Venezuela inicia el año escolar con viejos problemas y nuevas promesas oficiales
El ciclo escolar 2025-2026 en Venezuela comenzó con un plan oficial para reincorporar a niños y adolescentes que habían abandonado las aulas, pero arrastrando los mismos problemas de siempre: falta de maestros, planteles deteriorados, horarios incompletos y una alimentación escolar insuficiente. El Ministerio de Educación anunció en agosto un despliegue nacional para ubicar a los alumnos que estaban fuera del sistema y reinscribirlos antes del 8 de septiembre. Sin embargo, especialistas advierten que la estrategia es insuficiente.
Así lo sostuvo la profesora Luisa Pernalete, de Fe y Alegría, en una entrevista en Noche D, transmitido por TalCual. Con casi cinco décadas en la docencia, fue clara: “Reinsertar no basta”. A su juicio, la política del ministerio ataca solo la superficie del problema. “Muchos alumnos dejan la escuela porque tienen que trabajar, porque deben aportar en el hogar, porque sienten que el sistema los expulsa. No es suficiente inscribirlos de nuevo si no cambian las condiciones que los hicieron salir”, explicó.
Pernalete describió un sistema que parece atrapado en un ciclo interminable. “El sistema escolar repite problemas que no son insuperables, aunque se acumulen año tras año”, advirtió. Entre esos problemas, mencionó la precariedad de la planta docente, la infraestructura en ruinas y la alimentación escolar deficiente.
El conductor del programa, Víctor Amaya, le propuso un retrato “en 3D” de la educación: maestros, instalaciones y comida. La profesora coincidió con ese enfoque. “Con hambre la letra no entra”, recordó al hablar del Programa de Alimentación Escolar. Señaló que, aunque se trata de un derecho básico, los comedores escolares funcionan de forma irregular y en muchos casos no alcanzan a cubrir la jornada de los niños.
En cuanto a los docentes, fue tajante: “El maestro venezolano está muy huérfano”. Aseguró que faltan incentivos, acompañamiento y apoyo institucional. Los bajos salarios obligan a muchos a dar clases solo algunos días o a buscar otras fuentes de ingreso. Esa ausencia se traduce en el ya conocido “horario mosaico”, donde los alumnos asisten en bloques discontinuos. “El horario mosaico sigue siendo una realidad que impacta directamente la calidad de los aprendizajes”, dijo.
El segundo vértice del retrato es la infraestructura. Para Pernalete, no se trata solo de techos y paredes. “Faltan pupitres, pizarras, baños dignos, implementos de aula. Sin eso no hay ambiente propicio para aprender”, resumió.
La calidad educativa, tema central de la conversación, quedó al desnudo. “No se le puede dar clase a los muchachos como me la dieron a mí hace diez años; el mundo cambia demasiado rápido”, afirmó. Venezuela, recordó, no aplica pruebas internacionales como PISA desde hace más de una década, y sin evaluaciones periódicas el país carece de información clara sobre los niveles de aprendizaje. “La calidad educativa está golpeada, y sin calidad no hay futuro”, advirtió.
La profesora también habló de la resiliencia docente. En un artículo reciente dirigido a sus colegas, invitaba a detenerse y reflexionar: “Reconocer errores y aprender de ellos es resiliencia, y eso es fundamental en nuestra profesión”. Durante el programa retomó esa idea: “Quererse uno mismo es válido e inteligente; los docentes también debemos echarnos flores de vez en cuando, porque perseveramos a pesar de las dificultades y los bajos salarios”.
Más allá de los diagnósticos, insistió en la necesidad de alianzas. “El sistema escolar venezolano necesita al Estado presente, no puede recaer todo en comunidades organizadas”, señaló. Aunque reconoció la creatividad de familias y vecinos para reparar aulas o sostener comedores, insistió en que no puede normalizarse que la carga recaiga en ellos.
La entrevista, transmitida con constantes cortes de internet, sirvió de espejo involuntario para otro problema: la brecha digital. “La conectividad es un derecho y una herramienta indispensable para educar”, dijo Pernalete, al recordar que buena parte del país sigue sin acceso estable a internet en sus escuelas.
Al cierre, dejó un mensaje de advertencia y esperanza. “El inicio del año escolar no es solo una fecha en el calendario, es una prueba de país. Si los niños están en la escuela, alimentados y con maestros presentes, avanzamos. Si no, volvemos a repetir el bucle. Y no tiene por qué repetirse”.
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