¡Vamos a reinventarnos!, por Rafael A. Sanabria M.
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Nada puedes enseñarle a un hombre,
sólo puedes ayudarlo a que lo descubra
dentro de sí mismo
Galileo Galilei
Bien sabemos que el panorama político, económico y social de Venezuela es crítico, urge con carácter de responsabilidad reinventarnos en todos los aspectos, pero no de palabra sino de acción. La crisis económica ha hecho que muchos ciudadanos apliquen a ciertos hechos de la vida mucho ingenio para adaptarse al nuevo contexto socio-histórico que nos ha tocado vivir. No somos el único país que le ha tocado enfrentar graves problemas, hacer tabla raza y comenzar de nuevo a través de la reingeniería.
Es claro que han fallado las políticas de Estado, de manera estruendosa, tanto como las estrategias de la oposición en tanto alternativas para generar una propuesta distinta a la actual. Todos los intentos por mejorar (y también por empeorar, mas enfocarnos en eso no es el objetivo de estas líneas) parece ser que han padecido de estar contaminados con la enfermedad que se quiere combatir. Estamos dando vueltas y volvemos siempre al origen. A los ciudadanos no nos queda más alternativa que inventarnos nosotros mismos para sobrevivir, con resiliencia, en medio de este pugilato donde se enfrentan dos sectores políticos que no se dan cuenta que lo que necesitamos está fuera del campo de ellos.
Inventarse o –mejor- reinventarse es buscar una salida a nuestra realidad, cuando cada uno se reinvente su propia salida, se reinventa a sí mismo. Porque el hombre es un ser que tiene que crearse a sí mismo a cada instante. Basta de quejarnos constantemente, de seguir sentados esperando que nos resuelvan la vida sin hacer el mínimo esfuerzo por edificar nuestro destino propio.
En el devenir del tiempo hemos estado observando como la población ha seleccionado sus diversas salidas para poder inventarse, quizás considerando cual es la más adecuada. Por ejemplo legiones de jóvenes (y no tan jóvenes) han salido del país a donde no los esperaban con los brazos abiertos (como sí sucedía cuando eran turistas) en busca del sueño de una vida mejor, otros han optado por dejar las aulas para emprender un comercio y ganarse el pan diario. Probablemente dentro de su conceptualización ésta es una vía factible para no sumergirse en la profundidad del mar de los problemas.
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En este episodio histórico que nos ha tocado vivir en los últimos años, urge que ese ser humano que somos desde el interior, constituirnos como algo nuevo, como algo que no existía antes, como un ser distinto dotado de todo lo necesario para triunfar en la vida, para reinventarse a través de sus propias potencialidades, capacidades y limitaciones. Por derecho, cada uno puede ser una salida, pensante, consciente y productivamente creadora. En otras palabras, cada uno posee los atributos necesarios para ser un triunfador, sin importar cual es el concepto que se tiene del término triunfador.
Si deseamos buscar nuestra ruta, trazar nuestro camino, debemos esforzarnos por ser nosotros mismos para redescubrir las fortalezas que poseemos en el presente. No quiere decir que ignoremos nuestro pasado o desperdiciemos las oportunidades actuales que pudiésemos tener, para construir el futuro, sino más bien como conocemos nuestro pasado, somos consciente del presente y vivimos en él, esperando el futuro con optimismo.
Si queremos construir país no debemos aislarnos de la sociedad y sus problemas, más bien debe haber ocupación y corresponsabilidad por inventar un país distinto. Aun en la completa adversidad no podemos mostrarnos como víctimas desvalidas para solicitar condescendencia, tampoco permanecer de brazos cruzados. Es necesario reconquistar la fe básica en uno mismo.
El hombre no está a la deriva del ambiente o de la herencia, él puede modificar ambos. La esperanza radica en que cada individuo comprenda que posee un poder real para dirigir su propia vida, adoptar decisiones, desarrollar su propio código ético, contribuir a mejorar su vida y la de su entorno y finalmente logre reinventarse.
Olvidemos un momento la categoría nuevo que nos inculca la publicidad como sinónimo de mejor. Nuestra nueva situación es inhóspita y deficiente, para usar solo dos términos. Esta situación nueva requiere que la enfrentemos de manera original, evitando los errores del pasado. Esto nos llevará, con la participación de todos, a funcionar de mejor manera, a tener una Venezuela nueva donde, ahora sí, nueva signifique mejor.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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