunos a los que el propio pueblo señala como aficionados a los aliños nasales.
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Ninguno de sus jefes se los va a reclamar ni los dejará guindados de la brocha. No habrá fiscal que los impute, a menos que comiencen a tocar altos intereses de su propia secta. Ahí sí aparecerá, una vez por la cuaresma, la justicia revolucionaria.
Por supuesto, mientras en el ámbito interno del PSUV no les salgan contendores porque estos teman contrariar a los jerarcas, esos funcionarios corruptos e incapaces tienen sus cuentas resueltas y la candidatura embolsillada para las próximas elecciones regionales. Nadie los enfrentaría en unas «elecciones internas» para no rayarse o terminar decapitado por el gran combo del poder totalitario.
De modo que si el oficialismo logra neutralizar —dentro y fuera del PSUV— a los opositores de esos funcionarios locales y regionales mediante el consabido ventajismo, muchas de las alcaldías más importantes del país seguirán varios años más en manos de sujetos con méritos más que suficientes para estar enrejados.
El régimen acapara desde ya la escena electoral, promocionando unas primarias para escoger a sus candidatos. Para ello utiliza a tiempo completo a Venezolana de Televisión (VTV), que dejó de ser «el canal de todos los venezolanos» para serlo en exclusividad, uso y disfrute del PSUV. Impúdico y delictivo. Y nada pasa, CNE.
Hace ostentación de sus miles de UBCH y su supuestos millones de militantes carnetizados, de los miles de jefes de manzana y de cuadra, con lo cual lanza el mensaje de una maquinaria electoral invencible, cuando en verdad apenas los acompaña menos del 15 % de la población y cualquier elección medianamente —sí, medianamente— pulcra eyectaría a Maduro del poder en un revocatorio o en unas presidenciales.
Aparejado al llamado a la inscripción en el partido y a participar para postular y votar, viene el reciclaje de las sempiternas ofertas de ocasión: los mendrugos del plan Chamba Juvenil, los fracasados planes agrourbanos para sembrar lo que nunca han sembrado y producir lo que nunca han podido; boticas comunales que funcionarán hasta un día antes de las elecciones, la recolección de semillas que nunca sembrarán y, por supuesto, el sueño de la vivienda y la proteína que, ahora sí, abundará para la familia.
No obstante lo dicho, el régimen «se la juega con las bases», según la consigna que ellos mismos han acuñado. Y aunque el sistema pueda estar controlado desde arriba y las compuertas se abran solo para dejar pasar a los favoritos, el hecho de anunciar que abren esas primarias a todo ciudadano no deja de enviar un mensaje a la oposición, necesitada de decantar y de renovar su liderazgo.
Ese pudiera ser el punto de arrancada que propicie una unidad más sólida y definida hacia una nueva hoja de ruta, capaz de movilizar a la gran mayoría nacional para participar electoralmente y desgajar en las próximas elecciones regionales el mayor número de cargos locales y regionales a la secta que ha destruido el presente y está haciendo nulo el futuro de los venezolanos, especialmente el de las nuevas generaciones.
Gregorio Salazar es Periodista. Exsecretario general del SNTP.
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