Venezuela sin dolientes, por Omar Ávila
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Luego de las elecciones presidenciales de los EEUU, hemos visto cómo la posición asumida por Donald Trump sigue ilusionando a un sector de la oposición venezolana. Primero fue con los Marines y ahora con el supuesto fraude.
Ese mismo sector que se niega a aceptar que la política de Trump hacia Venezuela no dio resultados y que, por el contrario, ha profundizado los problemas del pueblo venezolano. En fin, esa estrategia se puede resumir en un dicho: “Mucho ruido y pocas nueces”.
Lo cierto es que cada día que pasa se ratifica la similitud entre ambos extremos: desde Miraflores atacan a Trump y la oposición hegemónica lo venera. Mientras que en Venezuela el alto costo de la vida nos está acabando, sin esperanzas de resolución por parte de los bandos que se adjudican el poder en el país.
Para aterrizar en la realidad, es bueno recalcar que la política estadounidense es bipartidista, por lo tanto no depende ni de Trump ni de Biden. Es propicia la ocasión para recordar que las sanciones contra Venezuela comenzaron con el gobierno de Barak Obama, donde Joe Biden era vicepresidente.
Debemos entender que no son los gringos, ni los rusos, ni los chinos, iraníes, etc, quienes tienen que resolver nuestros problemas, somos nosotros mismos los responsables de darle solución.
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En resumen, con Trump o sin él, los venezolanos seguimos siendo dueños de nuestro propio destino. Necesitamos meses y años para reconstruir cosas que se han perdido gracias a una dirección política fantasiosa e irresponsable, que solo se continúa moviendo de acuerdo a sus intereses y no en función del país, y por ende, de nuestro pueblo.
Basta ya de aseveraciones irresponsables según las que, para ese sector, Nicolás Maduro está acabado, no manda, y un sinfín de afirmaciones más que hacen a diario. Pero, por otro lado, ese mismo grupo responsabiliza a Maduro –y lo empodera– al señalarlo de dirigir la derrota de Trump. Mayor incoherencia que un ser incapaz de resolver los problemas en su país, tenga toda una maquinaria y dinero para desestabilizar e influir en los resultados en un proceso electoral de una potencia mundial.
Lo cierto es que las sanciones atornillan al régimen de turno. Ejemplos hay muchos: Corea del Norte está sancionada desde los años 50 y no por ello ha cambiado de régimen. Ya nosotros cada día que pasa hemos visto que la tesis de la asfixia no ha funcionado, sino para apretar a los más vulnerables. Y, como decía Luis Vicente León: “Las sanciones hacia el diésel, que apenas comenzaremos a sentir en el traslado de alimentos, funcionamientos de plantas eléctricas, tienen unos promotores y no son precisamente los gringos…”
Estas son las sanciones que desde Unidad Visión Venezuela hemos dicho y mantenemos que hay que quitar, dejando claro que el principal responsable de la tragedia venezolana es el Gobierno, y que la crisis económica, del sistema de salud y de los servicios públicos en general, ya venía golpeando a nuestro pueblo mucho antes de que llegaran las sanciones.
Esas mismas sanciones que promueve una dirigencia “opositora” que dice “estar dejando el pellejo” en Madrid, Bogotá, Miami, pero que tienen, agua, luz, servicios médicos al día. Lamentablemente, esa oposición se ha centrado en sanciones para Venezuela y no en soluciones. Desde Unidad Visión Venezuela estamos claro que son soluciones lo que necesita nuestro pueblo, no sanciones.
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