Vargas 999: La Tormenta Perfecta, por Wilfredo Mora
Vargas 999, vista 20 años después, puede ser considerada como la epifanía de otra nueva tragedia que superó el desastre natural de las aguas hasta convertir al país, en un estado demencial donde la única práctica y teoría han sido, usar el poder para el saqueo y el asalto.
El Estado de Excepción asociado al desastre natural que arrastró casas, calles, edificios, carreteras, cientos y miles de desaparecidos con una fuerza nunca antes vista, otorgó al gobierno la licencia para dirigir sus acciones bajo el espíritu de una emergencia que no podían ser embauladas ni encausadas con leyes, sino con la discrecionalidad y la excepcionalidad del caso, de un líder que hasta tomó la temeraria decisión de no aceptar la ayuda norteamericana para la recuperación de aquella zona de desastre en la que se había convertido el Estado Vargas.
Había decidido el nobel presidente, quien no tenía tan siquiera, la experiencia de un alcalde, de un gobernador, de un concejal. Madurado con Carburo, Había saltado de la prisión y gracias a una torrencial campaña de opinión comparable al aluvión de tierra, agua y lodo que cayó pertinaz, sobre el estado Vargas, se benefició oportunamente del mismo torrencial desprestigio que erosionó a los partidos tradicionales, días, meses y año, que habían sido pulverizados a lo largo de meses y días, al punto de romper el índice pluviométrico de audiencia del Canal de Televisión que puso en antena, Por Estas Calles, la epifanía del chavismo, y que dejaba sobre la democracia, más preguntas que respuestas.
Igual ocurrió en Inglaterra, sobre la farsa independentista del reino unido, fuera de la comunidad europea, una sobrevaloración de texto sobre el contexto.
El UK no está OK. Ahora admite que pudo haber tomado una decisión equivocada, movidos sus votantes por el mismo fenómeno de la propaganda de un nuevo amanecer.
Inglaterra hoy no ve el día, y Venezuela, mucho menos
Aunque no somos anglosajones, ellos como nosotros, hicimos el indio y canjeamos lo que teníamos, por una deuda desconocida a futuro.
Del estímulo condicionado de Pavlov hasta la Ventana de Overton, hay un espectro por estudiar sobre el proceso de “habituación” que podría poner en entredicho la libertad del individuo para decidir. Y qué decir de las masas movidas por la Industria Cultural, donde el “ medio es el masaje”
Destruir para construir, o que lo viejo que no termina de morir, ni lo nuevo, termina de nacer, es igual de diletante a decir que no sabemos para donde vamos sino cuando lleguemos.
A los veinte años de Vargas, derivado del estado de excepción, como algo cotidiano, data de la Tormenta Perfecta, como bautizara el difunto presidente a la Tragedia del Litoral. Hoy tenemos un gobierno demencial e Inauditable. Con su Tormenta Perfecta, dio muestra de la Demencia Precoz de su proyecto.
La población perpleja ante un Robin Hood, en su Sherwood Forest, con un grupo de colaboradores armados con arcos y flechas, preferirían, como en la historia medieval, vivir al margen de la ley. Así pedía gobernar en un estado de emergencia, su estado favorito, para revivir quizá su Delirio Sobre el Chimborazo
Retraído en el pasado, el presente le aterraba, y, si no estaba preparado para manejar la economía de un país petrolero, mucho menos ante un deslave ante el cual, rechazó la ayuda extranjera. Invocaba la resistencia indígena. Una suerte de escapulario, como el de Maisanta.
Patria o Muerte, fue su grito primario, añoraba su útero materno, su placenta, su mar de la felicidad, su isla de Cuba, donde se fue a morir, con su fatídica enfermedad, igual con Vargas, rechazó su ayuda externa, como igual ocurre hoy con el drama de medicinas, de alimentos y el gobierno no acepta la ayuda externa, con arcos y flechas, el mismo grupillo de gobernantes, así lo decidió. La Patria ahora es Muerte.
Haber convertido en estado de emergencia en cotidiano, devino en un nuevo deslave, económico y social , del cual fue primero, su epifanía la tragedia de Vargas, y llamó , La Tormenta Perfecta y que demostraría su Demencia Precoz. Pero es que todo lo bebía de un libro llamado, El Oráculo del Guerrero, lo que permitió que países como Rusia y China, entre otros, pudieran aprovecharse de un gobernante que hacía el indio siendo tan anti-norteamericano con su principal socio petrolero, lo cual a ellos, poco les importó para hacer pingues negocios con un hombre, hundido en la soberbia que conlleva la ignorancia.
Aunque la ignorancia que, no le dejaba dormir, por si acaso admitía que era sólo un veguero, un peregrino, un representante del pueblo cuya ignorancia él deseaba conservar para no perder la inocencia, de la cual él, sí sacaba provecho
Invocaba ayudar a los pobres, a quienes llevó por el camino de la miseria.
“Los Miserables de Hugo”, hasta hizo imprimir masivamente el libro para que la gente pudiera asimilar la nueva realidad, habituarse a que estábamos quizá cerca de otra Revolución Francesa. Otro delirio de grandeza
Vargas, solo le permitió formular, la idea la Tormenta Perfecta, de polvo eres, y en polvo te convertirás. El país hecho polvo.
Si el presidente, recién electo, del deslave que sobre la Democracia, escribió el dramaturgo Martínez Ibsen, la Tragedia de Vargas, sería la guinda del postre.
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La revolución necesitaría siempre de los pobres, tenerlos a la vista, ofrecerles bolsas de comida, no producirla, sino darlas como dádivas y así pensiones, y así la vivienda, la telefonía móvil, hasta tres satélites, perolitos y escarlatas eran los nuevos paradigmas de la revolución. Hacer de la pobreza su principal capital fue su gran perversión, en su carroza de carnaval desfilando por el boulevard de los sueños.
En esto, no habría ninguna diferencia con la banca capitalista,que engaña a los ahorrista dolegándoles a dejar sus ahorros para ellos hacer su negocio con el dinero que no es de ellos.
El Administrador de la Hacienda Pública, era el título que más le honraba, lo repetía como un mandato del altísimo.
Se hizo legislador, profesor de ética, pero en su vida había administrado nada que no fuera una cantina en su vida militar, su libro de cabecera era El Oráculo del Guerrero y su película favorita, La Tormenta Perfecta.
Sus largas conversaciones y ruedas de prensa, podrían ser consideradas sesiones de sicoanálisis, veinte años después, el paciente veguero llegaba a la consuta, un día sí y el otro también, y el país se había habituado así, ya, a que lo excepcional era lo cotidiano.
Hoy, el país se encuentra en un estado demencial e inauditable.
La Tormenta Perfecta y el Oráculo del Guerrero son hoy los recuerdos del difunto veguero a casi veinte años de la tragedia de Vargas 999