Votar o no en el referendo (I), por Richard Casanova
Twitter: @RichCasanova
El gobierno ha convocado un referendo para consultar al pueblo sobre el diferendo fronterizo con Guyana,. Al respecto hay varios aspectos que abordar: obviamente, la pertinencia y validez de esa consulta. Pero antes es necesario inferir la lógica detrás de ella, es decir, ¿por qué hacer esa consulta luego de más de dos décadas de revolución? ¿Acaso no es un claro reconocimiento del fracaso de su política internacional? ¿Por qué convocarlo justo ahora en la antesala de unas elecciones presidenciales? ¿Qué tiene que ver está convocatoria con la realidad política de Maduro y la dinámica interna del PSUV? Veamos.
Algunas encuestas revelan que el nivel de respaldo a Nicolás Maduro está en torno al 9%, mientras el PSUV tiene entre 15% y 20%. O sea, un considerable sector del partido también quiere un cambio o al menos, tiene reservas con relación a la reelección de Maduro.
Así que su candidatura no solo tiene a más del 80% del país en contra, sino que la exigencia de cambio comienza a tomar cuerpo también dentro de su propio partido. Una situación compleja e inédita en el campo oficialista.
También otros factores entran en juego: además de toda la presión internacional que se ejerce vía mesa de negociación, tenemos el triunfo contundente e incuestionable de María Corina Machado en las primarias y lo que este proceso significó en términos de revitalización del mundo opositor, vista la masiva participación, la movilización espontánea y el resurgimiento de una esperanza de cambio.
En efecto, la fuerza que ha tomado la dinámica opositora amenaza con convertirse en una indetenible ola de cambio, un tsunami electoral en el 2024. Así las cosas, Nicolás Maduro se ha visto obligado a «hacer algo» antes que el 9% que hoy le respalda, aceleradamente se convierta en 3% y en un irresoluble problema de gobernabilidad interna.
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Con una lógica electoral impecable, Maduro concluyó que el primer paso es reunificar sus fuerzas. En otras palabras, requiere con urgencia que el 15% o 20% que –por ahora- tiene el PSUV, se cohesione alrededor de su candidatura. Luego en la campaña, cree posible llegar a un 25% o 30% con lo cual pudiera ganar las elecciones, siempre que logré estimular nuevamente la abstención y dividir a las fuerzas democráticas con candidatos seudo opositores, ambas cosas poco probables en el momento actual.
Para recuperar el terreno que internamente ha perdido, Maduro inició un brutal ataque contra las primarias. Mientras no cruce la línea y se mantenga en el plano de la retórica, no pondrá realmente en riesgo los Acuerdos de Barbados.
Para el mundo opositor ese ataque a las primarias es una muestra de debilidad y desesperación por parte del régimen. Y efectivamente lo es, pero no le importa pues esos ataques pretenden generar una reacción en sus huestes y evitar que se sientan perdidos. La idea es que los suyos sientan que «ahí está el mío, peleando». En fin, una reacción esperada luego que la oposición le zampó más de 2.5 millones de votos en las primarias y le plantó la candidatura de María Corina con una fuerza arrolladora.
Inútilmente insistirá en descalificar a las primarias y a María Corina Machado, sabiendo que ello no tendrá efecto en el mundo opositor. Lo hará siempre pensando en el segmento que aún lo respalda, tratando de frenar la «brincadera de talanquera» que siempre se produce –y ya empezamos a verla aguas abajo– cuando la gente intuye que el cambio es indetenible y hay una candidatura unitaria, con opción real de victoria. ¡Nadie se anota a perdedor!
Pero ahora Maduro ha entrado en otra etapa y lanza una propuesta electoral encapuchada con la retórica nacionalista y utilizando al Esequibo –esta vez no para lograr votos en Caricom– sino para recoger a las ovejas descarriadas, pescar incautos y generar confusión, más de uno pensará que la verdadera motivación de esa iniciativa es la patria y la recuperación de ese territorio, el cual –por cierto– los venezolanos siempre hemos considerado como nuestro. De eso no hay dudas, ni hace falta un referendo para constatarlo.
Hay quienes especulan al afirmar que el chavismo lanza un globo de ensayo para ver si puede conducir al país a un clima de pre guerra que le permita declarar un estado de excepción y por esa vía suspender las elecciones para salvarse de una paliza en el 2024. Quizás in pectore algunos abracen esa fantasía, pero para Maduro esa es una opción que le genera más amenazas que certidumbre. Es muy probable que el tiro le salga por la culata.
Aunque este referéndum sea una vulgar maniobra política con espíritu patriotero, muchos han afirmado la conveniencia de concurrir a las urnas. Respetando a quienes ya decidieron por una opción u otra, queda clara la real motivación del gobierno y antes de decidir si votar o no, lo conveniente es analizar objetivamente la pertinencia, validez y consecuencias de la consulta, algo que dejaremos para la próxima entrega. ¡Dios bendiga a Venezuela!
Richard Casanova es Diputado CLEANZ / vicepresidente de ANR del Colegio de Ingenieros de Venezuela
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