Venezuela: El reto de la nueva construcción de un país, por Jorge A. Rodríguez Moreno
Twitter: @madrugonazo
Innovamos o perecemos
Los candidatos a la presidencia de Venezuela deben prepararse para llevar adelante propuestas innovadoras que se adapten a la nueva realidad del país. Estas propuestas deberán centrarse en la recuperación económica, la reconciliación nacional y la construcción de un futuro más próspero y democrático para todos los venezolanos.
Nuestra nación atraviesa una profunda crisis económica y social que ha provocado un deterioro significativo de su situación financiera y política por no decir de todos los aspectos de una sociedad. En este contexto, es importante analizar las soluciones políticas, científicas y tecnológicas que desde un nuevo gobierno podrían aplicarse para abordar estos desafíos.
En las elecciones presidenciales de 2013 y 2018 los candidatos opositores Henrique Capriles y Henri Falcón presentaron sendos planes de gobierno que incluían una serie de medidas para reactivar la economía, reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los venezolanos. Entre estas medidas se encontraban la apertura de la economía a la inversión extranjera, la reducción del gasto público, la reforma del sistema educativo, importantes inversiones en infraestructura especialmente en el sector eléctrico y la creación de empleos. Ya en 2018 la propuesta bandera de Henri Falcón fue la de una dolarización ordenada de nuestra economía para recuperar el salario de los trabajadores.
Aunque estas medidas podrían haber sido efectivas en 2013, en 2024 la situación es muy diferente. La economía venezolana se ha derrumbado en los últimos años, con una inflación anual que supera el 100.000%. El país ha perdido más de la mitad de su PIB y la pobreza ha aumentado hasta el 90%.
En este contexto, las soluciones políticas, científicas y tecnológicas que podrían aplicarse en 2024 deben ser radicalmente diferentes a las que nos planteamos en 2013 y 2018. En primer lugar, es necesario estabilizar la economía y controlar la inflación. Esto requerirá un programa de ajuste fiscal severo, que implicará cambios en la distribución del depauperado gasto público y una promoción de la inversión extranjera en Venezuela como no hemos hecho en más de medio siglo, por cuanto es imposible para el estado venezolano un aumento de los impuestos. No es posible sacarle dinero a un limpio decimos en mi pueblo.
En segundo lugar, es necesario promover la inversión extranjera para la creación de empleos. Esto requerirá un entorno económico favorable a la inversión, con seguridad jurídica y estabilidad política. Nuestra legislación laboral que hoy día es de las más atrasadas del planeta deberá rápidamente volverse competitiva en términos de flexibilidad y formación para el trabajo, pero a la vez corresponderá una operación de rescate de la seguridad social, el seguro al desempleo, las pensiones, etc.
En tercer lugar, es necesario mejorar la educación y la salud pública. Esto ayudará a reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
Si estos retos no fueran suficientes también es necesario abordar los desafíos geopolíticos que enfrenta Venezuela. El país está sometido por una parte a una fuerte presión internacional por parte de Estados Unidos y sus aliados, que señala, a mi juicio con toda razón, al gobierno de Nicolás Maduro de violar los derechos humanos. A la vez podemos intuir que Rusia y China no querrán renunciar fácilmente a la colonia en que junto a Cuba han convertido a nuestro país.
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En este contexto, es importante que Venezuela busque el apoyo de la comunidad internacional para superar la crisis. Esto podría implicar la negociación de un acuerdo de paz y de la llamada justicia transicional, por cuanto aunque muchos podamos creer que justicia con adjetivos ya no es justicia se hace impostergable el llegar a convenimientos que permitan salvar al país. Con esto en orden se facilitará el levantamiento de las sanciones internacionales y la reintegración de Venezuela en la economía global.
Algunos analistas han sostenido que las mismas soluciones y planes del pasado reciente podrían funcionar en 2024, siempre que se implementen de manera adecuada.
Sin embargo, otros analistas entre quienes me inscribo, argumentan que las mismas soluciones serían ineficaces en la actualidad. La crisis de Venezuela es de naturaleza estructural, y requiere soluciones a largo plazo. Las medidas de ajuste fiscal, por ejemplo, podrían tener un impacto negativo en la economía, agravando aún más la crisis.
La reconstrucción de Venezuela requiere un enfoque innovador. El país necesita desarrollar nuevas formas de hacer negocios, de generar empleo y de brindar servicios públicos.
En este sentido, la ciencia y la tecnología pueden desempeñar un papel fundamental. La investigación e innovación pueden ayudar a desarrollar nuevas tecnologías que puedan ayudar a resolver los problemas del país.
Acá podemos detenernos en dos ejemplos, la crisis eléctrica y la educación media (bachillerato)
En el caso de la crisis eléctrica aún hasta 2020 tenía una lógica económica el invertir en recuperar o hacer nuevas plantas termoeléctricas, que quemasen combustibles provenientes del petróleo. Hacerlo hoy, cuando es mucho más económico, rápido y confiable que las inversiones para generación eléctrica se hagan en energía solar (fotovoltaica fundamentalmente) es totalmente inaceptable que se piense en reconstruir plantas como Planta Centro y otras, cuyos tiempos ya pasaron. Deben ser sustituidas por energías renovables y que ni un solo barril de petróleo sea usado para producir electricidad en Venezuela, maximizando así la exportación de petróleo y derivados.
Estas inversiones es posible se hagan sin que impliquen carga alguna sobre los bolsillos de los venezolanos, mediante contratos de permuta de petróleo por instalaciones de energía renovable, incrementando rápida y grandemente la capacidad de generación eléctrica con el beneficio adicional de reducir la dependencia del petróleo dentro de Venezuela.
En el caso de la educación, hay que aceptar que hoy día tenemos un escalofriante déficit en cantidad y calidad de maestros y profesores, sin posibilidad alguna de formarlos aceleradamente. Como suele decir un destacado ingeniero venezolano «la naturaleza no da saltos». Ante esta realidad los distintos centros de pensamiento venezolanos están discutiendo propuestas que se fundamentan en combinar los recientes aprendizajes sobre las virtudes y limitaciones de la educación remota o por vía digital con las propuestas del siglo dieciocho desarrolladas por Joseph Lancaster –traído por el propio Simón Bolívar a Venezuela contra las opiniones de Andrés Bello y Simón Rodríguez– adaptadas a las posibilidades tecnológicas de nuestro tiempo y a las especificidades de la situación venezolana.
La crisis de Venezuela también tiene implicaciones geopolíticas. El país es una importante fuente de petróleo y gas, y su situación podría afectar a la seguridad energética global.
En este sentido, la comunidad internacional tiene un papel importante que desempeñar en la reconstrucción de Venezuela. El apoyo de la comunidad internacional podría ayudar al país a superar la crisis y a restablecer su estabilidad.
La crisis de Venezuela se ha visto agravada por una serie de factores, entre los que se encuentran:
- La corrupción y la mala gestión del gobierno de Nicolás Maduro.
- La caída de los ingresos del petróleo, que representa la principal fuente de ingresos del país, fundamentalmente por una marcada caída de los volúmenes de producción.
- Las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos y gobiernos aliados.
Estos factores han provocado un aumento de la inflación, la escasez de alimentos y medicamentos, y la caída del poder adquisitivo de los venezolanos.
Con ello en una década tenemos una salida masiva de venezolanos del país, que rondan los seis millones. Esta migración ha tenido un impacto negativo en la economía venezolana, ya que ha reducido la población económicamente activa y ha incrementado la competencia por los recursos, además de los daños al tejido social entero.
La reconstrucción de Venezuela tras la crisis es un desafío de enormes proporciones. El país necesita restaurar su economía, reconstruir su infraestructura y reparar su tejido social.
En este contexto, es evidente que las soluciones políticas, científicas y tecnológicas que podrían haber funcionado hasta hace poco tiempo, hoy día ya no serían aplicables. La situación del país es ahora mucho más compleja y desafiante y exige de nosotros nuestras mejores ideas y posibilidades.
Jorge Alejandro Rodríguez es ingeniero electricista con estudios de postgrado en administración, negocios y difusión de políticas tecnológicas (Iupfan, IESA, Tulane, ETH Zürich), diputado electo a la Asamblea Nacional
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