Venezuela y la Ruta Electoral, por Reinaldo J. Aguilera R.
En días recientes, el Observatorio Electoral Venezolano (OEV) señaló muy acertadamente respecto a la necesidad de realizar elecciones en nuestro país, tesis que se impone entre la mayoría de los venezolanos como una vía necesaria, aunque no suficiente, para salir de la prolongada crisis política que sufren millones de compatriotas.
Se trata de la obligatoriedad de llevar a cabo unos comicios transparentes y confiables para lo cual resulta imprescindible designar un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) que reemplace al que durante varios procesos electorales, en particular los que tuvieron lugar después del nombramiento de la Asamblea Nacional (AN), año 2015, actuó de manera parcializada y favorable a los intereses del régimen, generando resultados que fueron cuestionados severamente tanto en el ámbito nacional como internacional.
Pero no solo es realizar dichos comicios, es efectuarlos con las garantías necesarias y los estándares que permitan que sea un proceso exitoso y mundialmente reconocidos en cuanto a resultados se refiere.
En tal sentido y como lo he sostenido en otras oportunidades, siempre es sumamente importante indicar que la Organización Internacional de Normalización (ISO), por su nombre original en inglés, International Organization for Standardization, es una organización para la creación de los denominados estándares internacionales con la salvedad de que es una organización independiente y no – gubernamental formada por las organizaciones de estandarización de sus 164 países miembros, entre los cuales está Venezuela.
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La ISO es el mayor desarrollador mundial de estándares internacionales voluntarios que facilita el comercio mundial al proporcionar pautas comunes entre países, para la fecha dicha organización ha establecido cerca de veinte mil (20.000) estándares, cubriendo desde productos manufacturados y tecnología a seguridad alimenticia, agricultura, sanidad y aunque no lo crean, lo importante y muy poco conocido, es el aspecto de que también ha desarrollado una norma que abarca el aspecto ELECTORAL a nivel internacional.
La norma de la cual hago mención, es la ISO/TS 17582:2014, un documento técnico que tiene que ver con los sistemas de gestión de la calidad y los requisitos particulares para la aplicación de la norma ISO 9001:2008 para las organizaciones electorales en todos los niveles de gobierno, lo interesante es que no está referida a lo que conocemos como partidos políticos solamente. Esta, en cambio, incluye lo que constituiría el deber ser de los organismos que coordinan los procesos electorales en distintos países, incluido el de nosotros con el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Es así como vemos que el “Poder Electoral”, constitucionalmente hablando, manifestado en la práctica a través del CNE, debería tener un enfoque verdaderamente coherente a la luz de dicha norma, ISO en referencia, sobre lo que es y lo que significa una real gestión de calidad en materia de planificación y ejecución de los procesos electorales, cosa que NO sucede actualmente, pues la desconfianza es lo único que inspira el actual ente electoral y genera en consecuencia el surgimiento de los distintos escenarios como el de la intervención extranjera como única salida al problema que enfrenta Venezuela.
La citada normativa internacional indica que: “Los órganos electorales de los países miembros, son instituciones que tienen la responsabilidad de la administración del proceso electoral en su totalidad, incluyendo la preparación, organización, administración, monitoreo y promoción de la elección o elecciones en caso de ser múltiples al igual que el escrutinio de los votos y los resultados finales”, igualmente debe el ente rector de dichos procesos, resolver eficazmente las disputas electorales a que haya lugar y la declaración oficial de los resultados electorales si fuera el caso.
Mucho de eso ocurre en Venezuela y definitivamente cualquier respuesta siempre será negativa mientras el CNE no sea electo y funcione como debe ser.
No es para nada normal que el CNE, siendo “el mejor sistema electoral del mundo”, según sus actuales autoridades, se tenga que esperar hasta altísimas horas de la noche para saber los resultados de un proceso electoral o, algo peor, se cambien resultados como ocurrió en el estado Bolívar en el proceso de gobernadores que se realizó el 15 de octubre de 2017.
Todo el desarrollo de una elección tiene como componentes una serie de procesos interrelacionados que involucra a los propios organismos electorales subalternos (juntas regionales, municipales, parroquiales y mesas electorales), a las organizaciones con fines políticos y, por supuesto, a la ciudadanía. Ahora bien, un sistema electoral verdaderamente eficiente, que tiene su propio conjunto de normas, leyes y reglamentos tiene obligatoriamente que ofrecer respuestas oportunas a los administrados, es decir, al cuerpo electoral o, más claramente, a los electores.
Tristemente es público y notorio que el Gobierno utilizando de manera abusiva la mayoría dentro del Consejo Nacional Electoral actual, ha manipulado el calendario incumpliendo con las exigencias de la Ley.
Algo que es sumamente grave, por ejemplo, es que desde el año 2007 no existe observación internacional integral de las elecciones en Venezuela, solo han ocurrido misiones de acompañamiento que tienen lugar la misma semana de las elecciones, bajo estricta supervisión del CNE sin ninguna independencia y fuera de los estándares mundiales.
Para este momento, es muy preocupante que con los conflictos partidistas (fraccionamiento de los grupos políticos) e institucionales (la existencia de dos directivas en la Asamblea Nacional (AN) se está dificultando, retardando y obstaculizando la renovación del CNE, si ni siquiera se ha podido adelantar con éxito el proceso de designación del Comité de Postulaciones Electorales, paso inicial según la normativa vigente, surgiendo así la posibilidad de que se repita la historia y, sin mediar ningún acuerdo político, sea en definitiva el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cuyo respaldo a los intereses al Gobierno ha sido evidente, el organismo que finalmente escoja los rectores y volvamos a tener un árbitro percibido como parcializado.
Por todo lo anterior, vemos que indudablemente, bajo la perspectiva que venimos analizando, se hace absolutamente necesario el rediseño y la implementación de un claro sistema de gestión de la calidad en el máximo organismo electoral, el cual, incluso, debería estar enmarcado por sus obligaciones bajo el marco legal aplicable del derecho internacional en tanto y en cuanto sea aplicable y, por supuesto, a la Constitución nacional al igual que las demás normas que rijan la materia, así y solo así se podrá recobrar la confianza a futuro tanto en el organismo comicial como en los resultados de cualquier elección. De no ser así, lejos de contribuir a resolver los problemas de la sociedad venezolana, el actuar de otra manera hará que los agrave.
Finalmente, podemos afirmar que, si se establecen verdaderas directrices enfocadas en satisfacer las necesidades y expectativas del electorado venezolano y estas son implementadas y comunicadas correctamente, se podrá lograr obtener un verdadero sistema electoral bajo los esquemas de calidad requeridos, necesarios para una sociedad moderna, de tal modo que la ruta electoral sea realmente efectiva, así de simple y sencillo.