Vacuna cubana, por Jesús Elorza
Twitter: @jesuselorza
Risueño y satisfecho se mostraba el camarada Nicolás al escuchar la propuesta de su equipo de propaganda para dar a conocer el Convenio Cuba-Venezuela para la aplicación de un Programa de Vacunación contra el covid-19. Nada que ver con las vacunas imperialistas que pretenden imponernos los organismos internacionales de salud, le decía a sus colaboradores mas cercanos.
El camarada cubano, encargado de la explicación, comenzó diciendo que «nuevamente el cerco del imperio contra la revolución cubana ha fracasado».
—El mundo entero, va a conocer y a beneficiarse de nuestras vacunas y muy pronto veremos la derrota total y final del virus que hoy nos afecta. Para dar a conocer nuestro producto y generar la mayor confianza posible en la población, hemos diseñado nuestra propuesta de divulgación basados en el espíritu caribeño y musical de los venezolanos…
—¿Cómo así? —preguntó extrañado Nicolás.
—Óyeme tú camarada, el plan se basa en el envío de trovadores a cada uno de los consejos comunales existentes en el país para que, con sus ritmos y una canción especialmente diseñada, den a conocer las virtudes de los fármacos cubanos…
—No entendemos un coño —dijeron los presentes.
En ese instante hizo acto de presencia un trío musical que al mejor estilo de Matamoros comenzó a tocar y cantar un pegajoso arreglo:
Mamá yo quiero saber de dónde son las vacunas
que recomienda Maduro y yo quiero ponerme una.
¿De donde serán? Ay mamá
¿Serán de La Habana?
¿Serán de Caracas?, tierra soberana.
Sin dejarlos terminar, Nicolás gritó: ¡aprobado! ¡Qué vaina tan buena! Y ordenó su inmediata ejecución.
Pero, las cosas no resultaron como se esperaba. Las personas en los barrios, que escucharon a los trovadores, respondían también con un coro:
…son de la LOMA y cantan en el llano, ya verás, tú verás…
Mamá ellos son de la loma
Mamá ellos cantan en el llano.
El coro de respuesta llamó la atención de los comisarios políticos que estaban en la presentación y preguntaron el por qué del énfasis en la palabra LOMA.
«Cosa más grande, caballero —dijeron los presentes—, esas vacunas que nos quieren meter por los ojos, vienen de los Laboratorios Organizados de Mentiras Acumuladas (LOMA) y de los fármacos que allí se producen ya tenemos varias malas experiencias».
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En sus productos «famosos», pero que no han servido pa’ un coño, están la Melagenina Plus, que nos la vendieron como una fórmula para acabar con el vitiligo y resulta que las personas que la usaron están blancos como un albino. Otras personas, reclamaron que varios de sus familiares usaron el PPG, que el Centro Nacional de Investigaciones Científicas cubano (CNIC) lo presentó, en 1989, como un suplemento energético para el control del colesterol y resultó ser que murieron con altos índices de colesterol.
Una persona, que tenia amputada una de sus piernas, reclamó que tomaba pastillas de Heberprot–P., fármaco cubano para el tratamiento de la úlcera del pie diabético «y miren cómo terminé».
«Ahora nos vienen con el cuento de los fármacos Soberana O2, Abdala o el Interferón Alfa 2B, como las fórmulas ‘revolucionarias’ para acabar con el imperialista covid-19. Ese disco está raya’o, todos sabemos que la dictadura cubana busca cómo sobrevivir y pretende seguir intercambiando espejitos o fármacos cuya efectividad no ha sido demostrada, por dólares, oro, petróleo, diamantes o gasoil. Así que, mercantilistas farsantes que juegan con la salud del pueblo, váyanse con su música pa’ otro lado».
Cilia, la primera combatiente, escuchando ese cerro de críticas, le dijo a su marido: «Vamos a ponernos la vacuna cubana para calmar los reclamos».
—Estás loca, me pongo la rusa o la china y eso porque el bloqueo no me permite conseguir la Pfizer ,que es más segura. Deja que otros hagan el papel de conejillo de indias. Seguro mató a Confianza.
—Está bien, mi amor, nos ponemos esa que tú dices, pero anunciamos que son las cubanas.
—!..Ño! …te la comiste con eso, mi amor.
Jesús Elorza es Licenciado en Educación, profesor en la UPEL
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