Valentín Paniagua en el quehacer de la transición de Perú, por Marino J. González R.
El 22 de noviembre de 2000, Valentín Paniagua, en su condición de presidente del Congreso de Perú, asumía como presidente constitucional de la República luego de aprobarse la moción de vacancia contra Alberto Fujimori por incapacidad moral. Valentín Paniagua iniciaba ese día un gobierno de poco más de ocho meses que significó la transición a la democracia en Perú, una de las seis transiciones exitosas en lo que va del siglo XXI.
En sus palabras iniciales como presidente, Paniagua señaló que ese día se abría en Perú «un nuevo quehacer». De esa forma quería expresar las inmensas posibilidades para la sociedad en el inicio de una nueva etapa democrática. Es muy probable que Paniagua no hubiera imaginado por un instante ese momento cuando apenas en el mes de abril de ese año había sido candidato a primer vicepresidente acompañando la candidatura presidencial de Víctor García Belaúnde, obteniendo menos del 0,5% de los votos.
Lo que sí resultó favorable para la transición fue que Paniagua fue electo congresista en esas elecciones de abril de 2000. Era uno de los tres congresistas de la bancada de su partido Acción Popular. Esas elecciones fueron marcadas por las irregularidades denunciadas en el cómputo de los candidatos presidenciales.
Sin embargo, en la elección de congresistas el partido oficialista de Fujimori, Perú 2000, perdió la mayoría, abriendo la posibilidad de que se produjeran los acuerdos políticos que terminaron con la elección de Paniagua como presidente del Congreso, y, por ende, en tercer lugar para la sucesión presidencial.
Las irregularidades cometidas en la elección presidencial motivaron al establecimiento de una Mesa de Diálogo coordinada por la OEA, lo cual permitió una plataforma de intercambio entre los actores políticos. De esta manera, los escándalos sucedidos después de la toma de posesión de Fujimori en el mes de julio generaron una situación de inestabilidad del gobierno que culminó con su renuncia el 19 de noviembre de 2000.
Vistas estas dos circunstancias, la Mesa de Diálogo y la mayoría de la oposición en Congreso, la transición de Perú pudo contar con dos espacios institucionales en los cuales se fraguaron los acuerdos políticos que permitieron configurar una alternativa rápida ante la salida de Fujimori. Se debe tener presente que la elección de Paniagua como presidente del Congreso ocurrió tres días antes de la renuncia de Fujimori. Es bastante obvio que la conformación de una nueva mayoría parlamentaria contraria de manera frontal a Fujimori, liderada por Paniagua, era suficiente aviso de que las cosas ya habían cambiado sustancialmente. Sin posibilidad de éxito para superar esta situación, Fujimori optó por la renuncia.
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La transición de Perú ilustra la gran importancia de los espacios de acuerdo, uno en el ámbito internacional y otro en el contexto nacional, que fueron catalizadores de las alternativas de gobierno para sustituir la autocracia.
En aquellos casos en que estos espacios de acuerdo no existan o que tengan poca incidencia práctica, las perspectivas de transición pueden tener mayores dificultades para ser exitosas.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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