Vladimir, ¡qué decepción!, por Beltrán Vallejo
Hay circunstancias o eventos muy específicos que miden el talente ético de ciertas profesiones en toda su magnitud. En los casos del periodismo y de la política, ellas están como a prueba las veinticuatro horas al día y los 365 días al año en lo que corresponde al arraigo de los valores éticos que posee, más aún en una Venezuela que vive momentos históricos en que su sociedad está cayendo en un barranco.
Esta reflexión valga destacarla en lo que respecta al connotado comunicador social Vladimir Villegas, figura protagónica de un espacio de opinión con una gran audiencia, y que en estos momentos ha cogido relieve su postura en torno al escándalo que envuelve al principal accionista de Globovisión, Raúl Gorrín, quien según medios noticiosos internacionales ha sido sometido a un proceso judicial en tribunales de EEUU que lo vincula al blanqueo de capitales por el orden de 1.200 millones de dólares cuyo origen es la gallina de los huevos de oro, Pdvsa, siendo esto toda una trama de corrupción trasnacional .
En relación a esta situación, el señor Villegas, el pasado lunes 26 de noviembre, en su formato editorial, manifestó que lo que está en el tapete es todo un engranaje de desinformación y de manipulación orquestado por la acción irresponsable e inmoral que tiene como ebullición las redes sociales, además de manifestar con contundencia que no está dispuesto a seguirle el juego al alcantarillado de inmundicias que ilustra esta dinámica. Confieso que de este discurso me quedó la decepción y la preocupación.
*Lea También: El Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL), por Gonzalo González
¿Por qué decepciona Vladimir? Porque este comunicador social se ha esmerado en presentarse como un paladín de lo correcto, de lo honesto, y qué es valiente, y ha dado a entender que no encarna ningún periodismo tarifado, que no tiene “pepitas en la lengua”, que no le teme al filibusterismo de las redes sociales, y además pretende que su opinión sea un faro de luz para los venezolanos; pero bueno, cómo que todo tiene su límite, digo yo.
Resulta que en esa editorial quedó en el aire la siguiente interrogante: ¿es mentira lo que ha trascendido internacionalmente sobre el principal accionista de Globovisión? ¡Caramba!, revisando el numeroso contenido noticioso, destaca el hecho de que hay varias agencias norteamericanas involucradas en las pesquisas, entre ellas “la Seguridad Nacional (HSI) Houston, HSI Miami, HSI Boston, FBI Miami, y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) Washington, D.C”. Además, ha presentado cargos contra este señor el Secretario de Justicia Auxiliar Brian A. Benczkowski, de la División Penal del Departamento de Justicia y por la Fiscal Federal de los EE. UU. ¡Esto es algo grande, grandísimo!, y el señor Villegas sólo se preocupa por el carácter nocivo de las redes sociales.
¡No vale!, los venezolanos merecen una explicación con más altura, a sabiendas de que el hambre, la escasez de medicamentos, la crisis eléctrica y demás males tienen su origen, no en la bendita guerra económica, sino en el descalabro de nuestra principal industria petrolera, que fue saqueada, vuelta añicos y enterrada su operatividad por las mafias en el poder, y que por lo que se aprecia el señor Gorrín “baila pegao ahí”
Vladimir Villegas alega que el “fake news” enreda a los venezolanos y asesina moralmente a las personas; pero no, este alegato no es suficiente. Lamento que su condición de referente ético se esté viniendo abajo, pero no por el Twitter, el Instagram o el Facebook, o por lo que salga del internet, sino porque la realidad es terca en eso de que el tiempo cubre y descubre