Venezuela, un país que quiere salir adelante, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
En estos días escuchaba a Nicolás Maduro, presidente de la República, hablar en cadena nacional –palabras más, palabras menos– sobre la discusión sobre si Venezuela se está arreglando o no. Su conclusión era que este país se tiene que recuperar. Yo creo, y celebro profundamente, que es la gente la que se reinventa para salir adelante y con eso están sacando al país adelante.
Se que hay una serie de medidas macroeconómicas que justifican la breve mejoría que ha venido registrando el país en los últimos meses. Pero en esta oportunidad quiero dejar a un lado estas variantes y enfocarme en la gente. Ese venezolano que a diario se esfuerza para sobrevivir y da lo mejor de sí para que su familia viva mejor.
¿Cuántas cosas hemos pasado los ciudadanos? Interminables colas por comida, escasez de gasolina, terribles fallas de los servicios públicos, ausencia –casi absoluta– de la moneda nacional y un largo y caótico etcétera. Y a pesar de todo esto, aquí estamos indoblegables.
Y es que nuestro espíritu de lucha, nuestro ánimo de resistencia, la resiliencia intrínseca a cada uno, esa que viene en el ADN venezolana, nos obliga a levantarnos cada día pensando en cuál es el próximo salto al vacío (en el buen sentido) para seguir avanzando contra todas las adversidades. Somos una especie de rambo latinoamericano que no nos rendimos.
En cualquier rincón del país y, ahora, cualquier país –por muy alejado que quede– del planeta, los venezolanos son ejemplo de superación. Son quienes a diario cumplen con su trabajo y dan más, esos que no le tienen miedo a cualquier reto y a quienes el trabajo que sea no los deshonra.
Es todo esto lo que nos ha permitido que el país no se acabe, y es que los países nunca se acaban por más fondo que toquen. Me produce profunda rabia cuando nos dicen que el venezolano es flojo. Todo lo contrario, son hombres y mujeres que madrugan y desde la primera hora del día se esfuerzan por garantizar el pan en su mesa.
Emprendemiento y emprendedores
A propósito de esto, quiero derribar otro mito, aquel de que nuestra gente solo espera los bonos del Estado o la poca comida que distribuyen a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Si bien, durante meses la escasez de alimentos obligó a la ciudadanía a depender en enorme medida de este y otros programas sociales; el desplome del Estado producto de la crisis económica no dejó espacio para seguir exclusivamente dependiendo de ello. Ante esto, la realidad es que la ciudadanía se levantó dando paso a emprendimientos de todo tipo para surfear la ola cuya cresta fue, nada más y nada menos, que la hiperinflación.
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Esta pateadora de zonas populares y cerros puede dar fe de que en la vereda más estrecha, en la calle más alejada, hay una casa humilde vendiendo desde comida, hasta cigarros y tortas buscando un ingreso extra. No solo es lo que vemos por redes sociales, hay quienes se negaron a rendirse en las zonas más vulnerables y volvieron la crisis en oportunidad.
Ante todo este panorama es que exigimos la flexibilización de leyes e instrumentos por parte del Ejecutivo que frenen estas válvulas de escape que impidieron cualquier estallido –que demás está decir, no convenía a nadie–.
Como empresaria y activista social he alzado la voz innumerables oportunidades para pedir que reglamentos como la Ley de Grandes Transacciones Financieras sólo complican el panorama de un país que clama por más libertades económicas.
Creemos en el libre mercado, creemos que el capital es lo que mueve el mundo, y los venezolanos ya tienen claro qué modelos obsoletos como el socialismo en poco o nada aportan a su superación personal. Nuestra gente quiere un Estado útil, eso es lo que deben garantizar desde Miraflores.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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