Urgentes e importantes desafíos, por Luis Manuel Esculpi
El haber permanecido más de dos décadas imponiendo el régimen político, les permite adquirir un aprendizaje y una experiencia nada despreciable. Por más prominentes que sean sus fallas y notables sus carencias, como efectivamente lo son, es innegable que durante ese tiempo han logrado algunas destrezas en el manejo táctico y en el diseño de estrategias. Indudablemente, la asesoría cubana en áreas claves y, más recientemente la rusa, han sido factores determinantes en el alcance de esos logros.
Por supuesto, son capaces de utilizar cualquier arma para conseguir los objetivos. Sus manejos inescrupulosos no conocen límites. Los parámetros éticos no constituyen impedimentos a sus prácticas corruptas. Los resultados no son obtenidos mediante un «juego limpio». El permanente empleo de esos métodos no nos pueden conducir a negar la existencia de otras habilidades en su conducción política.
Si empleamos unos ejemplos recientes, podemos ilustrar mejor la significación de nuestra afirmación inicial. Durante buena parte del año pasado, su discurso se centró en manifestarse en favor de la paz y partidarios del diálogo, aparentaron colaborar en las conversaciones promovidas por los noruegos, aunque propiciaron la ruptura y entre tanto adelantaron el «Plan B», diseñando la instancia para promover una «oposición leal» en función de las elecciones parlamentarias; obviando la exigencia de la elección presidencial libres, de acuerdo a las condiciones planteadas en Oslo y Barbados.
Simultáneamente, utilizando todos los recursos, las trampas, artimañas y las barbaridades conocidas con el nombre de «Operación Alacrán» para promocionar así la ilegal e ilegítima elección de una directiva de la Asamblea Nacional (AN), distinta a la legítima reconocida nacional e internacionalmente presidida por Juan Guaidó.
Todo en función de intentar validar y limpiar su imagen con la convocatoria de elecciones de los diputados a la AN, objetivo difícil de cumplir. Sí, como se ha anunciado, los países que respaldan a la asamblea legítima, no reconocerán unas elecciones realizadas sin las condiciones exigidas.
El firme rechazo a ese diseño estratégico del oficialismo por parte de la fuerzas democráticas, no implica subestimar en primer término su existencia y luego la coherencia y constancia con la que actúan para imponer más que un modelo político, un proyecto de poder para mantenerse a como dé lugar, convirtiendo su permanencia en un fin en sí mismo.
Otra área donde han logrado adquirir la destreza es la de comunicación, en la que actúan igualmente con coherencia y constancia, además con la inmensa ventaja que significa la aplicación de la censura y la autocensura y el control ejercido sobre los medios de comunicación masivo. Sin embargo, despliegan a través de sus laboratorios en las redes sociales, una intensa campaña de desinformación, intimidación y distracción para desviar la atención de los principales problemas que confrontamos los venezolanos.
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Por inverosímiles que nos parezcan las versiones novelescas de Jorge Rodríguez, colocan temas previamente seleccionados en la agenda de la opinión pública; entre sus seguidores más duros, tienen eco y son repetidas permanentemente en la comunicación con los sectores allegados, cumplen con esa función de orientación a la militancia del PSUV.
Las fuerzas democráticas tienen que superar las limitaciones objetivamente existentes, confrontado con creatividad la política comunicacional y en el desarrollo de su propia estrategia autónoma, aunque existen avances en esa dirección, las exigencias planteadas requieren un máximo nivel aún de superación en la transmisión e información a la mayoría de la política e iniciativas decididas por la conducción unitaria para enfrentar con éxito la estrategia y la acción comunicacional del adversario. Ese constituye uno de los importantes desafíos del presente.