Viajar a Caracas desde Vargas se convirtió en un suplicio mayor
«Subir todos los días desangra el bolsillo», es la denuncia que hacen habitantes del estado Vargas ante el cobro excesivo del pasaje y la inacción en la que se mantiene el gobierno regional ante un mal servicio por el que se cobra entre 4.000 y 10.000 bolívares
Para los habitantes de la parroquia 10 de Marzo del estado Vargas, llegar temprano a su trabajo en Caracas se convirtió en una hazaña, pues la espera por un autobús que los traslade hasta la capital puede ser eterna, además de costar hasta 25% del salario mínimo mensual.
No basta solo con la espera de pie mientras llega una unidad de transporte sino que quien desee estar a tiempo en su sitio laboral debe, en muchas ocasiones, subir también parado y como «sardina en lata».
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«Ir todos los días desangra el bolsillo y acaba con la quincena», dice a TalCual Laura Tovar, trabajadora de una empresa de telecomunicaciones que prefiere no identificar. La joven de 25 años de edad relata que desde hace meses el precio legal del pasaje no se respeta y que por la necesidad, los varguenses se ven obligados a montarse en el primer carro, camioneta, jeep, camión de carga o autobús que diga «Caracas».
La espera también reúne a mujeres embarazadas, adultos mayores o padres con bebés, así como también a personas con bolsos llenos de la ropa que no pudieron lavar en casa por falta de agua y que aprovecharán que un familiar en la capital tiene el servicio para hacerlo.
El que más barato cobra pide 4.000 bolívares, pero hay días en los que se pagan 5.000 e incluso 10.000 bolívares «si hay mucho trajín», es lo que se oye decir mientras se aguarda porque aparezca algún transporte; esto pese a que el precio legal de la ruta Caracas-La Guaira establecido por el gobierno de Nicolás Maduro, es de 3.400 bolívares.
Para los habitantes del sector tampoco hay alternativas cerca pues la situación en el terminal del «Latin» es precaria y casi no arriban unidades, mientras que con la escasez de autobuses que cubren las rutas internas de la identidad, es difícil ir a las parroquias La Guaira o Catia la Mar.
De ida y de vuelta
Con el transcurrir de los minutos es cada vez más frecuente ver a los trabajadores e incluso estudiantes fotografiar a la multitud que se agrupa en la parada a la espera del autobús, pues la instantánea sirve en muchos casos para justificar el retraso o la ausencia en compromisos pendientes a primera hora.
El suplicio que viven los varguenses que hacen vida laboral o estudiantil en Caracas no termina ahí pues el retorno es más complicado. Pasadas las cuatro de la tarde comienza el colapso en la parada de autobuses de Gato Negro, al oeste de Caracas. Abordar una unidad «pirata» al precio que sea se convirtió en una opción a la que recurre quienes consiguen efectivo para evitar que la noche les caiga en la parada.
Otros prefieren seguir a la espera de uno que cobre «más barato» o si corren con la suerte, de que llegue uno al precio legal. Mientras que otras personas para ahorrar dinero en efectivo deciden soportar largas horas en la cola del sistema metrobus, que si bien es cierto tiene un costo por viaje mucho menor, puede requerir de varias horas de espera.