Venezuela y el viejo Oeste, por Reinaldo J. Aguilera R.
Twitter: @raguilera68 | @AnalisisPE
Al mejor estilo del salvaje Oeste y de la ley del más fuerte, un nuevo enfrentamiento se presentó en la Cota 905, ocurrió el pasado jueves en horas de la tarde. El tiroteo entre bandas criminales y las autoridades fue intenso y prolongado, dichas bandas operan en la zona desde hace ya bastante tiempo y es conocida como el refugio de uno de los delincuentes más peligrosos del país, Carlos Luis Revette, alias el Coqui.
Cada vez son más frecuentes los intercambios de balas entre las bandas que operan en la Cota 905 y que se disputan los territorios a los cuales funcionarios de seguridad como la PNB, FAES y de la propia GNB no tienen acceso.
En este nuevo episodio de la marcada hostilidad entre bandas criminales quienes sufren las consecuencias son las personas que no tienen nada que ver con ese submundo, los vecinos de partes tan apartadas como El Paraíso, a quienes las balas perdidas les llegan a sus casas o apartamentos, causando terror, por decir lo menos.
La ya famosa banda criminal del Coqui, ha protagonizado enfrentamientos policiales, asaltos a comandancias de policía y secuestros multimillonarios, que le han dado más poder a la organización delictiva que conforman más de 200 malhechores, que están armados con fusiles de guerra. Pero el evento de hace pocos días se generó a causa de una emboscada y secuestro de cuatro policías por parte de la banda y la respectiva operación de las autoridades para el rescate de los mismos.
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Lo impactante es que el asunto ya se ha vuelto costumbre. Recordemos que apenas el 11 de enero se conoció que al menos 23 muertos se contabilizaron durante el enfrentamiento entre las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y Unidades Operativas Tácticas Especiales (UOTE) en La Vega, acto efectuado contra delincuentes en el sector que, presuntamente, son identificados como aliados del Coqui. Este hecho tan reciente está siendo investigado.
Es muy preocupante que la Cota 905, al igual que múltiples partes del territorio nacional, son “zonas de paz” prácticamente cedidas por el régimen de Chávez —y ahora de Maduro— según dizque para que los delincuentes no cometan fechorías, y resulta que ahora son «Estados» dentro del Estado, en los cuales ninguna autoridad o cuerpo de seguridad pueden ejercer funciones, ya que son controladas, como en nuestro caso, por un jefe mayor, pero delincuente. Un jefe de banda como las del viejo Oeste.
Cabe destacar que además de los vaqueros honorables, el lejano Oeste estuvo protagonizado también por temibles pistoleros, hombres sin escrúpulos que se dedicaban a crímenes como el robo y el asesinato. Como ven, nada diferente a lo que les venimos explicando que ocurre en la Caracas del 2021.
Uno de esos criminales famosos del viejo Oeste fue Billy the Kid (el Niño), apodo que se ganó William Henry McCarthy, joven de origen irlandés, nacido en 1859. Billy participó en la guerra que se desató en el condado donde vivía matando al sheriff, por lo que fue condenado a muerte. Sin embargo, logró eludir el ahorcamiento con una espectacular fuga de la prisión y fue entonces cuando organizó su propia banda llamada The Rustlers (los cuatreros).
El sheriff del condado de Lincoln, Pat Garrett, se propuso capturar a Billy y no paró hasta apresarlo. Fue otra vez condenado a muerte e, increíblemente, de nuevo the Kid volvió a escaparse de la prisión. Sus fechorías y las historias de sus fugas construyeron su leyenda, sin embargo, Garrett no se rindió y le persiguió hasta matarlo de unos disparos. Parece ser siempre el fin de los delincuentes que no se rinden.
Volviendo a nuestra realidad, resulta muy controversial que sea el propio régimen, es decir el chavismo, el que en definitiva haya armado a los barrios y zonas populares en defensa de la revolución y que hoy esos “defensores” sean poderosas bandas delictivas que controlan y se enfrentan con armas de guerra a la Policía para no permitir el ingreso a sus zonas. Una cosa de locos, definitivamente.
La situación ya hace que internacionalmente nos vean como un país totalmente anárquico, sin rumbo.
El asunto de la Cota 905 es solo un ejemplo de lo que pasa en diferentes partes del país; lo más lamentable es cómo afecta cada hecho y la nefasta repercusión en la vida cotidiana de los ciudadanos de bien.
La intensidad de los acontecimientos pasa en cuestión de horas por picos de violencia y tensión sin apenas precedentes con la ciudadanía en medio de todo. Venezuela tiene ya una historia reciente de agitación constante, pasando por baches que parecen establecer una rutina nada saludable.
Pareciera que en este momento nos encontramos en un punto muerto, que la esperanza se ha ido, pero debe ser lo último que perdamos. Es obligante para todos los que estamos, de alguna u otra manera, comprometidos con el futuro de nuestra Venezuela buscar estrategias ciertas de resolución de conflictos para lograr el rescate del bienestar y la prosperidad social. Así de simple y sencillo.
Reinaldo Aguilera es Abogado. Master en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de George Washington University/UCAB.
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