Vicepresidente no somos el “vientre de la esperanza”, por Ariadna García
Autor: Ariadna García | @Ariadnalimon
Señor vicepresidente gracias por tomarse la molestia de felicitar a las mujeres en su día, sin embargo, debo hacerle una aclaratoria que en “un mundo mejor” debe privar. Nuestros vientres “no son la esperanza de un mundo mejor”, un mundo mejor pasa por entender que hay desigualdades que menoscaban el desarrollo y desenvolvimiento de la mujer. Trabajar, promover y estimular políticas públicas que acaben con esas brechas sí lo es.
Pasa también señor El Aissami por reducir la violencia, sabe usted que Venezuela está entre los 15 países con más femicidios en todo el mundo, de acuerdo a estadísticas de la ONG Centro de Justicia y Paz del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres.
Sé que para un Gobierno como el que usted maneja, los términos de igualdad y justicia social tienen significados distintos a los del resto del mundo, por ejemplo: un Estado que apoya a las personas GLBTI aprobaría el matrimonio igualitario o defendería a las mujeres trans, que tantas veces han sido víctimas de la violencia transfóbica. Un Gobierno que se define como feminista, sabría que nuestras protestas y exigencias pasan porque se deconstruya la imagen de esa mujer que es resumida a un “vientre” y a las tareas del hogar.
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Sus felicitaciones señor vicepresidente son la prueba de una conducta que nos limita a “traer vida al mundo” y que vuelve muy pequeños nuestros roles dentro de la sociedad. En nuestras reivindicaciones pesa el sentido de igualdad y el respeto a los derechos humanos que, van mucho más allá de crear leyes estériles que no garantizan nuestra seguridad mental y física.
¿Sabe también señor vicepresidente que el 40% de las mujeres venezolanas han sido, son o seremos víctimas de algún tipo de violencia?
En “nuestros corazones”, en los corazones de esas mujeres de la “clase obrera” que ustedes usan como bandera política, hay miedo, tristeza y desesperanza. Los corazones de muchas mujeres venezolanas hoy están heridos porque no hayan sus medicinas para la quimioterapia, porque perdieron un hijo en manos de la violencia, porque fueron abusadas y al poner la denuncia los oficiales les dijeron que era “su culpa”. En los corazones de la mujer venezolana pesa el dolor y también la esperanza, pero no porque tengan un vientre señor vicepresidente, sino porque tienen la fuerza y la voluntad que a usted le falta para hacer de este “un mundo mejor”.
Una última cosa a usted que le importa más la natalidad que la mortalidad. Sabe que Venezuela tiene el peor desempeño en mortalidad materna en América Latina desde 1998, según cifras reveladas por la Encuesta Sobre Condiciones de Vida (Encovi 2017). Unas 15.000 mujeres están en riesgo de morir en 2018 durante el parto por control prenatal inadecuado.
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