¿Y Los Intelectuales?, por Fernando Rodríguez
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Salvo algunos cuantos articulistas o entrevistados, y alguna rara obra que alude parcial o totalmente a la tragedia nacional, los intelectuales parecen haber desaparecido del mapa nacional. Ya ni se les nombra ni como “gremio” cuando se hacen esas enumeraciones de los eventuales participantes en algún evento o documentos (trabajadores, políticos, empresarios, profesionales, periodistas…). Y mira que prácticamente la casi totalidad está contra la dictadura, la mayoría in pectore pero es ya un mérito a reconocer.
Es todavía más curioso porque parece un fenómeno específico de nuestro joven siglo ya que eso del “compromiso” era, para afirmarlo casi siempre, para negarlo las almas puras, tópico muy mayor de la vida de pensadores y artistas del siglo XX. Desde que Zola defendió a Dreyfus; y tema dominante sobe todo en Francia en especial cuando era “reine du monde”. Por reflejo nosotros nos bañábamos en ese mismo río, como casi siempre.
Por supuesto hay razones locales muy tangibles para que esto haya sucedido, como la destrucción casi total de las instituciones culturales estatales, que en el inmediato pasado al advenimiento de la era de la demolición de toda la nación (salvo, por ejemplo los mecanismos de corrupción y represión de excelente calidad); prácticamente todo bien cultural salía exageradamente de las entrañas del Estado, generoso y pluralista sin duda.
Se intentó luego una cultura “privada” pero dio para uno cuantos heroicos esfuerzos, muchos ya difuntos, y otros en terapia intensiva. Algo queda, dos o tres librerías con pocos y muy costosos libros y algunas galerías bastante solitarias o el cine cadavérico, por ejemplo. Si no hay real no hay ropa, sabia máxima al parecer china según el folklore local.
Pero hubo muchos que se fueron, desde las primeras etapas de la crisis, la de las colas y la escasez. Unos buscaban calidad de vida, otros miedo al satánico comunismo, otros porque eso de la tierra natal lo acabó la globalización, otros por promoverse en otros mercados, otros por verdaderas necesidades vitales…en fin cada quien sabrá sus razones. Lo cierto es que hay unos muy sufridos -¡querido Ávila!- y otros que la han pasado rico como nunca. Por supuesto no me refiero a los millones que se marcharon por hambre que es radicalmente otro problema, este sí de carne y hueso, de vida o muerte.
Algunos intelectuales se quedaron por que no pudieron o no quisieron irse. Algunos heroicamente. Pero dejémonos de moralismos inútiles, vivimos en el planeta del individualismo y el consumo. Lo demás está fuera de moda, por lo visto.
Lo raro es que los que siguen queriendo que no se muera la agónica UCV. O Les da por inventar editoriales a punta de uñas. O hacen fotografías del desastre para que no se olvide. O comienzan a escribir o pintar nuestra agonía, hasta ahora con muy poca fortuna, cosa natural porque el famoso búho de minerva hegeliano solo se luce cuando cae la noche, en la ocasión después de que Maduro se vaya para siempre.
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Digo los que andan por aquí, y por qué no también los de Miami y Madrid, no hacen manifiestos por la libertad o cosas parecidas, bastante inútiles a decir verdad si uno piensa en las mayorías pero para algo sirven. Vargas llosa a menudo dice cosas, a la diestra, y Chomsky a la siniestra y algún eco despiertan por aquí y por allá. De manera que habría que intentarlo y a lo mejor llegan a algunos oídos locales jóvenes y poco instruidos o a algún colega tramontano.
Al principio lo hicimos y con entusiasmo. Hasta se hizo un recital poético ruso en Chacao. Debe ser que nos cansamos y los resultados no fueron muy llamativos. Pero habría que perseverar aunque sea para robustecer las fibras éticas.
Ya habíamos escrito que todavía más raro es que los pocos intelectuales chavistas, pocos de verdad, tampoco lo hacen: siendo la relación materialista entre teoría y praxis, entre ideología y acción, problema fundamental del pensar revolucionario. Y estos no susurran si quiera, seguramente engordan y llenan sus bolsillos, los nuestros ganan una miseria increíble,
Bueno, digo yo, que podríamos hacer una pequeña estrategia al respecto.
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