Uno solo, por Gonzalo Oliveros Navarro
Ese es el representante de la justicia en Venezuela, conforme a su constitución y su ley. Se llama Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela. Así, sin calificativos.
La normativa nacional al respecto es muy clara. Él tiene su sede en Caracas. Su integración, la define la Asamblea Nacional (parlamento del país) conforme a la elección de los magistrados.
Este domingo próximo se cumplen dos años que el órgano parlamentario en cuestión designó magistrados: Trece principales y veinte suplentes. Soy uno de éstos.
El objetivo de dicha designación era el que nos integráramos a trabajar con los demás magistrados debidamente designados previo a esa fecha. No fue posible
La decisión del señor Maduro de desconocer el respectivo acuerdo parlamentario más una sentencia de magistrados que estaban impedidos de hacerlo pues eran objeto de destitución con el acto del 21 de julio, lo impidió.
He venido sosteniendo y hoy lo reafirmo que, a partir de esa fecha –21 de julio de 2017– el Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, está desconfigurado y las decisiones que en Caracas emite son nulas. Lo afirmo y lo creo.
Igual condición de nulidad tiene la del órgano que emite “sentencias” desde Estados Unidos. No es él ningún Tribunal Supremo de Justicia. Es una asociación civil. Así de simple y crudo.
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Entiendo que mi posición disguste. Es si se quiere impolítica. Pero es la que defiendo y en la que creo. En la misma me respalda la Asamblea Nacional a través de lo establecido en el artículo 22 del Estatuto de la Transición por ella aprobada, cuando estableció que el TSJ lo integran los magistrados designados el 21 de julio 17 más los que ella designe oportunamente.
Los últimos días han sido y serán de mucho movimiento. Gente trabajando en “comandita” que no se sienten cómodos con lo que pensamos, creemos y defendemos, buscan –prevalidos de su poder– atropellarnos. No lo lograrán
Reitero lo que afirmé en octubre de 2017:
No he renunciado a mi condición de Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela. Me continúo preparando en Colombia para, cuando la oportunidad corresponda, ejercer mi designación. No tengo impedimento para ello, mucho menos doble nacionalidad.
Uno lamenta que, existiendo tanto problema en Venezuela y tanto migrante en extrema condición de vulnerabilidad fuera de ella, un pequeño grupo de personas, privilegie su interés personal sobre el del país.