Venezuela unida no se rinde, por Gregorio Salazar
Autor: Gregorio Salazar | @goyosalazar
Fue denuncia, fue protesta, fue reclamo, fue un coro de voces dolientes pero enérgicas, emergiendo de lo más hondo de la angustia nacional, reavivando la esperanza, convocando a la unidad, llamando de nuevo a la movilización de los ciudadanos de todos los rincones del país para detener esta hora trágica, inédita, injusta e incomprensible por absurda que vive Venezuela.
Pocos trazos bastaron a los representantes de cada sector para transmitir, con toda crudeza, la debacle que viven sus pares a una Aula Magna de la UCV, abarrotada y pródiga en reconocimientos y solidaridad. Debacle conocida, sí, pero impactante y conmovedora en las voces de quienes desde su realidad cotidiana la viven y luchan por revertirla llevando la carga de frustración e impotencia que significa vérselas con un gobierno que genera y profundiza todo los días el caos y al mismo tiempo lo niega, indiferente ante las calamidades y el dolor ajeno.
Los petroleros ven desmoronarse las instalaciones de nuestra principal industria y perciben un salario con el cual apenas sobreviven. Los trabajadores del sector salud denuncian con angustia la ruina hospitalaria y la muerte sin medicamentos ni insumos asistenciales de los enfermos. Médicos y enfermeras se han sumado forzosamente al río humano que abandona Venezuela. Los periodistas perciben salarios miserables, tanto en el sector público como en el privado, y se les persigue, mientras los medios impresos dejan de circular y buscan un último refugio en los espacios digitales. Los trabajadores del magisterio forman parte también de la masa empobrecida y contemplan con indignación como las aulas de clases, pretenden ser convertidas en centros exclusivos para el proselitismo y el adoctrinamiento de alumnos fallecientes, desnutridos.
Los empresarios no faltaron en la cita. Debe haber sido la primera vez que un presidente de Fedecámaras acude acompañado con todo el directorio a un acto en la UCV. La destrucción de la economía se está acelerando. Sólo queda un tercio de las empresas y sólo se siembra en un 25 % de las áreas cultivables. Parálisis y desempleo. Y así desfiló cada sector, empinándose sobre las dificultades, como los estudiantes, puntales de la esperanza y de la ruta por el rescate de Venezuela, objetivo supremo en el que ya sacrificaron sus vidas muchos de sus compañeros, representados en el acto por sus familiares. Con su presencia, ellos más que nadie se encargaron de recordar el compromiso de hacer que la ofrenda de sus muchachos no sea en vano. Y no lo será. Patentizó ese acto, y el posterior efectuado dos días después en el Teatro Chacao, el liderazgo de la universidad y de la iglesia venezolanas, cuyos representantes han puesto énfasis en dos aspectos: se trata de construir un movimiento nacional, un frente de amplias mayorías en todo el territorio para transformar la dramática realidad nacional y, segundo, el carácter no abstencionista de la lucha, que busca precisamente condiciones electorales justas, dignas, transparentes, con un árbitro imparcial, con los plazos previstos en la ley que permita votar para elegir, lo que en este momento no es posible.
Es así, cuando los déspotas que avanzan en su proyecto infernal creen que a fuerza de abusos, represión desbordada, criminalizaciones y triquiñuelas judiciales han abatido la vocación democrática y el espíritu de lucha de los venezolanos, desde las entrañas de la ciudadanía, hombres y mujeres del pueblo, resurge un grito que sacude al país llamándolo a la unidad y a la movilización a la cual, significativamente, se han integrado con su participación en ese Frente Amplio sectores críticos y democráticos del chavismo.
El lunes 12 de marzo Venezuela vuelve a la calle. Primero a la sede de la ONU, exigiendo elecciones libres con observación internacional. El sábado 17 la protesta tendrá carácter nacional y mundial. Venezuela unida no se rinde. Venezuela está en movimiento por el rescate de la democracia, del progreso, de la justicia, de la libertad.
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