Unidos sí se puede, por Teodoro Petkoff
Que el director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, y el director de TalCual nos hayamos puesto de acuerdo para convocar y organizar un evento, colocado bajo la admonición del triunfo electoral en septiembre, constituye en sí mismo un acto de unidad. Si por añadidura, en ese acto se hicieron presentes centenares de venezolanos de las más disímiles posturas políticas pero animados por el mismo empeño unitario de vencer el 26S, puede decirse que la reunión celebrada ayer constituyó un rotundo éxito político. Fue una reunión inspiradora, entusiasmante. Tanto la asistencia como los que llevaron la palabra conformaron una muestra no sólo de unidad para lo electoral sino de unidad nacional democrática.
Era una muestra de lo que el país quiere: una unidad para ganar las elecciones pero también para ir más allá, para construir un país, sumando todas las buenas voluntades, sobre la ruinosa realidad que está dejando Atila.
Intervinieron el líder estudiantil Roderick Navarro, rodeado de dirigentes estudiantiles de todas las universidades, el dirigente sindical guayanés Emilio Campos, el dirigente de los trabajadores informales Vicente Carías, la internacionalista Elsa Cardozo, Ramón Guillermo Aveledo, coordinador de la Mesa Democrática, y por supuesto Miguel Henrique Otero y el director de TalCual.
Estudiantes, que no serían lo que son, sino fueran el icono por excelencia de la rebeldía; trabajadores del epicentro de la protesta laboral, que está localizada en las grandes empresas de Guayana, donde, al igual que entre los trabajadores informales, el desengaño no les cabe en el cuerpo. Todos, desde su perspectiva particular, levantaron un memorial de agravios contra este desastre hecho gobierno y afirmaron una misma voluntad democrática.
Porque en esto residió la importancia del acto. Frente a un gobierno autoritario, abusador, atropellador, autocrático, militarista, que ha reducido a piltrafas el Estado de Derecho, la única estrategia viable y eficiente es la democrática, esa que contra viento y marea asume, además, como estaciones inevitables, los momentos electorales, en el camino de construir una nueva mayoría, que derrote a la menguante fuerza de Atila. Afortunadamente, la unidad democrática, desde 2006, comenzó a diseñar esa estrategia, que le ha permitido el triunfo electoral en el referéndum constitucional y la conquista de cinco de las más importantes gobernaciones del país, así como de ocho alcaldías de capitales de estado, incluyendo la de Caracas. Esa estrategia se ha plasmado ahora en una unidad perfecta, con 165 candidaturas unitarias, lo cual anuncia un estupendo resultado electoral el 26S. Porque así como la unidad democrática está, potencialmente, mejor estructurada que en ningún otro momento de estos once años, el gobierno está pasando por el peor momento del mismo período. Ha agobiado al país, y sobre todo a los pobres, con una crisis que él mismo ha creado, por su incompetencia y corrupción. Eso se paga, y será cobrado.
Esto fue lo que se dijo ayer.