Virutas, (abril, 4), por Fernando Rodríguez
- Se murió Rafael Iribarren. A pesar de sus años no tenía cara de morirse. Debe ser por su trato jovial, algo irónico, reservado, su risa fácil. Y un aire de andar solo, un poco al margen del acontecer y sus efectos nocivos. Fue un gran tipo. A pesar de no pegó una y anduvo por muchos caminos donde tuvo éxitos que siempre dilapidaba. Compartiendo liderazgo con Joaquín Marta Sosa, juntos pero no revueltos, y otros por supuesto, aupó, siendo mozo, el nacimiento de la izquierda cristiana en Venezuela. No pasó gran cosa con ello, a pesar de su presencia sonora en América latina, en parte porque muy pronto se hicieron marxistas o marxistas-leninistas. Por ahí anduvo con Domingo Alberto Rangel en unos Grupos de Acción Revolucionaria. Allí nos encontramos, yo andaba entonces con un grupo, también por esos lados de la ultraizquierda no armada, y fundamos una revista, La Quincena, que dirigíamos ellos dos y Pedro Duno y yo, debe ser a inicios de los setenta. No dejó mucha huella, ese periodismo hipercrítico y sesgado a más no poder no llegaba entonces, ni ahora, ni a la esquina. Luego nos reencontramos cuando Caldera II -¡vaya que había llovido!- en que fue viceministro por seis semanas (sic) y yo andaba de Presidente de la Cinemateca Nacional. Luego nos veíamos de vez en cuando, siempre andábamos por vericuetos parecidos, con mucho afecto pienso yo. Nunca se alejó de la política y aparecía donde menos se le esperaba, casi siempre disintiendo. Fue antichavista por supuesto. Un gran carácter sin duda, un hombre obsesionado por el país y de una notable cultura. Uno de esos venezolanos inconclusos a pesar de sus dotes, que no eran pocas, como el país, como para que Gallegos lo metiera en alguna novela (y no sé bien por qué digo Gallegos).
- No puede dejar de verse la exposición de dibujos del catire Rodríguez Larralde en la Galería TAC del Trasnocho. Por una primera y curiosísima razón, que el dibujante (no pinta) hizo un autorretrato suyo cada día durante veinte años, lo que da algo así como seis mil imágenes, que están todas allí. Además de una muestra del resto de su obra. El autor expone cada diez años y por ende casi no se sabe que es el primer dibujante del país y uno de sus grandes artistas plásticos. Allí verá una maestría que hace que ese inmenso mural en busca de sí mismo tenga una riqueza y una variedad desconcertantes y que el resto de sus obras sean un magnífico diálogo con grandes maestros de la pintura universal. Gracias a la TAC, y su indagación incesante en los más esenciales y recónditos lugares del arte nacional, podemos acceder a esta obra sin par.
- Se necesitará mucho tiempo y parsimonia para poder comenzar a entender, con mucha información explícita y recóndita, qué fue lo que hicimos los venezolanos de esta era con el país petrolero, además por supuesto de completar el expediente de la naturaleza delictiva del régimen chavista. Pero no entenderemos hasta que no juzguemos lo que hicimos todos, incluso los que no somos delincuentes, pero si actores de una de las situaciones más extravagantes de la historia contemporánea. Me da la impresión de que los delincuentes serán condenados pero igualmente que las “víctimas” no saldremos muy bien paradas. Hegel decía, perdón por el lugar común, que el búho de Minerva solo cantaba al anochecer, lo que más o menos quiere decir que es después de que se desarrolla fácticamente un momento de la historia que comenzamos a comprenderlo. Me imagino que nuestro búho entonará su sabio canto en la noche más profunda.
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El cómico ucraniano que representaba en una especie de telenovela a un presidente y que, sin otro mérito, fue electo Presidente muy real de la muy real república ucraniana es un fenómeno comunicacional que hubiese dado lugar a un grueso texto de Umberto Eco. Nosotros solo apuntamos que la antipolítica, el populismo, la sociedad del espectáculo o como quieran nos está devorando. Somos la primera mentira de la época de la posverdad. Otra muy buena de seguir es la del parlamento inglés y el rollo del Brexit, falta Groucho Marx para conectar Londres y Ginebra.