Venezuela a duras penas, por Jorge Francisco Sambrano
@JorgeFSambrano
La desmotivación acecha nuestra trinchera y a ella ya ha llegado la frustración, haciendo de las suyas sin piedad ni contemplación. Atacan nuestro talón de Aquiles porque conocen nuestra debilidad a la perfección. Nos aturde, nos confunde y nos destruye. No hay salida en el laberinto criollo. Nos toca buscar la calma en medio de la tormenta.
Más allá de conocer como la palma de nuestra mano la realidad aplastante que hoy nos aniquila, no hemos sabido bailar bajo la lluvia ni buscar la solución profunda que el país nos pide. Quizás el esfuerzo no ha sido suficiente, tal vez muchos piensen que no hay salida y se resignan, pero, no hemos aprendido. No hemos aprendido, pues el tema no es no sentir indignación o confusión, miedo o desaliento pues, somos humanos y eso ya es algo inherente que no vamos a poder suprimir, el dilema del asunto es qué hacer luego de limpiar nuestras lágrimas. ¿Qué haces luego del lamento y la catarsis?, ¿Qué haces luego de arrepentirte y admitir que «la vaina está fea»?, ¿Qué haces luego de desahogarte una y otra vez?, ¿Qué haces luego de descargar tu ira en alguna red social?, ¿Qué haces luego de echarle la culpa a los demás de tus acciones e inacciones? Las respuestas aún siguen sin llegar.
Estamos solos, nos quedamos sin amigos y sin familia, no se consiguen los alimentos más básicos ni las medicinas más elementales, las oportunidades son para unos pocos y para muchos la supervivencia se pone cuesta arriba y un extenso etcétera, pero, ¿Qué haces para cambiar esta realidad?, ¿Qué haces en medio de la tormenta?, ¿Sólo anhelar la calma? Vivimos en el país de lo posible en donde todo puede pasar y nada es lo que parece.
Lamentablemente nos han transformado en una tribu caníbal que habita en una selva de cemento que hoy a duras penas se llama Venezuela.
Cada quien vela por su propia supervivencia y la opción de matar para comer y sobrevivir está a flor de piel. Mientras unos hablan de crisis humanitaria y migratoria otros se toman un selfie con un vaso de whisky en un banquete. Mientras unos quieren hacer algo más que soltar un resignado comentario con la situación de la gasolina, otros están comiendo parrilla en la cola para el combustible. ¿Contradictorio? Pues, así está nuestro país.
La llama de nuestro espíritu sigue con todo su resplandor. Hoy podrán insultarnos, desmotivarnos y aislarnos, pueden tratar de triturar nuestra alma y arrancar nuestro ser, pero, nuestra esencia es resiliente. Una esencia que quizás algunos han perdido en este país plagado de anarquía emocional y futuro turbulento. Quizás para muchos no vale la pena el esfuerzo, para otros son locuras y más locuras, pero, lo único que tenemos claro es que seguiremos hasta el final. Cueste lo que nos cueste. No sé si esta realidad cambie hoy, mañana o nunca, solo Dios sabrá,pero lo que sí sé es que todos los días, con sol o lluvia, en el alba o en el ocaso, aunque duela y llore, estoy tratando de cambiarla. Tú puedes hacer lo mismo. Juntos si podemos.
#RendirseNoEsUnaOpcion