Venezuela y la asfixia de los sectores productivos, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
En 22 años de desgobierno socialista no hay sector que no haya sido víctima y haya terminado arropado por las erráticas y desfasadas políticas rojas. El control de precio y el control de cambio que imperó por años dejó enormes secuelas que hoy todos pagamos. Un «papá Estado» todopoderoso y enormemente corrupto se tragó a gremios, antes ejemplo de prosperidad.
Esta semana, en nuestro espacio Blanco, negro y gris empezamos a abordar la realidad nacional de los sectores económicos. Y el primer invitado, Aquiles Hopkins, presidente de Fedeagro, nos reveló un terrible drama: hoy el agro venezolano apenas produce 20% de lo que un día fue.
Si en los últimos años al venezolano se le ha dificultado llevar los alimentos a su mesa por efectos de la hiperinflación campante, hoy el plato de comida amenaza con quedarse vacío por otra razón tan preocupante como insólita. No hay combustibles en el país con las reservas de petróleo más grandes del planeta.
Los grandes esfuerzos que se hacen a diario desde el campo están profundamente amenazados, porque cada vez es menos el diésel que les llega. Hopkins nos recordó la importancia de las máquinas de riego en pleno ciclo de siembra.
Lamentablemente los tiempos de la naturaleza no se ajustan al tema político.
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Pero también salió a relucir en la conversación la falta de seriedad de los voceros del Ejecutivo. Por un lado, en cadena de radio y TV prometen solventar la crisis del combustible y, por el otro, con el pasar de los días se va desvaneciendo la palabra empeñada. Hoy, los primeros afectados son los trabajadores del campo; mañana será todo el país desabastecido.
Otro dato muy particular y doloroso es el que tiene que ver con el tema de la importación de alimentos. Nos subrayaba Hopkins que por cada dólar que se invierte en importaciones se podrían generar cuatro dólares si se destinaran a la producción nacional.
Sabemos de primera mano que, sin importar el sector, la burocracia del desgobierno pone contra la pared a quienes seguimos resistiendo con las santamarías arriba.
Somos promotores del emprendimiento nacional, pero, ante todo, hay estándares que debemos defender siempre. Quienes pagamos impuestos, estamos solventes con los servicios y asumimos nóminas no podemos seguir estando en la mira del Ejecutivo y sus diversas instituciones que creen tener patente de corso para acosar a las empresas y negocios.
Coincidimos con Hopkins en lo que hemos mantenido como dogma: las soluciones y el reflotamiento de la vida económica nacional pasa necesariamente por la política, por el entendimiento, por la negociación, por el cumplimiento de la palabra empeñada, porque quienes ejercen el poder asuman el compromiso de acelerar y no obstaculizar los trámites. No hay otra vía.
El Estado no puede ni debe controlar los procesos de las cadenas de producción, esa no es su función. Ya tenemos centenares de ejemplos de empresas, industrias y tierras expropiadas y confiscadas, todas venidas a menos y quebradas por manejos errados, con pérdidas totales y muchas de ellas irrecuperables.
En nombre del gremio que representa, Hopkins nos dijo que cree en el diálogo, siempre y cuando arroje resultados concretos para todos los actores de la vida pública nacional. Y ante esa realidad, vaya nuestro espaldarazo a quienes a diario aún resisten, luchan y entrega todo por sacar adelante al campo y por hacer posible que el venezolano tenga un plato de comida.
Aspiramos a que los acercamientos que se están produciendo traigan buenas noticias para el gremio y el país, y no se conviertan más en un show mediático gubernamental para ganar tiempo. El hambre no espera.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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