¿Venezuela aislada?, por Félix Arellano
Al abordar la pregunta: ¿el proceso bolivariano está aislado?, nos encontramos con varias lecturas, desde distintas perspectivas. El propio proceso concentra el debate en el plano de la geopolítica, para resaltar que cuenta con importantes aliados, como: Rusia, Irán, Cuba, Turquía y, en alguna medida, China; que además moviliza constantemente; empero, ignora, tanto el rechazo de la gran mayoría de países democráticos del mundo, que han desconocido la reelección de Nicolás Maduro, como el terrible aislamiento que enfrenta el país en temas tales como: derechos humanos, ecología, comercio y dinámica económica internacional, por mencionar algunos.
En su angustia por ocultar el aislamiento, el proceso promueve constantes visitas, viajes y reuniones con sus aliados; siempre los mismos y con las mismas declaraciones, tratando, como es su práctica, de ocultar y falsear la realidad. En tal sentido, ha recibido una nueva visita oficial del Vicecanciller de Rusia y, despilfarrando los escasos recursos, ha promovido en estos días una reunión del Buró de Coordinación de Movimiento de Países No Alineados y la XXV reunión del Foro Social de San Pablo, que se efectuará en Caracas del 25 al 28 de julio; todo con el objetivo de trasmitir la imagen de apoyo internacional, es decir, lo más relevante son las fotos del evento.
Sobre tales reuniones y, desde una mirada escéptica, podríamos considerar que son: pobres en asistencia, representación y resultados; varios de los participantes están aprovechando el despilfarro de recursos bolivarianos, lo que agrava la crisis humanitaria del país y, muchos de los países conforman un club de autoritarios, interesados en apoyarse, para evitar que la lucha por la defensa de la democracia y los derechos humanos los pueda afectar.
Lamentablemente a los gobiernos autoritarios y a la izquierda radical y anacrónica poco les importa el tema de los derechos humanos
Efectuar reuniones de apoyo al proceso bolivariano, luego del contundente y exhaustivo informe sobre la terrible situación de los derechos humanos en Venezuela, que ha presentado la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la expresidenta Michelle Bachelet, es una clara manifestación de insensibilidad y un grave error político. Evidencian que están actuando por solidaridad mecánica o, peor aún, por intereses mercantiles.
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El aislamiento del proceso bolivariano en materia de derechos humanos no es nuevo, en buena medida inicia con los ataques al sistema interamericano, la prohibición de entrada al país a la Comisión Interamericana de los derechos humanos (desde el 2002) y la exclusión de la jurisdicción del Tribunal Interamericano con la denuncia del Acuerdo de San José (2012).
Muy lamentable que el Foro de San Pablo, que tanto vocifera sobre la pobreza y los temas sociales, resulte indiferente ante la grave situación que enfrenta la población más vulnerable de Venezuela, o la grave situación de la población indígena o, en general, la flagrante violación de los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos cuidadosamente argumentada en el Informe de la Sra. Bachelet. Menospreciar el Informe les hace insensibles y responsables frente a la violación de los derechos humanos.
Por otra parte, seguramente ni los participantes en el Foro Social, ni el proceso bolivariano, estarán interesados en evaluar el aislamiento que vive Venezuela en materia ambiental, producto del incumplimiento de compromisos de la agenda ecológica internacional. Tampoco estarán interesados en abordar la situación del arco minero y sus graves efectos al ecosistema; ni considerara el incumplimiento de las obligaciones en el acuerdo sobre el cambio climático y, mucho menos, lo relativo a la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Tampoco abordará la agenda del Foro de San Pablo, el aislamiento que en materia comercial que vive el país, que se ha retirado de la Comunidad Andina y del Grupo de los Tres; está suspendido del Mercosur; en el discurso ha satanizado el libre comercio, pero en la práctica cuenta con unos programas de liberación comercial con sus aliados de la ALBA, Irán y Turquía inconsultos, desequilibrados y sin el desarrollo jurídico necesario.
En este contexto conviene destacar el grave aislamiento que vive Venezuela de la dinámica económica internacional, fuera de los grandes avances tecnológicos, de la cuarta revolución industrial, del internet de las cosas y de las cadenas globales de valor.
Ahora bien, para superar esta dramática situación, que al pueblo solo le genera pobreza y desesperanza, pero al poder un mayor control y permanencia, resulta indispensable el cambio profundo del modelo político y económico que impera en Venezuela