Viacrucis y resurrección de la escuela venezolana 2025, por Luisa Pernalete

Ya viene la Semana Santa, y en ella los cristianos recordamos el camino de la cruz, la muerte y la resurrección de Jesús.
También la escuela venezolana tiene unas cruces, algunas muy pesadas, y algunas escuelas están en peligro de morir. Afortunadamente también hay Cirineos, esos que ayudan a cargar cruces, y también hay signos de resurrección. Me adelanto a la Semana Santa para ayudar a los educadores a reflexionar sobre sus cruces y los signos de vida que también hay.
Primera estación: No hubo clase en la escuela, no hay agua ni en la sede ni en la comunidad. Sin electricidad, nos podemos arreglar para dar clases, pero sin agua, no. Y cuando tampoco hay agua en la comunidad, menos. La falta de agua es una de las principales causas de suspensión de clases y de inasistencia escolar.
Segunda estación: William, el compañerito de preescolar, hace días que no viene a clases. Parece que la familia no tiene para los pasajes ni para el desayuno. A veces, después de unas semanas, no regresan. Es muy triste ver pupitres vacíos. Esta es una cruz muy pesada, el abandono escolar, más en el bachillerato y en educación inicial ya se sabe que casi la mitad de los niños entre tres y cinco años están fuera de las aulas.
Tercera estación: Tampoco hubo Programa de Alimentación escolar esta semana. Con hambre no se aprende y hay muchos niños que no están comiendo en sus casas. Esta cruz no depende de la escuela, pero sí de las autoridades. ¡Ojalá el derecho a la alimentación se garantizara y no hubiese esta pesada cruz!
Cuarta estación: Valentina, de 6 grado, casi no sabe leer ni escribir bien. Así están saliendo muchos alumnos de 6 grado sin la competencia de la comprensión lectora, lo que debería adquirirse en los primeros grados. Sin comprensión lectora, ¿cómo se aprende? La mala calidad de la educación es una pesada cruz.
Quinta estación: Siguen sin profesores de inglés y de matemáticas en el bachillerato. Por mencionar dos de las materias más críticas Los bachilleres de los colegios públicos están saliendo muy mal. Ello supone problemas para los que logran entrar en la universidad. Cruces que se arrastran pues.
Sexta estación: Vanessa, de segundo grado, está muy triste, sus papás se fueron a Colombia, ella se quedó con su abuela, que es buena gente, pero no es lo mismo. Hay muchos «niños dejados atrás», no son abandonados, pero ni es fácil que ellos lo entiendan y de todas maneras les afecta y requieren de más atención por parte de la escuela.
Séptima estación: La maestra de 5 grado no vino hoy tampoco, parece que renunció. Los bajísimos salarios de los maestros de la educación pública y subsidiada, y las malas condiciones de trabajo han ido generando la perdida de muchos docentes, nos estamos quedando sin educadores. Los jóvenes no quieren estudiar Educación, hoy es una profesión sin atractivo, aun cuando haya vocación. Y sin maestros no hay escuela.
Octava estación: Ha crecido la violencia intrafamiliar la escolar también. Llegan niños y niñas tristes, a veces golpeadas y esa violencia se ve en la escuela también. Los padres están súper angustiados por la situación y muchas veces manejan mal sus angustias, también necesitan herramientas.
Novena estación: Volvieron a robar la escuela, se llevaron las computadoras de la sala de telemática. ¿Cómo se van a reponer si no hay dinero ni para un ventilador?
Décima estación: Roger, de tercer año, dicen que lo reclutó una pandilla del barrio. Está viniendo a clases, pero está muy cambiado. Los entornos violentos afectan a los nna. Hay que trabajar en prevención y en herramientas para que los adolescentes sepan tener proyecto de vida y puedan tomas decisiones acertada. La cruz de la violencia organizada pesa mucho.
Añada usted las cruces, mayores o menores que conozca.
Pero, ¿quién dijo que todo está perdido? Hay Cirineos, esas personas y organizaciones que ayudan a cargar las cruces, como esas madres que cooperan con las maestras, por ejemplo, o esas escuelas que hacen red con parroquias católica, como en La Vega – Caracas -; esas maestras jubiladas o activas pero que ofrecen tareas dirigidas para refuerzo escolar, como muchas en Petare… También ayudan las iniciativas formativas para actualizar docentes, como los foros chats que ofrece el Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín, de Fe y Alegría, o las iniciativas de Cecopad, también para actualizar dicentes y para formar adolescentes para la participación, así como las actividades de la AVEC en formación.
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Y también hay signos de resurrección, como por ejemplo esas organizaciones juveniles, como Huellas, que forman líderes, acompañan, proponen; esos programas como Madres Promotoras de Paz, de Fe y Alegría, para dar herramientas a las madres, relazándose lentamente aún sin recursos; son signos de resurrección el cariño que ponen las maestras para hacer de las escuelas espacios amigables, a pesar de lo malos salarios; son luces esas iniciativas de alianzas por la educación, promovidas, entre otras, por Cerpe, UCAB, Fe y Alegría, por dar algunos ejemplos; también ayuda a la resurrección el interés comunicadores sociales en el tema educativo, que ponen en la palestra pública problemas y también propuestas.
La educación venezolana realmente está en emergencia, son muchas las cruces que está cargando, pero todos podemos ser Cirineos o signos de resurrección, por el bien del país, y por el presente y el futuro de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Hagamos las paces.
Luisa Pernalete es coordinadora de Educación para la Paz de Fe y Alegría
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