¿Victoria?, por Tulio Ramírez
“Otra Victoria como esta y volveré solo a casa”, fue lo que dijo Pirro, Rey de Epiro, al ver el campo de batalla sembrado de miles de sus compatriotas, cuyas vidas fueron arrebatadas por las armas romanas. Había triunfado militarmente, es cierto, pero a un costo incalculable en vidas. A partir de este episodio, a cada batalla ganada con un alto precio, se le ha conocido como “Victoria Pírrica”.
Cuando Chávez dijo aquel 7 de diciembre de 2012, a propósito de haber perdido el referéndum por la reforma constitucional, que la victoria (de mier….) de la oposición era una victoria pírrica, pues se equivocaba de cabo a rabo. De seguro había escuchado muchas veces la expresión y la asociaba a victorias logradas de “ñinguita” o “por un pelín”; o nunca se topó con algún libro que trajera la información correcta en la contratapa.
De cualquier manera, y no tengo idea si ya lo había dicho Tsun Zu en “El Arte de la Guerra”, la moraleja es que uno no debe cantar victoria antes de sacar las cuentas de las pérdidas. En eso las mujeres son más inteligentes que los hombres. Nosotros guiados por el arquetipo del macho machote, nos la pasamos obteniendo victorias pírricas. Nos damos cuenta de las pérdidas, mucho después de haber celebrado la victoria.La mujer por el contrario calcula muy bien para casar cualquier pelea. No conozco ningún divorcio donde la mujer obtenga victorias pírricas.
Una clásica situación de victoria pírrica fue la obtenida por Maduro al no dejar pasar la Ayuda Humanitaria. El hombre bailó, alzó los brazos como Rocky II y discurseó hasta el cansancio por la victoria militar obtenida ante un grupo de hombres y mujeres desarmados cuya acción terrorista era proteger las gandulas de alimentos y medicinas.
“No pasarán” gritó al final de una de sus varias alocuciones y hasta bailó salsabrava junto a Cilia, imitando las danzas victoriosas de los indios Sioux. Pero si a ver vamos, el costo ha sido muy alto.
Quedó desnudo ante el mundo. El absurdo de obstaculizar por la fuerza el ingreso de la ayuda lo colocó como inhumano; atacar con armas a gente desarmada, lo presentó como abusivo y cruel; anunciar que el convoy era de comida podrida y cancerígena, lo ubicó como mentiroso; armar a delincuentes y paramilitares, lo colocó como transgresor de leyes; decir que los camiones fueron quemados por quienes los escoltaban y acompañaban, lo hace rayar en el cinismo. En fin, el costo político de “tan heroica acción” es mucho más elevado que la supuesta victoria militar. Las consecuencias ya se están viendo. En mundo entero se multiplicó el respaldo y simpatía hacia Juan Guaidó.
¿Que lo que digo es exagerado?, es posible. Pero lo de Arreaza en la ONU es una señal de lo que digo. Fue a cantar la victoria de la revolución en ese foro mundial y cuando iba a comenzar su intervención, representantes de más de 60 países se levantaron y le hicieron el fo, dejándolo con la palabra en la boca. Lástima que el Comandante Eterno no está vivo, porque hubiese sido una bonita oportunidad para que aprendiera de una buena vez, lo que significa una victoria pírrica.