Usuarios compran productos falsos sin temor a los peligros por el costo asequible
Entre los productos falsificados que más se ofertan destacan cosméticos, artículos de higiene personal, bebidas, alimentos, calzados, autopartes y fertilizantes. La presidenta de la Sociedad Venezolana de Dermatología Médica, Luz Marina Aular, advirtió que uno de los principales riesgos del uso de estos artículos es que carecen de los compuestos requeridos o pueden contener elementos de uso prohibido
La venta de diversos productos falsificados o «copias baratas» dentro y fuera de locales comerciales prolifera en varias zonas de Caracas, ante una ciudadanía que los adquiere sin reparar en lo caro que en ocasiones puede salir lo barato, principalmente cuando atenta contra la salud y el bienestar.
Las imitaciones, cuya lista abarca casi cualquier rubro y afecta a diversos sectores de la economía nacional, encuentran su nicho en el poco poder de compra que tiene la mayoría de los ciudadanos quienes optan por adquirir productos «chimbos» para resolver determinada urgencia, antojo o necesidad por el hecho de ser más baratos.
La variedad de artículos que se ofertan es amplia y abarca desde bebidas, alimentos (harinas precocidas, arroz, aceite) calzados, cosméticos, artículos de higiene personal (crema dental, jabones de baño, protectores solares, cremas depilatorias), maquillaje, licores, cigarrillos, pintura para casas, artículos eléctricos, autopartes, hasta otros menos usuales como fertilizantes y pesticidas que son usados en el sector agropecuario del país.
Según datos de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), la mayoría de estos productos viene de países como China, India y, en menos cuantía, de Colombia e ingresan al país sin haber cumplido los respectivos controles sanitarios y aduanero, como el pago de impuestos de importación, tasa aduanera, IVA.
«En términos generales, las diversas prácticas de ilícitos comerciales representan 50% de las transacciones en el mercado nacional (…), dentro de los cuales destacan las falsificaciones», indicó la representante de Conindustria Wilma Ozuna.
Efectos graves
En el universo de artículos falsificados, los medicamentos y otros productos vinculados al área de la salud causan especial preocupación, debido a su dudosa efectividad y al ingreso al país sin ningún tipo de permisología ni registro sanitario, por lo que su uso –en algunos casos– puede ser mortal.
Luz Marina Aular, presidenta de la Sociedad Venezolana de Dermatología Médica, Quirúrgica y Estética (Svederma), explicó que al ser copias de otros productos que ingresan al país de forma ilegal y sin permisos sanitarios no se sabe de qué están hechos ni con cuáles normas farmacéuticas fueron producidos.
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«No tenemos la menor idea de cómo los hacen, qué productos están utilizando, si la solución es estéril o si son compatibles con los tipos de piel», sostuvo Aular en conversación con TalCual. Agregó que al no saber dónde los hacen y como ingresan al país «pueden incluso estar contaminados por bacterias (…) y, por lo tanto, pueden contaminar al paciente o a la persona que lo está usando».
Al respecto, Tito López, presidente de la Cámara de Industria Farmacéutica (Cifar), destacó que una farmacia «no debería estar comprando ningún ilícito» y debería ser penada como lo rige la ley, inclusive hasta el cierre del establecimiento.
Explicó que el responsable de que los medicamentos que se vendan en la farmacia estén debidamente registrados o permisados por las autoridades sanitarias en el país, es el farmacéutico patrocinante.
Por su parte, la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven) ha criticado la venta informal de medicamentos en calles, abastos o sitios sin ningún tipo de medida que garantice la calidad de venta del fármaco. Ha puesto el apelativo de «buhoneros de la salud» a todas las personas que hacen tatuajes, depilación de cejas, supuesta ortodoncia o venden productos relacionados con salud y cosmética -como esmalte de uñas- falsificados.
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Otro riesgo que identifica la presidenta de la Sociedad Venezolana de Dermatología en algunos productos de imitación es que no necesariamente tienen los compuestos requeridos, mientras que algunas veces pueden contener compuestos cuyo uso está prohibido, lo que puede derivar en reacciones alérgicas que complican más el tratamiento.
Uno de los casos de afectación por el uso de productos falsificados registrado por la doctora Aular es el de un paciente que desarrolló dermatitis de contacto en sus pies por el uso de una crema depiladora falsificada.
Aular resaltó que la importancia de usar productos originales radica en la información reflejada en los respectivos prospectos que contienen los principios activos con los que cuenta el medicamento en cuestión. «Si algún principio activo puede ocasionar daño sobre la piel, el dermatólogo sabe qué principio lo hizo».
«Lo correcto es usar productos originales para evitarse costos económicos que pueda ocasionar el uso de copias de productos, porque va a tener que pagar más dinero por una consulta, deberá ir al hospital y además comprar los medicamentos para solucionar el problema de salud que se ocasionó con el uso de un producto copia, que tal vez costó menos, pero porque no tenía los componentes adecuados», insistió la especialista.
Lo barato sale caro
Para muchas personas un precio bajo es la única certeza que necesitan para adquirir un artículo, aunque desconozca su procedencia y efectividad. Un ejemplo clásico es el protector solar, un producto cuyas funciones principales son evitar el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel.
«Si usamos una copia de protector solar que compramos en un supermercado o en algún lugar que vende productos importados, pero no tiene permiso sanitario y no cuenta con una revisión previa por el Ministerio de Salud, no sabemos si va a cumplir o no su función», aseguró la presidenta de la Sociedad Venezolana de Dermatología Médica.
En otros casos, las copias baratas de productos resuelven una necesidad apremiante desde un bolsillo limitado, aunque a la larga terminen gastando más dinero.
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Por otra parte, estilistas y usuarios de productos falsificados para el cabello (tintes, decolorantes, cremas de alisado) coinciden en que el maltrato que este tipo de imitaciones pueden ocasionar tanto en el cuero cabelludo como en el cabello en sí. No obstante, estilistas consultados aseguraron a TalCual que muchas personas los compran, pese a conocer los daños, solo por ser más económicos.
«Aquí trabajamos con el material que los clientes traen por su cuenta, aunque siempre les advertimos que cuando son de mala calidad los resultados no siempre son los deseados», aseguró una estilista que labora en una peluquería en Montalbán.
Comentó que siempre recomienda a su clientela comprar productos originales, dentro de sus posibilidades, usualmente vendidos en cadenas de farmacias que venden marcas originales.
Entre los daños destacan la resequedad capilar, cabello quebradizo, debilitado y con abundante caída, daños al cuero cabelludo. Con relación al uso de «tintes chinos», la estilista señaló que el resultado de la coloración no siempre concuerda con lo que indican en la caja del producto y pierde tonalidad a poca días de la aplicación.
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Otro de los sectores en los que se ve el aumento de «imitaciones» o «genéricos» es en las ventas de repuestos para autos y motos.
«Por ejemplo, a un cliente que pide un sensor para un motor se le presentan ambas opciones; el original que cuesta 130 dólares, y si el cliente no tiene cómo comprarlo, le ofrezco el genérico que tiene un costo de $25. El detalle está en la vida útil que cada uno tiene; el original puede durar de siete a ocho años, mientras que un genérico puede durar de uno a dos años», afirmó Yves Ojeda, comerciante de repuestos para vehículos desde hace 17 años.
Explicó que la venta de repuestos genéricos «nos conviene como tienda, porque no mucha gente puede comprar el original, pero sí puede comprar un genérico, entonces te ayudas vendiendo el genérico. Lo malo está en ofrecerlo como original cuando no lo es».
Cómo identificar falsificaciones
«Siempre hay algo que nos indica que un producto es falso», sostuvieron algunos de los consultados. Aseguraron que detalles como precios muy bajos, versiones de presentaciones desconocidas por los consumidores regulares, errores en los números de teléfonos, direcciones, son pistas con las que se puede identificar la originalidad de un producto.
«Si eres agricultor y sabes que un saco de fertilizante cuesta 40 dólares y te lo están ofreciendo en $15, algo malo debe haber. Lo mismo pasa con productos que vienen en garrafas de cuatro litros y aparecen versiones de un litro, eso llama la atención de los productores que saben y la de los fabricantes», indicó Celso Fantinel, presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), quien además aseguró que ni el sector primario se salva de las falsificaciones.
Aseguró que al país ingresan diversos tipos de productos que carecen de permisos sanitarios. «Hemos hablado con empresarios colombianos, porque hay arroces falsos, harinas precocidas falsas, aceites vegetales falsos y ellos indican que le fuerzan (imitan) su marca. Es decir, son personas que compran a granel y luego los empacan».
En este sentido, las imitaciones de productos también afecta a quienes se dedican a la parte de impresión digital y sobre materiales como plástico, cartón, vinilo, papel, entre otros materiales, debido a que gran parte de productos terminados que se exhiben en los diversos comercios del país son importados, muchos de los cuales son imitaciones o que ingresan al país por contrabando, lo que se traduce en un mercado desleal que afecta a quienes sí pagan impuestos.
Atilio Granone, presidente de la Asociación de Industriales de Artes Gráficas (AIAG), señaló que el sector enfrenta «una situación complicada desde el 2012 con la caída de más de 75% del PIB, lo que hizo que muchos clientes como laboratorios y todas las áreas del sector alimentario y supermercados cayeran dramáticamente en cuanto a la producción y afectó la parte gráfica».
Según Granone, el sector experimentó en 2022 «una mejora que no tuvo continuidad en 2023», debido a la caída del consumo que se mantenido este año, «lo que afecta la colocación de productos en los anaqueles».
Destacó que es necesario que se revisen las políticas que se mantienen a nivel fiscal, «sobre todo con el tema del IVA que se cobra en los supermercados que hace que la gente acuda a al canal informal para comprar», lo que afecta a todos, incluyendo al sector gráfico, ya afectado.