Universidad respondona, por Teodoro Petkoff
Se asombra un periodista oficialista de que de «tantas instituciones afectadas» por el recorte presupuestario, las únicas que han protestado son las universidades. Olvidó señalar, para mejor repetir el tradicional mensaje antiuniversitario de la derecha, que se trata de las universidades públicas autónomas.
Realmente es para extrañarse de tamaña anomalía. Es inexplicable que un tipo como Héctor Navarro, ministro de Educación, famoso por las innumerables veces que le ha revirado a su Presidente, esta vez haya permanecido silencioso ante la reducción de su presupuesto.
¿Y qué decir de Jesse Chacón, ministro de Ciencia y Tecnología, quien cada vez que Chacumbele lo cambia de chamba arma un escándalo, que sólo la paciencia de su jefe se cala? ¿Cómo es que no ha protestado? ¿Y Eduardo Samán, que no puede ver un kiosco de periódicos abierto porque lo cierra, cómo es que acepta sin chistar que le quiten reales a su ministerio? ¿No es asombroso que el hombre del INTI tampoco haya protestado, cuando le quitan esa plata tan necesaria para su esforzada batalla contra el latifundio? ¿Al aguerrido ex dirigente estudiantil Tareck El Aissami, se le aguó el guarapo, que no dice nada? Tiene razón el agudo analista que ha hecho estos señalamientos. Algo está pasando en este gobierno, que hasta esos próceres, que fueron heroicos encapuchados de las batallas semanales en la guarimba de la puerta de Plaza Venezuela, en la UCV, hoy guardan prudente silencio.
Tampoco los gobernadores dan señales de vida. Aunque se ha sabido de alguno que otro, que muy en privado, con sus amigos, ha declarado su insatisfacción, pero, claro, no elevan la voz no vaya a ser que «el hombre» se sulfure y les moche aún más el presupuesto o los vuele del carguito.
Claro, es que la gente de las universidades es muy bruta. A diferencia de los jefes de «todos los entes del sector público», que gracias a las explicaciones del matemático Merentes sí han podido entender esa misteriosa regla según la cual si ca|en los ingresos petroleros deben ser reducidos los gastos, los universitarios no logran penetrar en ese arcano.
Aunque cabría otra explicación: tal vez se han tomado en serio el discurso oficialista, según el cual todo puede ser recortado, excepto el gasto social, en especial el de educación, con lo cual podrían seguir recibiendo la bola de plata que luego «derrochan» en «gastos superfluos» y en «sueldos altísimos», como siempre nos lo han advertido los sectores más reaccionarios del país. Esta preocupación por la «ceguera» ante la crisis, de las respondonas autoridades universitarias, fue expresada por un individuo formado en la UCV y de cuya Escuela de Periodismo llegó a ser director –tiempos en los cuales también solía acompañar los reclamos presupuestarios de «la casa que vence las sombras». Sólo que, ahora, como director de periódico, siempre dispuesto a aceptar, obedientemente, que Chacumbele tiene razón cuando lo regaña por algún titular o reportaje que le disgusta, no alcanza a entender cómo es que todavía hay gente en este país que se atreve, vaya irreverencia, a contradecir a nuestro tropical Padrecito de los Pueblos.