“Vivir en Venezuela con la ira social descontrolada”, por Reinaldo J. Aguilera R.
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En ésta oportunidad, me voy a salir un poco del área que normalmente manejo, para tocar brevemente un tema que de verdad me tiene preocupado e indignado por no decir la verdadera palabra, pero muchos la imaginarán.
Mientras la vida misma se agrava de manera acelerada, en una Venezuela destruida a causa de un desgobierno mediocre, ineficiente y corrupto, muchos, buscan desesperadamente ayuda o apoyo en profesionales de la Psicología, especialistas en Clínica Mental, Psicoterapia y hasta en evaluación psicológica a niños, jóvenes o adultos, sin embargo, otra inmensa mayoría, vuelca los sentimientos reprimidos por tanto tiempo quizás, en atacar o dilapidar a quien piensa diferente respecto a cualquier cosa, bien sea una opinión, pasando hasta a caerle a palos al que se atreve a postear una pizza o un helado en alguna de las plataformas o redes sociales, inclusive respecto a algo más grande, como lo es por ejemplo abrir un negocio en los tiempos del Chavismo revolucionario del siglo XXI, tildando a quién lo haga de “Enchufado”, que desde luego los hay, por decir lo poco.
Podemos entender perfectamente la frustración, la rabia, la molestia y un largo etcétera, de los que se sienten mal porque se les truncó la oportunidad de vivir mejor, de prosperar, de avanzar, pero los culpables no necesariamente son aquellos que pensemos diferente respecto a algo y mucho menos los que tal vez con esfuerzo se comen un Chupi-Chupi y les provoca subirlo a una red social, eso no es justo ni tampoco correcto.
La locura desatada hace unos días respecto a la inauguración de una tienda de navidad en el Hotel Tamanaco en Caracas, es un reflejo claro de lo que les vengo explicando; la cruel forma como se atacó a los dueños, a quienes estuvieron o participaron en su apertura, fue reseñado el comunicador social Román Lozinski, el cual lo expresó perfectamente al decir que: “es una verdadera lástima cómo se han convertido las personas en seres que ni siquiera piensan antes de avanzar en la destrucción del otro, más aún cuando es un enfrentamiento de venezolanos contra venezolanos”.
Al observar que alguien o algo es un poco mejor que lo que alguno tiene, surge de inmediato el aspecto de la rabia o la intolerancia e inicia el ataque frontal, lo que hace cualquier otra persona es quizás contradictorio o puede que no le guste a usted, porque le parezca inoportuno en medio de lo que sucede en el país, pero el atacar es sinceramente una injusticia.
El que alguien pueda hacer o tener algo que uno no tiene, no convierte a esa otra persona en un delincuente o en un “Chavista Enchufado” porque sí, se pone en la candela a alguien sin indagar o averiguar, tal vez el comerse su pizza con la familia fue producto de un gran esfuerzo y eso no lo hace culpable de que otros no puedan hacerlo; ¿se entiende?
Pues bien, eso ocurre millones de veces al día, también en el aspecto de algo tan simple como emitir una opinión, la ira descontrolada de muchos es increíble, en mí caso me han llegado a preguntar si me he alineado con los traidores de la oposición, cuando sencillamente estoy emitiendo mí opinión y estoy efectuando un análisis de cierta o determinada situación, es decir, se personaliza el ataque, se dirige a una persona determinada esa ira y se sataniza hasta de lo que se habla, un estigma que seguramente estará presente por mucho tiempo, producto del proceso destructivo que ha adelantado el Chavismo por ya 23 largos años en nuestra Venezuela.
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El Chavismo ha logrado, que en la bonita Venezuela ha casi TODOS nos igualaran, pero hacia abajo, cuando el deber ser es que hubiera sido hacia arriba, el mundo es injusto sí, nuestro país en éste momento también lo es, lo ideal es que cada quien haga el mismo esfuerzo de ése señor que se comió su pizza y que con el producto del trabajo de cada quien se puedan satisfacer sus necesidades y las de su familia, no sentarse a esperar que otro lo haga, porque justamente eso fue lo que hizo el Chavismo, “resolver” con cajas CLAP el problema de alimentos, pero sólo puedes comer ésos alimentos de la caja, por solo citar un ejemplo.
Con sustentar la ira social descontrolada logramos que el Chavismo refuerce su postura y reduzca cada vez más la posibilidad de que salgamos de ellos, nos convertimos en aliados de la desesperanza y aliados justamente de aquellos que nos mantienen en la situación irreal que vivimos, seguramente alguno de los que atacan por la vía que sea, ha ido a algún bodegón de un enchufado y comprado algún producto de los que ellos importan y eso no lo hace enchufado también, entonces dejemos esa doble moral y no perdamos el foco, debe actuarse sinceramente y no disparar indiscriminadamente a todo aquel que parezca o con el que no estemos de acuerdo.
Finalmente, y en cuanto a los que me leen y atacan sin razonar, debo decir que me importa muy poco lo que alguien piense o interprete de algunos de mis análisis, cada quien es dueño de su pensar y se lo respeto, lo que no debo dejar pasar es que se me ataque si emito opinión de Henrique Capriles tildándome de Caprilista o si el análisis es de Juan Guaidó se me llame Guaidolover y si hablo de María Corina Machado entonces me encasillen como MariaCorinista, de verdad que no vale la pena perder el tiempo en dar explicaciones a quienes están en otro mundo y no ven más allá de su nariz.
Sumamente injusto, terrible y grave es que en el país fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), no haya gasolina, que tampoco haya Gas doméstico, exista falta de agua potable o electricidad y que la matraca de los militares sea intensa e inmensa para que algunos accedan al servicio, duele horriblemente que el poder adquisitivo de los venezolanos no exista y que apenas alcance para alimentarse y ni siquiera dignamente, de eso no hay duda y con ello no estoy de acuerdo para nada, pero cada quien debe actuar y el que no lo haga deberá correr con las consecuencias de no haberlo hecho a tiempo, ese es su problema no el mío.
Nada de lo que se trate de explicar o se exprese, justifica que le caigan a palo a quienes hacemos un análisis, demos una opinión o aclaremos con nuestros artículos lo que quizás para muchos otros no está claro, nuestro país sigue en caída libre, sumido en una profunda crisis y no es mí responsabilidad que eso suceda, mi responsabilidad es hacer todo lo que está en mis manos y desde el lugar en el cual me encuentre para que mi país salga adelante, surja, se renueve y crezca, con TODOS los que están en él incluyendo a mis familiares.
Por lo tanto, yo sí tengo muy claro quiénes son los culpables del desastre y quién es el enemigo de la prosperidad de Venezuela, ojalá los atacadores de oficio logren aprender algo de la fatal crisis que se está viviendo, es mí deseo, así de simple y sencillo.
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