Wilson Center sobre diálogo en México: Petro, Boric y Lula son más convincentes que EEUU
Un documento elaborado por 17 expertos del Wilson Center formula amplias recomendaciones sobre el proceso de diálogo y señala que los mandatarios de Colombia, Chile y Brasil «pueden ser más efectivos que Washington al presentar argumentos a favor de la gobernabilidad democrática» dada su cercanía ideológica con Nicolás Maduro. También plantean que «aunque algunos creen que aliviar el sufrimiento de la población simplemente reduciría la presión sobre el gobierno de Maduro, siempre es importante aliviar el sufrimiento y recordar que la miseria rara vez conduce a la movilización popular»
El Programa Latinoamericano del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson publicó esta semana un informe, elaborado por el experto en procesos de transición hacia la democracia Abraham Lowenthal (University of Southern California), titulado *Venezuela in 2023 and beyond: charting a new course (Venezuela en 2023 y más allá: trazando un nuevo rumbo), en el que se presentan recomendaciones para que el proceso de diálogo en México, que intenta adelantar la Plataforma Unitaria Democrática con el gobierno de Nicolás Maduro, avance de forma exitosa en beneficio de la calidad de vida de los venezolanos y de la consecución de mejoras en materia política y económica.
«Las negociaciones ahora deben comenzar a partir de los principios acordados anunciados en 2021 y reafirmados el 26 de noviembre de 2022», indica el documento.
Dejan claro que si bien ven «potencial para avances en estas negociaciones, especialmente si Estados Unidos continúa brindando incentivos, incluido el alivio de sanciones», ese proceso no eliminará «rápidamente los profundos resentimientos entre los venezolanos» ni producirá «recuperación económica inmediata» ni «gobernabilidad democrática efectiva de un año a otro».
El análisis destaca en sus conclusiones que los presidentes de izquierdas Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) «tienen credibilidad democrática y canales directos con el gobierno de Maduro» y podrían ayudar a los avances porque «sus perspectivas probablemente serían más convincentes que las advertencias de los Estados Unidos u otros países fuera de la región».
«El gobierno de los EE. UU. debe alentar respetuosamente la participación latinoamericana de este tipo, no por decreto o presión, sino reconociendo que estos países pueden ser más efectivos que Washington al presentar argumentos a favor de la gobernabilidad democrática. Podrían convertirse en un nuevo «grupo de amigos» para acompañar las negociaciones».
El documento advierte que los Estados Unidos ha cambiado su esquema de «máxima presión» contra la administración de Maduro porque es contraproducente para el objetivo de las negociaciones, «pero hasta ahora se ha mostrado reticente a explicar en detalle su política hacia Venezuela».
«No es probable ni justificable una escalada renovada de medidas coercitivas severas por parte de Estados Unidos; ese enfoque solo endurecería las hostilidades».
«El gobierno de los EE. UU. también debe brindar asistencia generosa a los países que están absorbiendo refugiados de Venezuela, y debe continuar brindando estatus de protección temporal a los migrantes venezolanos en los Estados Unidos».
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Los expertos también recomiendan a «la oposición democrática no perder de vista la probable utilidad de organizar manifestaciones callejeras ocasionales, no para derrocar al gobierno, sino para aumentar la influencia de la oposición. Combinar presión y concesiones, de diferentes maneras y en diferentes momentos, suele ser una estrategia valiosa para las negociaciones».
Sugieren un «liderazgo político hábil», «paciencia y persistencia estratégicas» y tener presente que así como llegar a la crisis nacional llevó años, revertirla también tomará tiempo. «Los negociadores y sus aliados internacionales no deben esperar resolver todos los problemas del país a la vez». Asimismo, alertan que «los negociadores deben equilibrar la confidencialidad de la negociación con esfuerzos para involucrar a los partidos políticos venezolanos, la sociedad civil y el público en el proceso» de diálogo.
«Las transiciones democráticas y los esfuerzos de consolidación de la paz a menudo prosperan cuando se involucran amplios sectores de la sociedad. Su participación ayuda a garantizar que cualquier acuerdo aborde las necesidades de la población». El grupo de expertos recomienda «no abrir conversaciones confidenciales a la vista del público, sino proporcionar informes periódicos que generen confianza en los negociadores y su trabajo».
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Los mencionados son algunos de los aspectos contenidos en el informe más reciente del Grupo de Trabajo de Venezuela del Centro Wilson, una colección diversa de expertos, incluidos académicos y exaltos funcionarios gubernamentales de varios países. El grupo emitió su primer informe importante en noviembre de 2021, La democratización en Venezuela: nuevos senderos para el cambio político, elaborado por Michael Penfold, profesor de políticas públicas y planificación estratégica (IESA), precisa la introducción del documento reciente.
Además de Lowenthal y Penfold, suscriben el análisis otros 16 estudiosos de los procesos políticos, estratégicos y de negociación, a saber: Cynthia Arnson (Wilson Center), Paul Joseph Angelo, PhD, Javier Corrales (Amherst College), Larry Diamond (Stanford University), Laura Gamboa (University of Utah) Benjamin Gedan (Wilson Center), Sergio Jaramillo (Instituto Europeo de la Paz), Maryhen Jimenez (Oxford University y Wilson Center), Miriam Kornblith (National Endowment for Democracy), Jennifer McCoy (Georgia State University), Keith Mines (United States Institute of Peace), Francisco Monaldi (Rice University), John Polga-Hecimovich (U.S. Naval Academy), Christopher Sabatini (Chatham House), David Smilde (Tulane University) y Harold Trinkunas (Universidad de Stanford).
«Negociaciones duras sobre cuestiones concretas»
En análisis habla de que el oficialismo ganó terreno en Venezuela «debido a los errores de juicio de las facciones maximalistas de la oposición y sus patrocinadores internacionales, particularmente en el gobierno de los Estados Unidos». Ahora, el centro de las negociaciones debería ser «primero en el terreno común enfatizado en el Memorando de Entendimiento de 2021: aliviar la angustia humanitaria, liberar a los presos políticos, proteger los derechos humanos y políticos, comenzar a reconstruir la economía de Venezuela y reconstruir la gobernabilidad democrática efectiva».
La siguiente etapa abarca «las condiciones para las elecciones presidenciales anticipadas de 2024 y las elecciones legislativas y municipales de 2025, y reinstitucionalizando el Estado venezolano al mismo tiempo que se fortalece una red vigorosa de organizaciones de la sociedad civil. En cuanto a las elecciones de 2024 y 2025, el objetivo debe ser asegurar que los partidos de oposición puedan competir libremente».
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El Grupo de Trabajo de Venezuela calibra que «Maduro y al menos algunos de sus colegas entienden que los venezolanos aún están a favor de las elecciones democráticas. Las elecciones libres y justas podrían proporcionar una base más estable y legítima para gobernar que la autocracia y la represión».
«La situación en Venezuela ha cambiado y el contexto internacional también. Estos hechos requieren respuestas estadounidenses nuevas y diferentes. Estados Unidos debe participar activamente en el asesoramiento y apoyo al compromiso y la coexistencia democrática. Debería tratar a la administración de Maduro y la Plataforma Unitaria como los actores políticos más relevantes en Venezuela y ayudar a crear espacio para toda la gama de partidos y organizaciones no violentas, incluidas las asociadas con el chavismo. Tratar a los chavistas democráticos y respetuosos de la ley como participantes legítimos en la vida pública y política venezolana será esencial para cualquier resultado democrático».
Las partes deberán llevar adelante «negociaciones duras sobre cuestiones concretas», «eso requiere coraje, paciencia estratégica. Muchas transiciones negociadas de gobiernos autoritarios y arreglos de conflictos difíciles, en América Latina y en todo el mundo, tardaron años en lograrse. Venezuela no se transformó de la noche a la mañana de una sociedad pacífica, democrática y relativamente próspera (aunque muy desigual y corrupta) a una nación polarizada y violenta con pobreza y hambre generalizadas, infraestructura educativa y de salud pública gravemente debilitada y emigración masiva. Tampoco se debe esperar que se recupere de la noche a la mañana».
En materia electoral, el Wilson Center aboga por poner en práctica las reformas propuestas por la misión de observación electoral de la Unión Europea de 2021.
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«El gobierno de Maduro y la Plataforma Unitaria deberían invitar conjuntamente a Europa a un monitoreo, incluidas visitas periódicas de monitoreo preelectoral, que comience lo antes posible. Debería invitarse a observadores latinoamericanos y canadienses para complementar a los de la Unión Europea. Temas complejos deben ser resueltos en coordinación con el Consejo Nacional Electoral, incluyendo el registro de venezolanos en el país y en el exterior y el establecimiento de instalaciones consulares para facilitar la participación de venezolanos en el exterior, especialmente en los países con mayor número de refugiados venezolanos y migrantes, Colombia, Perú, Chile, España y Estados Unidos. Esto debería ser una prioridad».
El informe, además alerta sobre los detractores de la negociación que «probablemente atacarán el proceso sin presentar ninguna alternativa real, quizás porque no están comprometidos con un acuerdo negociado y prefieren cambios inmediatos, en lugar de graduales, y con frecuencia solo a su favor. No se debe permitir que tales ataques, de uno o ambos lados, descarrilen las negociaciones».
«Quienes participan activa y sinceramente en las negociaciones y desarrollan relaciones de trabajo constructivas con sus contrapartes no deben ser atacados como apaciguadores o traidores, ni como ingenuos. Son en general realistas y patriotas, cada uno haciendo su parte para resolver conflictos profundos, paso a paso, y para promover los intereses de Venezuela y sus ciudadanos».
«Ningún camino está libre de riesgos en circunstancias tan conflictivas. Sin embargo, todos los actores relevantes ahora deben asumir los riesgos de explorar completamente un camino negociado hacia una genuina gobernabilidad democrática, una coexistencia respetuosa y una recuperación económica en Venezuela, después de tantos años de polarización, represión y privaciones»
*Venezuela in 2023 and beyond: charting a new course, traducción propia de TalCual