Venezuela sí tiene solución, por Amilcar Rodríguez
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¿La suerte existe? La suerte se hace o se la hacen. En el caso nuestro, un sector de la oposición que hasta ahora ha estado al frente, le tendió la alfombra de “la suerte” al gobierno luego de dar y dar pasos, tan desacertados que hasta un niño no sería capaz de cometerlos y mucho menos tan seguidos y repetitivos.
Preguntémonos: ¿qué se ha logrado con el tan reiterado llamado a la abstención? Uno: desmovilizar a la oposición y catapultar al gobierno. Dos: al utilizar la premisa de que solo estaríamos dispuestos a votar si se nos garantiza el triunfo, es una simpleza tal, que raya en lo ridículo, como si el gobierno que nos rige —hegemónico y autoritario— nos va a poner en bandeja de plata las condiciones para derrotarlo. Tres: que el Consejo Nacional Electoral manipula los votos.
¿Dónde están nuestros representantes ante dicho organismo electoral? Que el Poder Electoral actúa con ventaja, es otra cosa.
Realmente, la mayor ventaja la tenemos nosotros que contamos con, al menos, con el 80% de apoyo popular. ¿Cuál institución del gobierno —que no juega democráticamente— cree en la alternabilidad democrática?
Es imposible que ellos puedan manipular millones de votos y simular que dichos sufragios son para el gobierno si tenemos una oposición bien ordenada, cohesionada, organizada y dispuesta a tomar el poder real, decidida a ocuparse de estructurar las estrategias para cuidar el voto que se promueva y se deposite a favor de ella. ¿Cómo? Escogiendo a los testigos de mesas más capaces y decididos a cumplir con el cometido. Eso solo se puede lograr brindando confianza y asegurando la permanencia de cada uno de ellos en sus puestos electorales. Logística se llama eso.
¿Es que acaso en el 2015 la victoria se logró porque fuimos desordenados a la contienda? No.
Se logró porque el mensaje de todos quienes adversamos a este gobierno fue: vamos a votar e, igualmente importante, que lo hicimos en unidad. Cada día que pasa somos más los venezolanos que no queremos al gobierno a ninguno de sus niveles. Nadie, en su sano juicio, puede dudar no solo de que somos más, sino de que si salimos en cambote a votar, les ganamos cualquier tipo de elección, con cualquier tipo de ente electoral. Lamentablemente, lo que hemos tenido después de esa contundente victoria de hace cinco años han sido desaciertos políticos creados por los que se creen dioses de la política en Venezuela.
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La abstención es un inútil “sacrificio” que solo ha producido que el gobierno tenga todo el control, el poder que no merece y que en nada ha beneficiado a la mayoría de los venezolanos.
Muertes, perseguidos, destrucción del aparato productivo, presos, éxodo de millones de jóvenes y de otros —no tanto— que se fueron del país desilusionados y desmovilizados, autoexiliados, huidos, desempleados. Ese es el resultado de la abstención. En fin, alimentar a los venezolanos con la cantaleta de intervención militar, invasión, solo ha apuntalado al peor gobierno de la república.
“¡Fraude!”, gritan unos y con ello abonan la resignación mientras el gobierno juega con la discordia. “El que vota es un colaboracionista, alacrán, vendido…” acusan. “El que vota legitima al gobierno”.
Recordemos el caso reciente del 6 de diciembre del 2020 cuando se puso de manifiesto el mismo error de la abstención y luego el 12 del mismo mes y año. ¿Resultados? Ambos, gobierno y este sector de la oposición fracasaron, pero el gobierno ganó y siguen en el poder real.
Tenemos un reto por delante: decirle al pueblo de Venezuela que la fórmula de la abstención solo favorece al régimen, quien se encarga de alimentarla por el pavor que le tiene al voto. Ese es el verdadero poder, no dudemos nunca más de que es nuestra única arma: el voto. Es la rebelión democrática del pueblo para desencajar del poder a este nefasto gobierno. Comencemos este año, retomemos ese sendero y despojémoslos de las gobernaciones, consejos legislativos, alcaldías y concejos municipales. Dejémoslos desnudos. Ese es el verdadero reto para rescatar la democracia, porque ¡Venezuela si tiene solución!
Amilcar Rodríguez es Secretario General de Unidad Visión Venezuela-Sucre.
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